Competencia sin sorpresas

gaviota, de Anton Chejov, que ella mis- ma protagoniza. Con una gran capaci- ... una casa junto a un lago y se consoli- da así como una de las miradas más.
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Espectáculos

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Jueves 15 de febrero de 2007

Competencia sin sorpresas Con poco entusiasmo por los films de la sección oficial siguió ayer la Berlinale Por Diego Batlle Para LA NACION BERLIN.– En medio de una competencia oficial que no ha ofrecido demasiadas sorpresas, el cine alemán encontró ayer un buen representante en Yella, película de Christian Petzold que, de todas maneras, tampoco tuvo una recepción demasiado calurosa. Considerado el patriarca de la denominada Escuela de Berlín, el movimiento cinematográfico más interesante del nuevo cine alemán en la última década, Petzold (46 años) continúa en Yella con la corrosiva mirada sobre los conflictos sociales y el lugar de la mujer que ya había trabajado en Ghosts y en The State I’m In. Con elementos que remiten a El empleo del tiempo, del francés Laurent Cantet, Petzold narra las desventuras de Yella (su actriz-fetiche Nina Hoss), una atractiva mujer divorciada que es hostigada por su ex marido de claro perfil psicopático mientras ingresa en el mundo de las altas finanzas de la mano de un experto en negocios. Sin la solidez

de trabajos anteriores, se trata –de todas formas– de una película dura y cautivante, que describe con precisión las miserias e hipocresías de algunos sectores de la sociedad alemana contemporánea. También de la Escuela de Berlín es Angela Schanelec, que ayer desbordó la capacidad de la enorme sala 8 del complejo CineStar con Afternoon, una transposición contemporánea de La gaviota, de Anton Chejov, que ella misma protagoniza. Con una gran capaci-

dad para la observación y la creación de climas que la vincula con el cine de Lucrecia Martel, la directora de Marsella y Passing Summer se sumerge en las conflictivas relaciones en el seno de una familia de intelectuales en una casa junto a un lago y se consolida así como una de las miradas más interesantes del cine alemán. En la competencia oficial se proyectó también ayer Beaufort, un apenas aceptable film de Joseph Cedar ambientado en una fortaleza ocupa-

Apostillas / El otro recibió comentarios adversos ■ Pálida repercusión. Una mayoría de reseñas negativas recibió ayer la película argentina El otro. Varios diarios alemanes y los tres medios de la industria que publican aquí ediciones diarias (Screen International, Variety y The Hollywood Reporter) le dedicaron comentarios poco entusiastas. En cambio, Elsa Fernández-Santos, enviada del matutino español El País, definió al trabajo de Ariel Rotter como “un film más que interesante sobre un hombre en la cuarentena ante el vértigo de la paternidad. Sólo por las increíbles escenas del actor Julio Chávez junto a su padre enfermo, la película ya merece verse”. Por su parte, La León, largometraje de Santiago Otheguy que se exhibe en la sec-

ción Panorama, obtuvo un elogioso comentario del crítico Didier Peron en el influyente diario francés Libération. * * *

■ Cannes. Con motivo de su 60ª edición, el Festival de Cannes está produciendo en absoluto secreto una serie de 30 cortos de 3 minutos cada uno sobre el cine del mundo. ¿Los directores? Desde Wong Karwai hasta Théo Angelopoulos, pasando por Ken Loach, Abbas Kiarostami, Manoel de Oliveira, Hou Hsiao-hsien y Tsai Ming-liang. De aquí al 16 de mayo se sumarían también los hermanos Dardenne, Nanni Moretti, Quentin Tarantino, David Lynch, Emir Kusturica y los hermanos Coen, entre otros.

Un asesino con mucho olfato y poca puntería

Extranjera (versión libre de Ifigenia en Aulide, de Eurípides) se convirtió ayer en la tercera y última película argentina en exhibirse en el festival. Este tercer largometraje de Inés de Oliveira Cézar, financiado en coproducción con Polonia y Grecia, se proyectó ayer por primera vez dentro del Forum, el apartado más experimental de la Berlinale, en el que la directo-

ra presentó hace dos años con gran éxito Como pasan las horas. Proyectada en formato HD, con otro notable trabajo del fotógrafo Gerardo Silvatici, Extranjera traslada la clásica tragedia griega sobre un padre que decide sacrificar a su hija para que los dioses pongan fin a una insoportable sequía en las sierras cordobesas cercanas a Mina Clavero. Carlos Portaluppi, Agustina Muñoz, Eva Bianco y Aymara Rovera encabezan el elenco de un film tan exquisito como exigente, construido

con muy pocos diálogos y basado en el poder sugestivo de sus imágenes. “Llegamos muy justos con la copia y el trabajo de sonido –confesó la directora a LA NACION– porque nos sorprendió la convocatoria de Berlín y nos obligó a apurar mucho los tiempos, ya que terminamos de filmar el 24 de octubre.” Tras su paso por la Berlinale, Oliveira Cézar viajará a Grecia para hacer allí la ampliación a 35 milímetros con vistas a su presentación en el Festival de Buenos Aires.

Regular

✩✩ Ardiente seducción (Lie With Me, Canadá/ 2005, color; hablada en inglés). Dirección: Clément Virgo. Con Lauren Lee Smith, Eric Balfour, Polly Shannon. Guión: Tamara Berger y Clément Virgo, sobre la novela de Berger. Fotografía: Barry Stone. Música: Byron Wong. Edición: Susan Maggi. Presentada por Eurocine. 93 minutos. Sólo apta para mayores de 18 años.

✩✩

Perfume narra la historia de cómo Jean Baptiste Grenouille (el intenso Ben Whishaw) encuentra un siniestro propósito que trasciende su miserable existencia –signada por el abandono, la pobreza y, sobre todo, por un extraordinario sentido del olfato– en el competitivo mundo de los perfumistas parisinos del siglo XVIII. Es que, a cambio de un buen número de novedosas fragancias surgidas de su prominente nariz, su desgraciado mentor, Baldini (Dustin Hoffman, cuya afectuosa caricatura, completa con peluca empolvada e insultos bilingües, provee la única cuota de frescura en esta rancia “fábula”) le develará cómo preservar la esencia –en ambos sentidos del término– de una persona, paso necesario para así lograr la máxima ambición de Grenouille: “componer” el perfume perfecto, uno cuyas notas dominen los sentidos hasta nublar la mente y subyugar la voluntad. Los ingredientes necesarios para lo-

Tragedia griega en Córdoba

Escena de Extranjera, el film de Inés Oliveira Cézar

El último tango en Toronto

Regular Perfume: historia de un asesino (Perfume: The Story of a Murderer, AlemaniaFrancia-España/2006). Dirección: Tom Tykwer. Guión: Andrew Birkin, Bernd Eichinger y Tom Tykwer, sobre la novela de Patrick Süskind. Director de fotografía: Frank Griebe. Montaje: Alexander Berner. Diseño de producción: Uli Hanisch. Vestuario: Pierre-Yves Gayraud. Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek y Tom Tykwer. Con Ben Whishaw, Dustin Hoffman, Alan Rickman y Rachel HurdWood. Presentada por Distribution Company. Duración: 147 minutos. Apta para mayores de 16 años.

da por el ejército israelí entre 1982 y 2000 durante el conflicto con el Líbano. Poco antes de ceder el control del estratégico enclave, un batallón de soldados es prácticamente abandonado a su suerte. Entre los conscriptos y sus superiores se ahondan cada vez más las diferencias, mientras varios de ellos pierden sus vidas en medio de intensos bombardeos. Fuera de concurso, finalmente, se vio 300, superproducción hollywoodense dirigida por Zack Snyder (El amanecer de los muertos) y, al igual que La ciudad del pecado, basada en un cómic del popular Frank Miller. Aunque aquí varios creyeron ver en el film –dominado por apelaciones sentenciosas y exaltaciones patrioteras– una justificación de la política bélica de la administración Bush, se trata de un espectacular despliegue de efectos visuales que permite narrar la multitudinaria y sangrienta batalla entre los aquí heroicos espartanos y los malvados persas.

DISTRIBUTION COMPANY

Ben Whishaw interpreta a Grenouille, el criminal

grar tal poción, por supuesto, son tan escasos como para llevar al reconcentrado criminal al homicidio serial en su persecución de la pureza virginal, ingrediente central de su creación. Perfume intenta retratar, con toda la pompa y circunstancia que permiten sus 50 millones de euros de presupuesto, tanto el raid delictivo de su protagonista como su particular “visión” del mundo, aquella que le sirve como motor y justificación, pero se queda, literalmente, en la bella cáscara que crean los vistosos ropajes, las suntuosas escenografías y las intoxicantes imágenes provenzales de Frank Griebe, que logran recrear tanto la podredumbre y la pestilencia de los habitantes de las callejuelas parisinas como el minucioso proceso de confección de los tan delicados como persistentes afeites diseñados para preservar de ellas a los más prominentes integrantes de la sociedad de la época. Sin embargo, el expresivo uso del color, las texturas y el montaje del film de Tom Tykwer –tan lejos del encantador desparpajo de Corre, Lola, corre como de la ambigua poesía de El guerrero y la princesa y la experimentación formal de En el cielo– no logran ocultar las serias fallas de construcción de esta adaptación de la exitosa novela de

Patrick Süskind, a la que el film es fiel al punto de la parálisis. Es que, si bien la exigua figura de Grenouille domina Perfume como cualquier asesino serial acapara para sí el relato entre horrorizado y seducido de sus amorales tropelías, poco o nada de él se revela a lo largo del film (más allá de una veintena de planos detalle de su nariz), que prefiere descansar todo rastro de interioridad de su protagonista o atisbo de ironía del original en una narración en off que –aunque eficaz en los instantes iniciales–, poco puede hacer para acortar la gélida distancia que mantiene la obra con el espectador o para sostener el rutinario suspenso involucrado en la macabra preparación de la receta del asesino a lo largo de su ya de por sí desmedido metraje. El resultado es un gran espacio vacío en el centro del film que no llenan ni la magnética presencia de Alan Rickman (aquí como padre de una de las posibles víctimas) ni el impacto del clímax de la historia, tan literal y ridículo como para lograr lo improbable: que el público se conmisere por un instante con el destino de pretenciosa lección admonitoria al que Perfume somete a su indiferente héroe y villano.

Dolores Graña

Ya se sabe que hacen falta dos para bailar el tango, incluido aquel último y controvertido al que Marlon Brando se atrevió hace más de treinta años en París. Leila y Dave, los protagonistas de Ardiente seducción también lo bailan, aunque en Toronto, con otra melodía y otras coreografías: en el film de Bertolucci era un hombre desesperado el que marcaba los desplazamientos de la pareja; en esta novedad canadiense la danza progresa según los deseos de una mujer apasionada e insatisfecha. El film de Bertolucci generó escándalos y fue objeto de denuncias y procesos. El de Clément Virgo, probablemente, no logrará hacer tanto ruido. Primero porque sus valores artísticos no ameritan la polémica; segundo, porque muchas cosas han cambiado en treinta años: en un tiempo en que hay pornografía al alcance de todos (vía cable, video y alguna que otra sala XXX), todo el escándalo reside en el grado de explicitud que puedan contener las imágenes de un film que se exhibe en el circuito comercial. Aquí hay bastante, sin llegar al porno hard. Desde las primeras escenas se sabe que el problema de Leila es que a pesar de la dedicación con que practica el sexo anónimo en busca de satisfacción, siempre

EUROCINE

Eric Balfour y Lauren Lee Smith: deseo a primera vista

le queda el amargo sabor del vacío. De ahí que entre uno y otro encuentro con desconocidos deba volver a casa donde tiene una colección de videos porno y busque el placer a solas. Ha aprendido a hacer el amor, pero no a amar, explica en off durante una de las muchas caminatas que hace aprovechando que todavía no ha terminado el verano, aunque en realidad a ella también le gusta la oscuridad y por eso recorre clubes y pubs. En el baño de una discoteca, Leila se cruza con David, y aunque casi no se dirigen la palabra, se comprende, por la manera en que se miran mutuamente, que la relación no terminará ahí. A continuación, Clément Virgo describe en imágenes pulcramente publicitarias y con bastante lujo de detalles la manera en que el vínculo erótico va estrechándose entre los dos. Hasta que el sentimiento se interpone en una relación que era, o debía ser, puramente carnal. Se ve venir que habrá complicacio-

nes, pero también se ve la intención del director de explicar el comportamiento de su heroína y de concederle al fin alguna salida. Convencional, claro. Lo poco que el film cuenta –más allá de las repetidas escenas eróticas que la muy sexy Lauren Lee Smith y el atlético Eric Balfour asumen con visible convicción– parece colocado para dar un respiro a la pareja protagónica y no agrega demasiado, salvo que la enfermedad del padre de él quiera recordarnos la fugacidad de la belleza, y el divorcio de los padres de ella lo efímero del amor. Si el propósito era explorar la sexualidad adulta, hacía falta bastante más rigor y coraje intelectual que los que muestran el director y su guionista. Hay, sí, cierto cuidado formal y buena química entre los protagonistas, de quienes vale destacar su impecable estado físico y su desparpajo.

Fernando López