Cuando la vida pega un volantazo

Javier Bardem en España, y que yo conocía como persona. .... Javier Cámara, Eduardo Noriega, Leonor Watling, Candela Peña, Cayetana. Guillén Cuervo ...
1MB Größe 6 Downloads 88 vistas
2

|

espectáculos

| Jueves 21 de marzo de 2013

Cuando la vida pega un volantazo

estreno. El director Cesc Gay propone en Una pistola en cada mano una mirada sobre el “estado del hombre español”, con

un reparto de lujo que incluye a dos argentinos emblemáticos para el cine de ese país, Leonardo Sbaraglia y Ricardo Darín Viene de tapa

—¿Cómo fue la experiencia de ver la película completa luego de haber participado en uno de sus episodios? Leonor Watling: –Fuimos de los primeros espectadores, porque no habíamos leído todo el guión. Leonardo tuvo más suerte porque su historia es la primera y no soportó esa sensación que yo tenía, por un lado de fascinación, porque entras en cada historia, pero que como actor te hace pensar: “Y ahora viene la mía y debo estar a la altura de todos estos gigantes”. Leonardo Sbaraglia: –La vi en Barcelona y me entusiasmó mucho, y más aún lo que pasa con la gente. En España tuvo tanta aceptación que se tuvieron que agregar salas. En Pinamar tenía mis dudas de cómo sería la recepción del público argentino, pero después estábamos juntos en un restaurante y la gente se acercaba a saludar fascinada. La importancia de la casualidad Reconocida en el cine español, líder del grupo pop Marlango y esposa del cantante uruguayo Jorge Drexler, Leonor Watling alcanzó repercusión internacional de la mano del cineasta Pedro Almodóvar en Hable con ella, y al año siguiente fue convocada para componer a Cristina en el film de Gay En la ciudad, por la que obtuvo el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos. En tanto, para Sbaraglia, que suma alrededor de quince títulos rodados en España, donde recibió el Goya en 2001 por Intacto, fue la primera oportunidad de trabajar con el director: “Estaba en el banco de suplentes y entré, me metieron”, dice entre risas. Sbaraglia: –La historia me parecía muy atractiva y en la línea de lo que hace Cesc. Aparte, me brindaba la posibilidad de trabajar con Eduard Fernández, que está a la altura de Javier Bardem en España, y que yo conocía como persona. No lo dudé en ningún momento. Watling: –A mí Cesc me mandó mi parte y me contó que iba a ser con Alberto San Juan, que es un actor que me gusta mucho también. En realidad, mi experiencia con Cesc para En la ciudad era de un papel muy pequeño, pero para tres días de

“Estaba en el banco de suplentes y me metieron”, se ríe Sbaraglia sobre su inclusión en el film (aquí junto a Watling y Gay) giovanni sacchetto/pantalla pinamar

rodaje habíamos ensayado un día y medio, y en ese sentido me parece que es un director que trabaja mucho con el actor. —¿Cómo hizo para hilvanar las diferentes historias para que tuvieran el mismo peso dramático? Cesc Gay: –Porque son similares en “minutaje”, es importante eso. También en dimensión, porque de la historia que compone Leonardo no pasamos a otra que sucede a lo largo de una semana con elipsis narrativas. La forma era muy importante en nuestra película, porque habla de un vínculo que el espectador tenía que entender. –La película transmite una crisis de identidad muy masculina y nada femenina. Gay: –Sí, esa la esencia de la película. Hablar de nosotros, los hombres. Ellas son antagonistas en ese sentido y están al servicio de lo que cada episodio requería. Hablando con las chicas les dije: “Nunca os peléeis, es-

tán por encima y vamos a tratarlos como un juego de niños”. Tuvimos pautas para no irnos de clima, pero no hizo falta porque nos contenían, eran generosas, guapas, eran lo peor que nos podía pasar. (Risas) Sbaraglia: –Es como si atacase el rol masculino tradicional, que aprisiona y encarcela, y habla de tipos que están agrietados, que están perdidos. Así entra mi personaje, al que supuestamente le va bien y, sin embargo, está girando en falso y debe tomar una decisión. Y está saliendo de su sesión de terapia y se esconde en un ascensor para que no lo vean llorar. —¿Cómo es componer a un personaje exitoso en el contexto de la crisis española? Sbaraglia: –Eso está muy representado en el personaje de Eduard Fernández, que está sin trabajo, lo echaron y debió volver a vivir con su madre. Una pistola en cada mano no habla de temas sociales, pero que están presentes como parte de

“Ser adulto es, para mí, asumir que es una fiesta, pero no la que te esperabas” (Cesc Gay) “La mujer necesita a alguien que la escuche, pero puede ser otra mujer o un ficus. La felicidad del hombre es menos complicada, al igual que su orgasmo” (Watling)

un principio de realidad que se debe incorporar. Watling: –Estaba escuchando atentamente a Leonardo y no estoy de acuerdo en nada, pero me encanta (risas). Es verdad la lectura del actor, pero como espectador lo veo de otro modo, porque la película esta dibujada como una acuarela. Es un relato muy elástico que permite esos puntos de vista. Gay: –En el personaje de Eduard está y lo veía exagerado cuando lo escribí hace tres años, pero ahora de exagerado no tiene nada. Pero quiero remarcar que hay algo de lo que no se habla mucho de la película y es de la casualidad. — ¿Cómo es eso? Gay: –Es una película que está creada a partir de la casualidad y no tiene ningún sentido desde otro lado. Escribí la historia de Leonardo e intenté generar todo lo que sucede entre ellos dos sin que Eduard lo encontrara, pero era imposible, porque entonces eran hombres que

se defendían. Me di cuenta que sólo podía pasar cuando la casualidad generaba el encuentro. — De acuerdo con una mirada posible de la película, ¿ser adulto es estar solo? Gay: –Venga hombre, no seas así que queremos ir a comer después (risas). Es aprender a mirarse al espejo. Los hombres estamos bien en general solos. Hacerse adulto, para mí, es asumir que es una fiesta pero no exactamente la que te esperabas. Watling: –Creo que la mujer, para empezar, necesita a alguien que le escuche, pero puede ser otra mujer, puede ser un ficus. El hombre necesita menos cosas, es menos complicada su felicidad, al igual que su orgasmo. Gay: –¡Buen titular eh! El titular es de ella. Catalán de pura cepa, Cesc Gay estudió en la Escuela Municipal del Audiovisual de Barcelona y debutó en la dirección junto con el argentino Daniel Gimelberg en Hotel Room. Por Ficción fue galardonado con el premio al mejor film en el Festival de Cine de Mar del Plata en 2007. Sus películas reflexionan sobre la identidad y transcurren en una Barcelona alejada de motivos turísticos. — ¿Como fue la decisión de incluir “lo argentino” en el film? Gay: –Leonardo tiene una historia en el cine español que lo hace uno de los nuestros. En el caso de Ricardo Darín, en cambio, lo escribí pensando en uno de los miles de argentinos que viven en España. Sucede que en España nos sentimos muy próximos a tan importantes actores argentinos, les conocemos muy bien, y mi vínculo con este país es muy fuerte. —Una pistola en cada mano hace referencia a la frontera de la madurez. ¿Puede interesar a un público más joven? Sbaraglia: –En España fueron bastantes jóvenes… (Interrumpe Gay) –Sí puede interesar, más que nada como proyección de lo que crees que puede pasar con tu vida. En el Festival de Roma estuvimos con una corresponsal de la televisión española… (Interrumpe Leonor) –¡Sí! A su hija le había encantado la película y, cuando terminó, le preguntó: “¿Papá es así?”ß

cine

Qué tienen ellos en la cabeza Una pistola en cada mano (españa/2012). ★★★ dirección: cesc gay. guión: Cesc Gay, TomásAragay. fotografía: Andreu Rebés. edición:

Frank Gutiérrez. música: Jordi Prats. elenco: Ricardo Darín, Luis Tosar, Javier Cámara, Eduardo Noriega, Leonor Watling, Candela Peña, Cayetana Guillén Cuervo, Eduard Fernández, Leonardo Sbaraglia, Jordi Mollà, Alberto San Juan, Clara Segura. distribuidora: CDI Films. duración: 94 minutos.

H

ay muchas estrellas del cine español, incluidos Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia, en esta película del catalán Cesc Gay, compuesta por varios segmentos autosuficientes que al final se unen levemente. Se nos presentan situaciones diversas de hombres de cuarenta y pico, algunos un poco arriba (Darín) y otros un poco abajo (Eduardo Noriega): situaciones de ansiedades, frustraciones, separaciones, engaños, reencuentros, nuevas oportunidades. En los segmentos de los actores argentinos (el primero y el tercero) no actúan mujeres, aunque en el de Darín la mujer es el centro de la historia. Pero con o sin mujeres a la vista, si hay una tesis que

se puede extraer de la película es que los hombres de esa edad son entre un poco y muy patéticos. Quizá no sea justo pedirle a Cesc Gay que mantenga la frescura de su primera película en solitario, Krámpack (2000), sobre dos adolescentes en su verano clave. Pero Gay supo hacer películas sobre adultos con mucha mayor enjundia que Una pistola en cada mano, como por ejemplo Ficción, ganadora del Festival de Mar del Plata en 2007. Una pistola en cada mano descansa en una forma que la acerca a una sucesión de escenas teatrales: dos personajes que charlan, se mueven un poco, charlan un poco más, se confiesan cosas. Y esto pasa, en especial, en los segmen-

tos de los actores argentinos. Si el de Darín funciona mucho mejor que el de Sbaraglia es porque los diálogos son más elaborados y tienen un componente de indefinición que va más allá de la confesión emocional básica. En el de Sbaraglia los diálogos son apenas un planteo básico que podría servir para desarrollar personajes, pero se quedan en el bosquejo. Y hay otro problema: Darín hace de argentino y habla como argentino, pero Sbaraglia tiene que forzar su habla como español, y así reduce en mucho la naturalidad que puede lograr como actor y que ha demostrado varias veces (la muy recomendable El campo, estrenada el año pasado, es un ejemplo destacado). La secuencia protagonizada por Sbaraglia y Eduard Fernández es, además, la que por lo antedicho y además por la ambientación y la iluminación suma, al peligro teatral, el televisivo. Y justo está primera y hace que luego cueste un poco ajustarse a la propuesta, pero sin dudas la película mejo-

ra a medida que transcurre: los diálogos se afinan, las actuaciones son más convincentes, las situaciones son menos plañideras y hasta tienen mayor sorpresa y suspenso. El mejor segmento es el doble del final, en el cual dos parejas (cruzadas y por separado) se dirigen a la misma fiesta. Allí los diálogos y las actuaciones dejan de ser el centro absoluto porque el montaje que nos hacer ir de una pareja a la otra agrega dinamismo, tensión: lo que se dice en una situación nos hace ver la otra de manera distinta. Y además, como una de las parejas va en coche, los primeros planos son más frecuentes y nos permiten confirmar que Leonor Watling posee absoluta fotogenia, encanto y presencia. En ese camino que señala el segmento del final, el más cinematográfico, estaba la película más atractiva que podría haber sido Una pistola en cada mano y que Cesc Cay ya ha demostrado saber hacer varias veces en su carrera.ß Javier

Porta Fouz

Luis Tosar y Ricardo Darín

Lo mejor del cine francés

les avant-premières 2013. Los films más recientes de Ozon, Audiard

y Cantet, entre otros, integran el ciclo que hoy se pone en marcha

El fuego de las mujeres, de Laurent Cantet

Les Avants-Premières 2013, que se pone en marcha hoy en el Cinemark Palermo, aparece como una inmejorable posibilidad de compensar la progresiva escasez de estrenos franceses en la cartelera local. Presentada entre nosotros por quinta vez consecutiva, la muestra anual más importante de la producción gala incluye esta vez las producciones más recientes de realizadores muy familiares para el público argentino, como Laurent Cantet (que además llegó al país para acompañar esta presentación), François Ozon y Jacques Audiard, además de un variado panorama de la actualidad de la principal panta-

lla europea a cargo de directores de distintas generaciones y escuelas. En medio de este panorama, es muy probable que entre los cinéfilos la mayor expectativa esté puesta en Vous n’avez enceré rien vu, el trabajo más reciente del venerable Alain Resnais, suerte de gran tributo a los diferentes modos de la actuación. En cuanto a los directores más reconocidos de la actualidad, se aguarda con atención la primera proyección local de El fuego de las mujeres, el nuevo film de Cantet. Hablado en inglés y basado en una novela de Joyce Carol Oates, cuenta la historia de un grupo de mujeres trabajadoras que en la Nueva York

de 1953 deciden armar una sociedad secreta y vivir bajo sus reglas. También llegan precedidas por una muy buena recepción en el Festival de Toronto Dans la maison, de Ozon (cruce entre realidad y ficción a partir de un escenario escolar), y Metal y hueso, de Audiard, durísimo melodrama que permite, una vez más, el lucimiento de la gran Marion Cotillard. Los otros títulos El programa también incluye títulos de realizadores de disímil conocimiento entre nosotros. Desde Tu amor, mi perdición y La vie d’un autre, respectivas óperas primas de

cdi

los actores Sylvie Testud (La vie en Rose) y Louis-Do De Lencquesaing (Un suceso feliz), hasta Algunos días de primavera (Stéphane Brizé); El amor dura tres años (Frédéric Breigbeder); Renoir (Gilles Bourdos); Du vent dans mes mollets (Carine Tardieu); La strategie de la pousette (Clément Michel), y Augustine (Alice Winocur). Junto a ellos aparece a priori como una curiosidad Mariage á Mendoza, de Edouard Deluc, la historia de dos hermanos franceses que viajan a la provincia cuyana para el casamiento de un primo que reside allí y enfrentan desde su llegada a Buenos Aires un cambio absoluto de planes. El programa se completa con la reposición de un clásico indiscutido que a la vez rinde homenaje a su realizador, Henri-Georges Clouzot: Las diabólicas (1954), con Simone Signoret, Véra Clouzot y Paul Meurisse.ß