Comenzamos a Predicar con Marcos

que desconocían Palestina. Se preocupa muy poco de enmarcar la vida de Jesús con los textos del Antiguo. Testamento, incluso se permite juntar en una.
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Comenzamos a Predicar con Marcos ¿Qué es un evangelio?

Antes de comenzar a leer juntos el Evangelio de Marcos, parece importante revisar lo que es y no es un evangelio, junto con algunas pistas para su lectura. Esto nos permitirá comprender mejor lo que el autor quiso comunicarnos, y más allá de ello, lo que Dios quiere decirnos a través de estos textos.

La Buena Noticia Evangelio viene del griego Euangelia (Euaggelia) y significa “buena nueva” (eu=bueno; angelia=noticia, mensaje, novedad). La buena noticia es el mensaje de Jesús, su persona, su vida, muerte y resurrección. Por ello sólo hay un Evangelio, un mensaje.

Por analogía, se llamaron también evangelios a los libros que relatan esta buena nueva, de los cuales aceptamos como inspirados y canónicos sólo cuatro, el de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. De ahí que en la liturgia se inicie la lectura diciendo “evangelio según...” y no “evangelio de...”, porque el Evangelio es uno sólo, contado por cada uno de los evangelistas.

Luego de la muerte de Jesús, y ante la experiencia maravillosa de la resurrección, los discípulos se lanzan a predicar el mensaje de Jesús por todas partes, reuniendo en torno a ellos a nuevos seguidores y fundando las primeras comunidades

La resurrección aporta una luz nueva al mensaje de Jesús y desde ella es releída toda su historia. Jesús no es predicado sólo como un maestro de la Galilea, sino como el Señor, el Mesías, el Salvador, muerto y resucitado. La predicación es oral y los discípulos de Jesús se propagan para anunciar su mensaje

Cada comunidad va guardando en su memoria lo que ellos cuentan y lo repiten en las asambleas. Los Doce y la comunidad de Jerusalén tiene un papel principal y visitan las comunidades para instruirlas y llevar noticias

Con la conversión de Pablo el mensaje sale definitivamente de los límites del judaísmo y comienza a propagarse por regiones paganas. Los viajes de una comunidad a otra van provocando que las tradiciones se entremezclen y se cuenten nuevas historias, palabras y relatos sobre Jesús

Algunas comunidades comienzan a poner por escrito los testimonios y tradiciones que poseen y copian las de otras comunidades. A ello se suman las cartas que se envían entre ellas, principalmente de parte de los responsables de cada comunidad. Así se van formando las primeras colecciones de dichos de Jesús, de milagros, de relatos más largos (como el de la pasión), hasta que algunos deciden comenzar a ordenar todo el material y darle estructura, naciendo los evangelios.

Qué son y qué no son los evangelios Los evangelios no son biografías de Jesús, en el sentido moderno del término. Tampoco son vidas semejantes a las de la época, donde tienen una gran importancia la descripción física e intelectual del personaje, o el relato de la infancia o juventud, elementos que están ausentes en los evangelios.

Son el testimonio de fe en Jesús, libros que recogen la forma cómo la comunidad vivía el mensaje del Maestro y cómo era visto El por sus discípulos. Los evangelios suponen la fe y la adhesión a Jesús y contienen lo que un discípulo debería saber o vivir para ser un fiel seguidor de Jesús.

Por ello, el punto de partida de la narración no es el nacimiento, sino su resurrección, y a partir de ella, se releen los hechos y palabras del Maestro. Son, ante todo, anuncio de Jesús como Mesías, muerto y resucitado, y de su mensaje para hoy

Escritos de la Comunidad y para la Comunidad No se trata de textos de propaganda, hechos para difundir el mensaje de Jesús más allá de la Comunidad. Son textos escritos a la luz de las tradiciones sobre Jesús que circulaban en las comunidades y para ser usados por esas mismas comunidades en la liturgia, la catequesis o de apoyo a la predicación.

Por ello no son sólo recuerdo de lo que Jesús hizo y dijo, sino respuesta, a partir de la vida de Jesús, a los problemas y preguntas de la comunidad hoy. sino qué dice o hace Jesús en medio de la comunidad frente a los problemas que ella vive, los conflictos que enfrenta, etc.

El objetivo primero no es saber qué dijo o hizo Jesús

Basados en testimonios directos Si no podemos afirmar que los evangelios son historia, en el sentido más técnico de la palabra, tampoco podemos afirmar que son fantasía. Su base es el testimonio de los apóstoles y los seguidores de primera hora, tal como afirma Lucas en su prólogo. Son ellos los que predican a Jesús y es su predicación la que va quedando escrita en los evangelios.

I II III IV Aconteci Comunida Redactor Nosotros miento des es Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros,

Siguiendo lo Por eso yo Para ti, que nos han también, excelentísim transmitido después de o Teófilo, los que investigarlo para que fueron todo compruebes testigos cuidadosam la solidez de oculares ente desde las desde el los orígenes, enseñanzas principio y he resuelto que has luego se escribirlos recibido. hicieron por su (Lc 1,1-4) predicadores orden, del mensaje.

Podemos decir que son más bien historia releída, interpretada y vivida en el hoy de cada comunidad, pero siempre verídica y fiel. A la honestidad intelectual que se espera de los autores hay que sumar, en el caso de los evangelios, el valor de la fe.

Ellos escriben sobre lo que creen, sobre verdades que marcan su vida y sobre un camino con el que se han comprometido, y aunque esto condiciona su forma de leer el pasado, también asegura que no escribirían nada que no fuese cierto, nada en lo que no creyeran profundamente.

Según la personalidad de cada autor Los autores entregan una visión de Jesús y su mensaje, marcado por sus preocupaciones y las de su comunidad. Escriben según su capacidad y pensando en aquello que es necesario para iluminar el camino de los creyentes. Por ello seleccionan el material para ir descubriendo nuevos elementos que iluminen el camino de las comunidades.

Es un dato importante para comprender bien las diferencias y el enfoque de cada evangelista.

Inspirados por el Espíritu Santo Es un dato que no hay que olvidar. Creemos que el Espíritu Santo inspiró a Jesús en su predicación y su vida. Luego de El, inspiró a los apóstoles y discípulos en la predicación y en la formación de las comunidades. Por ello, al ser los evangelios testimonio de esa predicación y de esas comunidades, afirmamos que también son inspirados por Dios y testimonio seguro sobre la doctrina y vida de Jesús

Los textos son inspirados porque inspirada es la comunidad de los discípulos que siguen a Jesús y que dio origen a los textos. Por ello, la actualización del mensaje no es distorsión o deformación, sino el paso lógico de una comunidad que cree que el mensaje y presencia de Jesús sigue vivo y tiene algo que decir en el hoy de nuestra vida

Escritos también para nosotros Los evangelios son el testimonio del ejercicio que hace la comunidad cristiana a lo largo de los siglos:

releer la experiencia de Jesús, para interpretar el presente y proyectar el futuro

Por ello son también para nosotros que seguimos haciendo el mismo camino, pues se trata en el fondo de vivir también hoy la Buena Nueva anunciada por Jesús y vivida y proclamada por la comunidad hasta hoy y en los siglos futuros

Comenzamos a Predicar con Marcos ¿Por qué hay cuatro evangelios?

Estas cuatro historias que nos transmiten la vida de Jesús como una Buena Noticia, se diferencian en una primera vista en dos grupos. Uno se llama evangelios sinópticos, y en el otro, el evangelio de Juan.

Se llama evangelios sinópticos a los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, debido a que se parecen mucho entre sí, al punto de poder escribirse en columnas paralelas y verlos “de una sola mirada” (sinopsis).

Si bien cuentan muchas veces los mismos hechos o palabras, no los cuentan en la misma forma o el mismo orden, variando a veces en detalles importantes.

A este problema se le ha llamado “la cuestión sinóptica”, la que intentan explicar los parecidos y diferencias entre los tres primeros evangelios y su dependencia mutua.

El problema podemos resumirlo de la siguiente manera: • Hay material que está en los tres evangelios (Mt – Mc – Lc). • Hay material que está en Mateo y Lucas, pero que no está en Marcos (Mt –Lc) • Hay material que sólo está en uno de los evangelios (Mc) (Mt) (Lc).

Para resolverlo, se han propuesto dos explicaciones, la primera por parte de san Agustín y la segunda llamada “de las dos fuentes”, elaborada a fines del siglo XIX.

La hipótesis de San Agustín Explicaba la cuestión sinóptica suponiendo que el evangelio de Mateo debía ser el primero, por ser el único de los tres que se atribuía a un apóstol y ser tan extenso como Lucas y mucho más largo que Marcos, por lo tanto, Marcos sería un resumen de Mateo, y Lucas habría juntado los dos para su evangelio.

El cuadro sería entonces el siguiente La hipótesis de San Agustín demostró estar errada

Primero, porque si bien Marcos es más breve que Mateo, cuando ambos cuentan el mismo hecho Marcos es más largo, por lo que es más probable que Mateo haya resumido a Marcos para poder agregar material

Por otro lado, si Marcos es un resumen de Mateo, no se entiende cómo pudo dejar fuera textos tan importantes como el Padre Nuestro o las Bienaventuranzas. Por ello, los modernos estudios bíblicos descartan esta posibilidad

La Hipótesis de las dos fuentes Actualmente, la mayoría de los estudiosos se inclinan por la llamada hipótesis de las dos fuentes, la que supone que Marcos sería el primero de los tres evangelios, del cual habrían copiado el material común Mateo y Lucas.

Ahora, hay material común a Mateo y Lucas que no está en Marcos y eso puede explicarse con dos posibilidades: o uno le copió al otro, o ambos le copiaron a un tercero, desconocido para Marcos

Resulta improbable que Mateo y Lucas se hayan copiado entre sí, ya que si se conocieron no se entiende cómo pudieron elaborar dos relatos del nacimiento e infancia de Jesús tan diferentes, o cómo pudo excluir cada uno textos hermosos que sólo se encuentran en el otro. Queda sólo la posibilidad de un tercero, al que ambos hayan copiado el material que tienen en común. Esta fuente es llamada la fuente Q (del alemán Quelle, fuente) y constaría principalmente de dichos de Jesús. La semejanza casi literal en algunos casos hace pensar que no se trataría de una tradición oral, sino de un texto escrito en griego, por eso hoy se le suele llamar “Documento Q”.

Sólo resta explicar el material propio de Mateo y Lucas, lo que simplemente puede provenir de fuentes que sólo conocieron cada uno.

Predicar con Marcos Marcos y su comunidad

Para comprender mejor el evangelio de Marcos, vamos a retomar lo que hemos dicho de su autor y su comunidad para la que escribe. Estos elementos nos permitirán reconocer la visión de Jesús que Marcos nos ofrece y las inquietudes y preocupaciones de su comunidad, lo que nos ayudará a revisar nuestra propia visión de Jesús y a responder a nuestras preguntas y preocupaciones hoy.

El autor La tradición de la Iglesia, desde el siglo II a la fecha, atribuye el segundo evangelio a San Marcos. Los documentos del siglo II que lo señalan como autor se hacen eco de una tradición anterior, por lo que su identificación parece segura. Pero más allá del nombre,

¿Qué sabemos de este Marcos?

Papías, Obispo de Hierápolis, a principios del siglo II (110d.c.) señala que… “Marcos, habiendo pasado a ser intérprete de Pedro, escribió exactamente lo que recordaba, sin embargo no lo registró en el orden que había sido hecho por Cristo. Porque él ni oyó ni siguió al Señor, pero después, como ya he dicho, siguió a Pedro, el que adaptó sus instrucciones según las necesidades de sus oyentes, de manera que no hizo un relato ordenado de las palabras del Señor. Así que Marcos no hizo distinción cuando escribió algunas cosas, tal como las recordaba, porque lo que le interesaba era no omitir nada de lo que había oído y en no escribir ninguna cosa que fuese falsa”

¿Quién es este Marcos? Los Hechos de los Apóstoles nombra varias veces a un “Juan Marcos”. Dos veces lo nombra en relación a Pedro (Hch 12,12) y luego en viaje junto a Bernabé y Pablo (Hch 12,25; 13,5; 14,3739). Agreguemos a ello que Pedro lo llama “Marcos, mi hijo” (1Pe 5,13). Podemos señalar con seguridad que existió un personaje llamado Marcos asociado a Pedro y Pablo, misionero de la primera generación cristiana

Los datos nos permiten identificar a Marcos con cierta seguridad y respaldar su testimonio sobre Jesús con su cercanía a Pedro y Pablo, además del reconocimiento de la tradición de su calidad de autor. Pero Marcos no escribe su evangelio por aburrimiento, sino por necesidad.

Los evangelios pretenden iluminar el camino de las comunidades concretas y responder a sus interrogantes.

Por ello, nos detendremos un momento considerar el tiempo y lugar de la redacción del evangelio

Fecha y lugar La fijación de fecha y lugar para el evangelio de Marcos es materia aún discutida. Los estudiosos fijan su redacción definitiva después de la persecución de Nerón (64 d.C.) y antes de la destrucción del Templo (70 d.c.). Podemos señalar como fecha convencional el año 68 d. C.

La comunidad de Marcos Hemos dicho que la comunidad se ubicaría en Roma, alrededor del año 68 d.C. Nos surge entonces la pregunta: ¿Qué características tenía la comunidad de Marcos en Roma? ¿Cuáles eran sus inquietudes y sus problemas? ¿Qué imagen de Jesús nos transmite esta comunidad? Recordemos lo que vinimos planteando…

La comunidad de Marcos parece formada por cristianos de origen pagano y que desconocían Palestina. Se preocupa muy poco de enmarcar la vida de Jesús con los textos del Antiguo Testamento, incluso se permite juntar en una profecía dos textos diferentes y atribuirlos ambos a Isaías

Siente la necesidad de explicar las costumbres judías (7,3-4; 14,12; 15,42), de traducir las palabras arameas (3,17; 5,41; 7,11.34; 10,46; 11,36; 15,22.34), de dar algunas explicaciones de la geografía del lugar (1,5.9; 11,1) y marcar el sentido que el evangelio tiene para los paganos (7,27; 10,12; 11,17; 13, 10).

Las inquietudes y preocupaciones de la comunidad de Roma las encontramos principalmente en la Carta de Pablo a los Romanos, escrita alrededor del 60 d.C.

Los judíos habían sido expulsados de Roma por el emperador Claudio en el año 49 d.c. y repatriados en el 54. La carta pretende explicar las relaciones entre judíos y gentiles, considerando que ambos forman parte del Pueblo de Dios.

Esto hace pensar que la comunidad de Roma, pagana en su mayoría, tuvo dificultades para acoger a los judíos que volvían a la ciudad y se reintegraban a la comunidad. El problema de la Ley y su cumplimiento cruza toda la carta, por lo que podemos suponer que era uno de los problemas más agudos.

¿Los cristianos paganos están obligados a cumplir la Ley de Moisés tal como los judíos? ¿Qué valor tiene la antigua alianza? (Rm 2,17ss).

Pablo llamará a los cristianos de Roma al amor mutuo y la mutua tolerancia (Rm 12,1ss) ya que la salvación de Cristo es universal (Rm 10,1ss).

Otro problema que parece marcar la vida de la comunidad es la actitud ante las autoridades. Por el tono y la fuerza con que Pablo insiste en la obediencia a ellas, podemos suponer que en la comunidad había opiniones que llamaban a la desobediencia y al descompromiso con la vida civil, provocadas por el contacto cercano con el centro de poder del Imperio y sus excesos e injusticias, lo que provocaba desconfianza hacia las autoridades y una justa indignación.

Podemos sintetizar los elementos de la comunidad de Marcos en los siguientes puntos: Comunidad abierta al mundo Constituida mayoritariamente por paganos, incluyendo también judíos. Tiene mucho contacto y relaciones con otras comunidades.

Comunidad en crisis

La situación de Roma y Palestina era tensa. En Palestina habían comenzado las revueltas que terminarían con la destrucción del Templo y la Ciudad Santa en el año 70, y en Roma ya se había producido la primera persecución (64), en el reinado de Nerón. Todo ello hacía crisis en la comunidad, planteaba nuevas preguntas y dificultades que era necesario enfrentar e iluminar a partir de la experiencia de Jesús. Para eso escribe Marcos su evangelio.

Comunidad organizada Los textos revisados nos ayudan a comprender que la comunidad de Roma poseía una organización clara, con hombres y mujeres guiando comunidades, reuniéndose en casas, celebrando la eucaristía y recordando las palabras de Jesús.

Comunidad en busca de identidad Todos los elementos señalados provocaban una crisis de identidad. ¿Cómo ser cristianos en un mundo cambiante, en el centro de tantas culturas, situaciones y maneras de pensar? ¿ Qué actitud tomar frente al imperio y sus desvíos? ¿Cómo descubrir el rostro de Jesús en medio de todo esto y seguirlo con fidelidad?

Es para esta comunidad y para responder a sus problemas concretos, desde la práctica de Jesús, que Marcos escribe su evangelio.