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Constellations of knowledge – Anthony Sinclair Traducido por Matías Lepori (Diciembre 2012) Cátedra de Teoría y Métodos en Arqueología Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo Universidad Nacional de Tucumán

Constelaciones de conocimiento. La agencia humana y la potencialidad material en la tecnología lítica Anthony Sinclair 2000 Introducción.En los últimos años, el vínculo real y conceptual entre la tecnología y la acción social ha sido coherentemente elaborado. Muchos autores ya han notado que la tecnología no es simplemente un cuerpo de conocimiento explícitamente formulado y objetivamente descrito. Es un conjunto de gestos técnicos y conocimiento que es aprendido y expresado por los individuos en el transcurso de las prácticas sociales. La tecnología es uno de los procesos sociales mediante los que los individuos negocian y definen sus identidades, en términos de género, edad, creencias, clases, etc. Algunas veces estas acciones pueden ser formuladas explícitamente; pero casi siempre suelen ser tácitas. Por lo tanto, en su misma esencia, las acciones técnicas son paralelas a las acciones sociales, y deberían ser comprendidas como si fueran parte de la agencia social. En los siguientes apartados no deseo armar un caso contra la necesidad de enredar los conceptos de práctica técnica y acción social., incluso a pesar de que hay quizás una mayor necesidad de esto en los estudios paleolíticos que en la arqueología de cualquier otro tiempo y lugar. En lugar de esto intentaré mostrar que los estudios técnicos proveen un medio ideal para que los arqueólogos de la prehistoria describan e interpreten los aspectos reales de la agencia humana a través del registro material en sí. Esto evita algunos de los problemas aparentes del individuo “ausente” como el locus de la explicación en la prehistoria; que ha sido realzado por algunos comentaristas, y criticado por otros sobre las bases de que una interpretación centrada en la agencia no requiere la presencia física de los agentes. Una de las razones por la que la tecnología es tan sensible para el estudio de la agencia social del pasado es que el registro material apoya la identificación de la acción. La especificidad de los materiales utilizados y las técnicas empleadas para la creación de herramientas de formas particulares provee un rango de factores que sacan a la luz la agencia de los individuos, exponiendo sus decisiones y reflejos. Quizás en ningún lado esto es tan visible como en los análisis de la tecnología lítica donde las marcas de los individuos, las acciones momentáneas, permanecen visibles para la posterior identificación e interpretación. Otro factor, raramente mencionado, es que el marco de descripción y análisis conceptual, e incluso hasta cierto punto, el vocabulario que los tecnólogos ya han desarrollado, ya sean de la escuela francesa o de la anglosajona, fácilmente se presta a la traducción al lenguaje de la agencia. Incluso si las explicaciones ofrecidas por los tecnólogos prehistóricos han sido usualmente enmarcadas en términos de la conveniencia práctica o adaptativa antes que en la agencia social, las estructuras de conocimiento que ellos utilizan y la relación entre las estrategias técnicas y las acciones que facilitan son asombrosamente similares a la relación entre estructura y acción que es el foco central de las teorías de la agencia. A pesar de que queda claro que la agencia social da lugar a las interpretaciones de la

práctica técnica, también plantearé que los teóricos de la agencia pueden aprender de los estudios de la tecnología y del rendimiento y adquisición de habilidades. En términos simples, el concepto de acción puede ser sencillo de definir, pero no así el de estructura. Los estudios de las habilidades artesanales, su aprendizaje y rendimiento, han comenzado a definir las complejidades de las estructuras de conocimiento que yacen detrás, incluso en las acciones más simples. Ya no se puede dejar a la estructura simplemente como “estructura”. Debe ser definida, y por lo tanto, el darle sentido es más importante que un joker en un juego de cartas teórico. Un repertorio de herramientas y técnicas.Desde los comienzos de la investigación del registro Paleolítico Europeo, el Solutrense ha sido reconocido y clasificado como un fenómeno “cultural” discreto. Como la mayoría de las culturas prehistóricas en el registro arqueológico, el Solutrense fue reconocido y clasificado sobre la base de una serie específica, distinta y recurrente de formas materiales. Estas incluyen una serie de puntas líticas con forma de hojas –puntas de laurel y puntas de sauce- así como formas particulares de puntas de muesca. Dado que existen otros tipos de artefactos de puntas con forma de hoja o puntas de muesca (como por ejemplo las puntas Jermanovizcian o las puntas FontRobert), la definición de los implementos Solutrenses también incluye atributos particulares de contorno o tipo de retoque. Específicamente, las puntas de hoja están retocadas tienen retoque en las superficies dorsales y ventrales de forma tal que los desechos de retoque removidos durante el proceso hacen que la pieza sea más delgada, dejando marcas de negativo en gran parte de las superficies superiores e inferiores, y tienen como resultado una sección lenticular cruzada. Las puntas de muesca, sin embargo, pueden variar en su grado de retoque desde un retoque copioso y abarcativo, como puede registrarse en las puntas de hoja, hasta retoque simple concentrado en los bordes exteriores que determinan la forma plana de estas puntas pero deja la mayor parte de las superficies libres de cualquier marca de retoque secundario. Las dataciones radiocarbónicas de los sitios Solutrenses han mostrado que las herramientas de este periodo fueron producidas durante la Etapa 2 de la curva de oxígeno isotópico, correspondiendo al pico del último glacial máximo. De forma específica, estas fechas indican que estas herramientas fueron manufacturadas aproximadamente entre los 22.000 BP y 16.500 BP en años radiocarbónicos (que pueden corresponder al periodo 24.000-18.000 BP en años calendáricos). Geográficamente, los conjuntos Solutrenses han sido identificados a lo largo de Iberia, todo a lo largo del sur de Francia y hacia el norte del Valle de Loire. Existen, sin embargo, grandes diferencias en la presencia de los tipos de herramientas del clásico Solutrense entre estas regiones. Las puntas de hojas grandes y bifacialmente retocadas que tan a menudo ilustran los estudios del Solutrense están presentes en Francia pero ausentes en España. En Cantabria, España, existen grandes puntas de muesca y puntas bifaciales de base cóncava; en la España Levantina, las puntas de hoja bifaciales son más pequeñas, y existen puntas espigadas con retoque bifacial, usualmente pensadas como similares y por lo tanto relacionadas con la industria Ateriense del norte de África. Estas no son, por supuesto, las únicas formas de herramientas confeccionadas en este tiempo. Los conjuntos líticos Solutrenses incluyen otros tipos de herramientas líticas como variedades de rascadores y buriles, denticulados, pequeñas hojas, etc. Estas formas de herramientas son comunes en los conjuntos líticos del Paleolítico Superior en Europa occidental y el cercano este desde aproximadamente el 40.000 hasta el 11.000 BP. De hecho, estas otras herramientas, mientras que hechas al mismo tiempo (y quizás por las mismas personas) que las piezas retocadas más elaboradas, pueden fácilmente “perderse” en la mayoría de los conjuntos líticos de este periodo: no son distintivamente Solutrenses de la misma forma que lo son las piezas clásicas. Además, el repertorio material de la época no se limitaba a la piedra.

Implementos en hueso, astas y marfil también han sobrevivido, incluyendo puntas (tanto en forma de proyectiles como de punzón), agujas con y sin ojo, propulsores de lanzas, martillos blandos, e incluso instrumentos musicales (flautas). A pesar de su ausencia arqueológica, es impensable sugerir que no hubo una amplia gama de formas de herramientas hechas de madera, fibras vegetales, cuero animal, y otros materiales biodegradables. Los recientes hallazgos de Pavlov I en la República Checa, arrojan cierta luz sobre la gama potencial de herramientas sobre fibras vegetales que pueden haber existido, mientras que jabalinas de madera bien equilibradas fueron halladas en el sitio de Schoningen en Alemania, lo que da fe del habilidoso uso de la madera que se tenía al menos desde el Pleistoceno Medio (aproximadamente 400.000 años atrás). Son, sin embargo, fueron las piezas líticas clásicas las que atrajeron los ojos de los prehistoriadores que pensaban en las tipologías en los primeros momentos, y fueron sobre estas tipologías que se creó el constructo temporal y cultural conocido como Solutrense. Los arqueólogos también han argumentado que era posible ver los desarrollos cronológicos en las piezas Solutrenses clásicas. Esencialmente, las puntas de hoja fueron retocadas más extensivamente de manera progresiva (desde unifacial a bifacial a bifacial más delgada), mientras que las puntas de muesca fueron en sí mismas un desarrollo posterior de la “Solutrización” de los implementos clásicos de su tecnología lítica. Con la ayuda de una base de datos centrada en el sureste de Francia, esta lógica fue aplicada a los implementos Solutrenses descubiertos en la España Vasco-Cantábrica y, posteriormente en la España Levantina, aunque con menos éxito. También existen específicos sub-tipos regionales de puntas de hoja y de muesca que han sido reconocidos dentro del material francés, mientras que siempre han existido groseras diferencias en las herramientas Solutrenses de Francia y España. Sin embargo, es justo decir que estos tipos de herramientas Solutrenses clásicos son idénticos de la misma forma que lo son necesariamente los implementos producidos en masa. Mientras que los atributos reconocidos en estos artefactos son comunes en todas las piezas, existe sin embargo una considerable variabilidad observable en el tamaño y la forma específica de los artefactos individuales así como en el grado y “calidad” del retoque entre artefactos que, tipológicamente hablando, son idénticos. Sería mejor describir la manufactura de cada pieza como una interpretación del tipo de artefacto que incorpora una relación individual particular entre la forma pretendida, el material en crudo empleado, las herramientas disponibles para ser usadas en el proceso de manufactura, y las técnicas de manufactura de esa persona en particular. Se puede decir que estas interpretaciones difieren en una mayor escala tanto regional como temporalmente. Constelaciones de conocimiento.El antropólogo Tim Ingold ha llamado la atención sobre el hecho de que nuestra comprensión común del término “tecnología” se refiere solamente a los implementos en sí y sus modos de uso estandarizados. Se equipara a la tecnología con la máquina. El desarrollo de la producción en masa y la maquinaria ha resultado en una remoción de lo personal por lo que los procedimientos para el uso o manufactura de herramientas se han vuelto estandarizados y objetivos, relacionados con las herramientas y no con los usuarios. El conocimiento operativo de las máquinas ahora es separable de las habilidades individuales de los artesanos. Las máquinas, y ahora las herramientas, vienen con manuales de instrucciones que proveen información objetiva sobre cómo deben ser manipuladas. Ingold ha planteado que la tecnología personifica más apropiadamente la relación entre las herramientas en sí y las técnicas personalmente adquiridas

para su uso. Pero podemos ir aún más lejos. La manufactura o el uso de los artefactos implica no sólo una variedad de técnicas o procesos particulares, y ciertos implementos que deben ser usados en este proceso, sino también elementos en crudo particulares y una idea sobre cómo debe lucir el artefacto una vez “terminado”: su punto final deseado. Juntos, estas partes componentes forman lo que ha sido llamado la constelación de conocimiento, una conjunción de los diferentes elementos implicados en el uso de las herramientas, y en este caso la manufactura del artefacto. Es propiamente una constelación de conocimientos debido a que los materiales utilizados, los implementos y la tecnología que pueden ser empleados, y los resultados finales de uso o manufactura, dependen del conocimiento que un individuo ha adquirido en relación a estos. La constelación de conocimientos es específica de una forma particular de uso de la herramienta. El conocimiento de las técnicas que pueden ser empleadas es apropiado al conocimiento de las propiedades de los materiales en crudo; los implementos utilizados son aquellos que se sabe son efectivos en la aplicación de una técnica particular, etc. Una constelación de conocimientos también es reflexiva: las relaciones específicas entre las partes componentes de la constelación pueden variar a medida que el que usa la herramienta o la manufactura monitorea la forma en que la acción está procediendo bajo la luz de la visualización del punto final del proceso. Este proceso de monitoreo no tiene, primaria o necesariamente, que tener que ver con la eficiencia o efectividad como puede inferirse a partir de algunos estudios de tecnología lítica, pero puede tomar en cuenta consideraciones estéticas, estilísticas, procedimentales y funcionales. A lo largo del tiempo, los episodios comunes de uso de herramientas, o constelaciones de conocimiento comunes, pueden llevar a una situación en la que la aparente reflexividad de la acción puede desaparecer a medida que la composición y coordinación de los componentes se vuelve habitual y rutinaria. En este sentido, el uso y manufactura de las herramientas y las constelaciones de conocimientos se aproximan a lo que los teóricos sociales han llamado agencia, una acción reflexiva y potencialmente variable, pero más usualmente habitual y rutinaria. Por lo tanto, para comprender la manufactura y el uso de la tecnología en el último glacial máximo, necesitamos reconstruir las constelaciones de conocimientos. Y para esto, necesitamos identificar el rango potencial de materiales utilizados, las técnicas y procesos empleados, los implementos usados en la manufactura, y los resultados deseados en el proceso de manufactura. Nuestra comprensión de la manufactura artefactual en este momento está, hasta cierto punto, claramente obstaculizada por la ausencia relativa de materiales orgánicos preservados en el registro arqueológico, mientras que los elementos específicos identificados como materiales, técnicas, resultados e implementos, son limitados por el estado actual de nuestro conocimiento arqueológico. Así, mientras que es posible plantear que muchas de las herramientas líticas habrían estado fijadas con mangos de materiales orgánicos, sus formas exactas y las técnicas específicas empleadas en su manufactura son imposibles de determinar. Los trabajos experimentales sugieren que los materiales orgánicos fueron formados por técnicas de corte, alisado, raspado y modelado, utilizando implementos como cuchillos, raspadores y denticulados. Este tipo de trabajo también revela, por ejemplo, que las astas son más sencillas de trabajar cuando son ablandadas al empaparlas en agua. Igualmente, en esta tabla, nuestro conocimiento arqueológico muestra que los resultados de los procedimientos técnicos se superponen con los implementos usados en esos mismos procedimientos. A pesar de estas limitaciones queda claro que cualquier constelación puede contener un número y diversidad de considerable, cada uno de los cuales puede representar algunos elementos del conocimiento adquirido.

Sin embargo, a partir de estos elementos podemos comenzar a enmarcar los elementos de las constelaciones de conocimientos específicas para la tecnología en el último máximo glacial. La distinción entre las formas de herramientas clásicas del Solutrense y otras formas de herramientas más simple sugiere que debemos comenzar enmarcando dos constelaciones de conocimientos, una para cada grupo. Debido a los problemas mencionados con anterioridad, podemos comenzar a considerar la producción de los componentes líticos de estas formas de herramientas. En los términos más simples, al confeccionar las herramientas los individuos artesanos primero habrán manufacturado bloques apropiados en tamaño, forma y materia prima, y luego retocado estos bloques para darles sus formas finales. Mientras que la variación puede ocurrir en la elección de los bloques, la mayor área de elección estaba en el retoque de los bloques; esto es, en las técnicas empleadas y en el grado del retoque. Desde la perspectiva de las constelaciones de conocimientos empleada, cada técnica de trabajo en la roca habría implicado una constelación separada, a pesar de que se pueden haber conjugado múltiples constelaciones en una misma estrategia de reducción lítica. En la producción de las formas no-bifaciales, los tipos de bloques elegidos incluyen lascas de varias formas y tamaños, y hojas prismáticas de diferentes longitudes, mientras que el retocado fue simple y tanto directo (sobre las superficies ventrales a dorsales) como indirecto (dorsal a ventral). Este retoque se asemeja a las formas más simples de lascado, en donde se presta atención al ángulo de la plataforma y la superficie de lascado, con una repetición del proceso que lleva a una secuencia continua de retoque a lo largo del filo. Se pueden haber usado percutores duros y blandos. El retoque es más complejo en la manufactura de los buriles, en donde la plataforma debe ser creada o encontrada en la pieza, posibilitando el posicionamiento de un golpe de retoque para remover una pequeña astilla, similar a una cerilla de material, dejando un borde comparable al de los cinceles modernos, aunque usualmente más pequeños. La observación de tales herramientas a partir de los conjuntos de Francia (Laugerie-Haute, La Combe Sauniere) y España (La Riera, Las Caldas, Altamira, Ermittia, Aizbitarte, Parpallo, Les Mallaetes) indican que el monitoreo del proceso de retoque funcionaba buscando un resultado en el que potencial filo de trabajo (y sólo el filo de trabajo) estuviera terminado. Se puede haber utilizado un rango de materias primas incluyendo sílex, calcedonias e incluso cuarcitas. En la manufactura de las clásicas herramientas Solutrenses, incluyendo las puntas de hoja bifaciales y las puntas de muesca, las diferencias más visibles están en el grado en el que los núcleos han sido retocados y en las técnicas empleadas en el proceso de retoque. Ya sea que las herramientas tomen la forma de puntas de hoja o puntas de base cóncava, el retoque bifacial remueve el material en “exceso”, adelgazando sucesivamente el núcleo hasta que se vuelve lenticular en su sección media. En muchos ejemplos, el adelgazamiento bifacial deja marcas negativas de retoque que revelan que el tallador fue capaz de remover el material excesivo a lo largo de todas las superficies. Tal tipo de retoque requiere un preciso control del golpe de lascado y una preparación cuidadosa de la plataforma para poder alcanzar el resultado deseado. Este conocimiento sólo llega junto con una considerable práctica. Podemos ver, a partir de ejemplos incompletos (usualmente el resultado de una fractura no intencional), que este retoque fue un proceso largo y estructurado en el que el núcleo fue sucesivamente adelgazado en toda su superficie. Para aquellos que no se encuentran familiarizados con las técnicas para el trabajo de las herramientas líticas, este proceso de adelgazamiento puede ser mejor descrito como el desenvolver las capas sucesivas de un objeto. La preparación para cada golpe de retoque se vuelve cada vez más crítica, con menos lugar para el error y las posibles correcciones, y una mayor

posibilidad de fractura no intencional. Los ejemplos de implementos bifaciales de tipo hoja de los sitios del suroeste de Francia, como Jean-Blacs y Pech-de-le-Boissiere, revelan que el retoque final de los filos de las puntas de hoja fue usualmente logrado no sólo a través de la percusión sino también por medio del lascado por presión. En esta técnica, la precisión a la hora de apuntar el golpe de retoque es cuidada por el emplazamiento directo del lascador por presión sobre la pieza. Sin embargo, igualmente se debe prestar atención a la preparación de la plataforma utilizada y al grado y consistencia de la presión aplicada para remover la lasca de retoque de la superficie. Los ejemplos arqueológicos que podemos observar indicar que en el proceso de monitoreo de esta constelación en particular, se prestaba atención a la consistencia en el espaciado cuidadoso necesario para remover la lasca, resultando en negativos de lascado de tamaño y espaciado regular. La selección de los núcleos apropiados también es más crítica. Algunas de las piezas bifaciales terminadas pueden tener más de 20 cm de largo, requiriendo de la producción de núcleos considerablemente más grandes que los requeridos para otras herramientas. También existen claras evidencias para la selección de las materias primas apropiadas. En el suroeste de Francia, muchas piezas bifaciales retocadas están confeccionadas sobre sílex locales negros o marrones de la era Senoniana, mientras que en la región cantábrica española, son cuarcitas de grano fino y color gris o negras las usualmente utilizadas, como en el sitio de Las Caldas. El razonamiento detrás de la elección de las materias primas probablemente tuvo que ver con las cualidades internas de estos tipos materiales particulares, permitiéndoles resistir repetidos golpes de percusión sin sufrir serios daños. Incluso ha habido discusiones sobre si los talladores Solutrenses fueron capaces de manipular directamente las cualidades de las materias primas en estos momentos por medio del tratamiento con calor. El número de piezas incompletas y rotas en los conjuntos dan fe de la alta incidencia de error necesario para alcanzar el resultado deseado en la manufactura de estas piezas bifaciales, incluso con los materiales adecuados. Es importante notar que las puntas retocadas bifacialmente de Cantabria y otras áreas de Iberia son más pequeñas que sus contemporáneas en Francia. Éstas también toman la forma de puntas de base cóncava. En contraste con las puntas bifaciales, las puntas de muesca tanto de Francia como de la Cantabria de España, muestran una mayor variabilidad en la naturaleza de los núcleos seleccionados, las técnicas de retoque empleadas (lascado por percusión y por presión), y también en el grado de retoque. De acuerdo a algunos análisis, esta variación cae dentro de 3 grupos, revelando una cercana relación entre el tipo de núcleo utilizado y el grado de retoque empleado, al menos en los conjuntos franceses. El primer grupo incluye piezas donde el contorno lateral de la punta es creado por lascado de percusión, directo y/o indirecto, dejando las marcas negativas de lascado originales del núcleo en gran parte visibles; en estos casos los núcleos utilizados fueron predominantemente hojas simétricas delgadas en la sección central. El segundo grupo incluye piezas retocadas de manera unifacial sobre la superficie dorsal con retoques menores en los extremos proximales y distales del lado ventral; y núcleos con lados menos paralelos y mayor curvatura en la sección central. El tercer grupo incluye piezas que fueron completamente retocadas bifacialmente, hechas sobre núcleos todavía más irregulares en las secciones medias tanto planas como curvadas. Resumiendo, mientras más irregular era el núcleo y mayor curvatura presentaba, se empleaba más retoque para poder llegar a los resultados deseados. La prominencia del conocimiento en el repertorio Solutrense.-

Aún queda por explicar el uso preferencial de técnicas particulares para ciertas formas de herramientas. En términos de agencia, ¿cuál habría sido el valor de estas técnicas para la expresión de las identidades personales en el último máximo glacial? Se puede sostener un argumento que sostiene el vínculo entre técnicas particulares para la manufactura de herramientas y la (re)creación de características particularmente valoradas de la identidad individual durante el último máximo glacial. Nos podemos referir a esto como la presencia de vínculos prominentes entre las diferentes constelaciones de conocimiento. La prominencia entre las diferentes acciones ha sido notada previamente en los estudios de tecnología en general, y en las actividades artesanales de los cazadores-recolectores en particular. Graburn ha mostrado como los hombres Inuit, cuando tallan esteatitas, intentan incorporar la audacia, la perseverancia y la exactitud en sus tallados. Ellos expresan la audacia mediante la elección de un diseño complicado; la exactitud en los detalles del diseño que tallan; y la perseverancia a través de las dificultades de la talla de la esteatita en sí. Graburn plantea que estas son las cualidades consideradas más importantes para ser un exitoso cazador Inuit. En el proceso de la talla de la esteatita, por lo tanto, los cazadores Inuit expresan y recrean sus propias identidades personales como cazadores de renombre, y refuerzan esas cualidades como aquellas consideradas de valor para los cazadores. Rosaldo nos provee de un ejemplo similar cuando describe cómo la manera de relatar las hazañas de caza que tienen los Ilongot enfatiza exactamente esas mismas cualidades consideradas importantes para la caza en sí misma. Una historia de caza Ilongot bien contada, al igual que una caza Ilongot exitosa, revela la adaptabilidad y la aguda naturaleza del cazador (o del contador de historias), cuando se enfrenta a situaciones difíciles. En ambos casos se ve una clara correspondencia y prominencia entre las actividades que requieren habilidad de presumiblemente distintos tipos. Cuando se compara a las herramientas líticas clásicas del Solutrense con sus contemporáneas, queda claro que las herramientas Solutrenses no sólo están más retocadas. Son, en conjunto, una creación más compleja, que requiere de un mayor conocimiento de las técnicas de retoque y las cualidades de las materias primas, junto con la habilidad de coordinar una variedad de técnicas y monitorear un número de cambiantes variables, incluyendo el plan de forma, el perfil de la sección, la simetría del contorno, la consistencia, la regularidad del espaciado, etc. Siguiendo los trabajos de Graburn y Rosaldo, y usando el conocimiento derivado de la replicación de las herramientas del Solutrense, podemos sugerir que otras cualidades prominentes incluyeron a la perseverancia, la audacia y la adaptabilidad. La perseverancia puede inferirse a partir del tiempo que lleva confeccionar las puntas de hoja bifaciales: hasta once horas para las puntas de hoja más grandes, tres o cuatro horas para las piezas de alrededor de 20 cm de largo, y hasta treinta minutos para el retoque de las puntas de muesca más elaboradas. Esto en comparación con sólo cinco minutos para hacer las piezas de retoque lateral más simples. La audacia puede ser observada en la manufactura de estas piezas más largas y retocadas que presentan una mayor posibilidad de error accidental. La adaptabilidad aparece al lidiar con los problemas no previstos que pueden resultar de errores en la manufactura. Al elaborar piezas del Solutrense, la perseverancia, audacia y adaptabilidad se presentan inseparables, siempre juntas. Se han planteado argumentos similares para la expresión de la audacia a la hora de pintar las cerámicas griegas de periodos arcáicos. Siguiendo nuevamente a Graburn y Rosaldo, es tentador sugerir que las cualidades expresadas en la manufactura de herramientas Solutrenses son aquellas cualidades que fueron prominentes para la identidad de los cazadores Solutrenses. Quedan pocas dudas de que durante

el último máximo glacial la carne proporcionó la mayor parte de la dieta y se derivaba de la caza de renos y otros grandes herbívoros, tales como caballos, ciervos rojos, y cabras de las montañas. Los renos son más fáciles de cazar cuando están migrando, y esto queda evidenciado por el posicionamiento de los sitios más grandes en los vados de los ríos, y la abrumadora abundancia de renos en ciertas colecciones faunísticas de sitios como Les Combarelles. Este tipo de caza requirió de mucho conocimiento, cuidadoso planeamiento y preparación. Igualmente, el hallazgo de caza de animales que no se presentan en rebaños, como las cabras de montaña, requirió planeamiento, audacia en la persecución de los animales individuales, la adaptabilidad cuando el animal no se comportaba como se esperaba y la perseverancia de volver a intentarlo cuando no se tenía éxito. Se pueden mencionar muchas otras habilidades potencialmente prominentes al igual que estas nombradas. La simple ecuación de habilidades entre la tecnología lítica y la caza no representa todos los contextos de evidencia en un nivel tecnológico y regional. También supone una separación entre la caza y otras actividades no de caza, como parece ser el caso entre la mayoría de las sociedades cazadoras-recolectoras modernas, donde la caza de grandes animales es una actividad restringida a los hombres adultos. Sin embargo, en el suroeste de Francia, las habilidades prominentes implicadas en la producción de herramientas retocadas bifacialmente no sólo alcanzan una relación metafórica con las habilidades prominentes de los cazadores. También existe una relación metonímica directa planteada, a través del mismo uso del retoque bifacial, en la manufactura de herramientas que fueron usadas a lo largo del proceso de adquisición, preparación y distribución de las partes animales, así como otras actividades actualmente indescifrables. Las puntas de muesca y muchos de los implementos bifaciales fueron de hecho proyectiles –ellos revelan los patrones de fractura típicos de las puntas de proyectil usadas experimentalmente- pero se piensa que los implementos bifaciales más grandes y elaborados fueron más posiblemente utilizados como los cuchillos de carnicería. Lo completo de las piezas más grandes y elaboradas, tales como las encontradas en el sitio de Volgu, sugieren que quizás estos implementos nunca fueron diseñados para tener un uso “práctico”. Por lo tanto, al observar los conocimientos y habilidades prominentes también debemos observar más allá de la caza, tomando en cuenta las complejidades de las actividades de descarne (la preparación de diferentes cortes y quizás sus simetrías, de derecha a izquierda), por no mencionar la preparación y consumo de los alimentos. En las sociedades de cazadores-recolectores modernas, las relaciones de deuda (y por lo tanto relaciones sociales) son creadas en el desmembramiento y repartición de los cortes de carne, y la “propiedad” y distribución de la pieza matada es un procedimiento muy importante para la creación de las identidades sociales. En el Solutrense del suroeste de Francia, la acción técnica socialmente significativa se extiende desde la adquisición, siguiendo con la distribución hasta llegar al consumo, como es el caso de muchas sociedades. Trazando un contraste, en la España cantábrica todas las herramientas bifacialmente retocadas son esencialmente implementos de caza. Un enfoque que se concentre en la prominencia de los agentes como cazadores, y el proceso de la producción sobre el consumo, tiene sentido si se toma en cuenta la evidencia efectiva. La agencia y la potencialidad en la tecnología.En numerosos estudios Paleolíticos el énfasis está puesto sobre las limitaciones impuestas sobre la conducta tecnológica por las materias primas –su calidad y disponibilidad. Una ventaja de considerar a la acción técnica como agencia es que a partir del caso anterior podemos ver que las materias primas no simplemente restringen las opciones. Como en el uso de la esteatita por parte

de los escultores Inuit, las materias primas ofrecen oportunidades que pueden ser explotadas para la expresión cuando son consideradas dentro del marco de una constelación de conocimientos. Para utilizar otra terminología, la percepción de las cualidades de las materias primas permite oportunidades para el uso de técnicas particulares, expresiones de habilidades y conocimiento prominente en la creación y mantención de las identidades individuales. El concepto de potencialidad se deriva de los enfoques ecológicos a la percepción. Este enfoque propone que ciertas acciones no se encuentran mediadas por procesos cognitivos de alto nivel, sino que son el resultado de pistas perceptuales directas brindadas por el ambiente. Mientras que esto puede representar ciertas acciones, tales como desplegar las alas para un pájaro que está cazando, la mayoría de los psicólogos cognitivos ahora prefieren un enfoque híbrido que combina tanto los “planes” de alto nivel cognitivo como pistas perceptuales de bajo nivel derivadas de la naturaleza física del ambiente. En el caso de la manufactura de las herramientas Solutrenses, podemos sugerir que dentro del contexto específico de las constelaciones de conocimientos, la presencia de sílex senonianos en Francia o de cuarcitas de grano fino en la España cantábrica ofrecieron pistas perceptuales que posibilitaron la expresión de sus habilidades prominentes. También podemos sugerir que la relación entre la forma de los núcleos y el grado de retoque en la manufactura de las puntas de muesca Solutrenses es también una relación de posibilidad en la producción de las formas de herramientas cuyos requerimientos funcionales de una forma plana en la sección media y el peso eran más exigentes. Las irregularidades de la forma de los núcleos posibilitó de oportunidades a los talladores para expresar su conocimiento prominente a través del empleo de las técnicas de lascado por presión o percusión. Y de vuelta a la agencia.A pesar de la antigüedad y la aparente escasez de evidencia de tiempos Paleolíticos, el estudio de la tecnología lítica se ve enriquecido por una preocupación en la agencia de sus hacedores. Sin embargo, lo que quizás sorprende, es que considerar a la agencia les haya tomado tanto tiempo a los tecnólogos líticos, ya que tanto los materiales para el estudio como los métodos ya desarrollados para describir la manufactura lítica se prestan para los enfoques de agencia. Las acciones, incluso si no pueden discernirse los individuos discretos, son fácilmente identificables a partir de la misma evidencia física. Es más, las acciones habituales aprendidas son un elemento clave en la identificación de la estrategia de manufactura, ya sea ésta la técnica Levallois, la producción de hojas prismáticas, o el lascado por presión. La existencia de estructuras preexistentes, interpretadas a partir de la acción, yace en el centro de los enfoques tradicionales a la tecnología lítica y también de los experimentos modernos de replicación, incluso entre aquellos que ven a la tecnología lítica como esencialmente práctica antes que social. Los tecnólogos más antropológicamente informados, como Leroi-Gourham, siempre han visto a las técnicas como esencialmente sociales en el sentido acuñado por Mauss. De igual importancia, y quizás merecedor de mayores estudios, son las similitudes entre las estructuras de conocimiento y la memoria propuestas por diferentes acercamientos a la comprensión de la acción técnica y aquellos propuestos por los principales teóricos de la agencia, como Giddens. El proceso de aprendizaje y práctica mueve al conocimiento técnico desde un dominio discursivo de vuelta hacia un dominio habitual o práctico, sustentado en sí mismo con base psicológica o de conocimiento técnico. Estas similitudes hacen que el “traslado” de la acción técnica a la agencia casi no tenga

fisuras. Por lo tanto, los tecnólogos no tienen nada que temer de la teoría de la agencia. De hecho, como el caballero burgués en la obra de Moliere que descubre el verdadero significado de la prosa, los tecnólogos pueden descubrir que por más de 40 años ellos han estado hablando de la agencia aún sin saberlo. Sin embargo, hay un sentido en el que los estudios de agencia podrían aprender de los estudios de la conducta habilidosa. Los comentaristas han notado que los enfoques sobre la agencia de Bourdieu, y especialmente la noción de estructuración de Giddens, proveen una mejor comprensión de la acción que otros elementos de la agencia tales como estructura e individualidad. En el trabajo de Giddens, por ejemplo, el término “estructura” debe representar no sólo el mecanismo por el cual se “determinan” las acciones llevadas a cabo por los individuos, sino también gran parte de los niveles más altos de regularidad conductual tal como la “estructura” del sistema capitalista. Es muy difícil imaginar la forma que puede tomar esa estructura. De hecho, Craib ha ido tan lejos como para sugerir que la teoría de la agencia de Giddens es en realidad una teoría de la acción disimulada y no puede representar el sentido amplio de estructura que Giddens sostiene. Sin embargo, el trabajo de los psicólogos cognitivos ha revelado la profundidad de la estructura como conocimiento aprendido puesto en práctica incluso en los ejemplos más simples de la conducta habilidosa. Las secuencias enlazadas de acciones habilidosas, las constelaciones de conocimientos, la prominencia, posibilidad, estructuras jerárquicas de conocimiento, y clasificaciones; todas estas apuntan a las complejidades de la estructura y la especificidad de la forma en que la estructura interactúa con la acción y específicamente con la memoria. Los teóricos de la agencia pueden beneficiarse de la observación de algunas otras habilidades de la vida diaria aparentemente básicas, tales como la acción técnica, cuando comienzan a darle cuerpo a sus concepciones de la estructura y su comprensión de la naturaleza de la individualidad y la identidad personal.