chinchillas... vivas

tenía esta rata peluda en casa. Con Ramona Paula no hubo mucha onda al principio..., me daba miedo agarrarla. Hasta que Ka- rin me dijo que no mordía.
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Sábado 19 de marzo de 2011

AMOR MATA TAPADO

TESTIMONIOS DE ADOPTANTES FELICES

La moda de las

GORDITA

chinchillas... vivas Chinchilla resignada… amanece tapado. Chinchilla al borde de un ataque de nervios se puede convertir en mascota. Algunos roedores de pelaje VIP están tan alterados por vivir hacinados en criaderos que se arrancan mechones con sus manitos humanoides y quedan como apolillados…, como si supieran que su vida pende de un pelo, el más suave del reino animal. Así, desmechados, se convierten en descarte para los peleteros y son eliminados o vendidos por kilo. Un horror. Unas pocas logran una transformación milagrosa, para la que cuentan con la ayuda de Karin Treutel. Esta modelo, también modelo de estudiante de Veterinaria, a punto de recibirse y con 25 años, las compra por 35 pesos y las entrega en adopción. Cobra eso para reinvertirlo en más salvoconductos. Ya rescató más de 40. Una vez en un hogar, las chinchillas desequilibradas no necesitan de psicofármacos para librarse de sus ataques de estrés. “Sólo cariño, pasas de uva –no muchas, para que no se vuelvan diabéticas– o semillas de girasol –con moderación, para evitar problemas hepáticos–, y se hacen cada día más sociables”, explica. Terminan a los besos, jugueteando como perros falderos. Las desmelenadas recuperan el pelo y las mañas. Duermen todo el día y pasan las noches de juerga. Por eso no conviven bien con cobayos o conejos, que llevan una vida más ordenada, trabajan de día y duermen de noche. “Son ideales para departamentos, y para gente que vuelve al hogar a la tardecita, cuando ellas apenas amanecen”, afirma Treutel. A las chinchillas les gusta el frío, por eso se las puede ver des-

En los criaderos, estos animales estresados tienen suerte: pierden el pelo y, así, se vuelven inútiles para la industria peletera. Ahí entra en acción Karin Treutel porque las rescata, las pone en línea y las ofrece como mascotas

Treutel y dos de sus refugiados: Benji, el cerdito, y Frijol FOTOS: MAURO ROLL

patarradas sobre el mármol o escondidas en cajas o en frascos grandes para aceitunas. También suelen correr en rueditas, como sus congéneres de menor estirpe. Toleran bien hasta 25 grados (no se pueden sacar el tapado de chinchilla), por eso Treutel recomienda dejarlas en un lugar fresco o con aire acondicionado. Aconseja, además, alimentarlas con un balanceado especial y, como aprovechan los restos de las comidas, son felices viviendo con vegetarianos: “Comen espinaca, radicheta, acelga; también las hojas de brócoli o coliflor, repollo, rúcula, manzana, zanahoria, hinojo, apio”. Sus camas preferidas son de aserrín, marlo de choclo o piedritas para gatos: “Les encanta revolcarse”.

Un chancho también

Frijol, con pasas de uva

En plan de jugar, les gusta correr, subirse a todas partes, saltar. “Recomiendo tenerlas en una jaula y soltarlas bajo vigilancia todas las noches un rato en algún pasillo, baño o lugar sin cables al alcance, ya que mordisquean todo y son un peligro”, agrega Treutel. Como en la naturaleza viven en grupo, trata de que sean adop-

tadas en parejas del mismo sexo. “Mi idea es entregárselas a gente que busca mascotas sin interés en la reproducción (ni para mascotas, pelos o pieles). Prefiero que el sitio que ocuparía esa futura cría lo tenga un animal rescatado”, explica. Así, Treutel busca tutores responsables, a los que adoctrina en cuidados, recomienda veterinario, y con los que sigue en contacto. Los interesados pueden escribirle a chinchillasenadopcion@ hotmail.com. “Son muy lindas y recomendables como mascotas, no tienen olor y son silenciosas”, asegura. Ella es tutora de dos: Otto, el pionero, fue el que le dio la idea de los rescates, y Frijol, huérfano, criado a mamadera en la palma de su mano. Ahora también está criando a Benji, un cerdito huérfano que pesa aproximadamente 1,5 kg. Y por el jardín andan la tortuga Muni, el perro salchicha Romi, y Wushel, un chanchito de la India ingrato que se lo pasa en la casa del vecino. Un zoológico armonioso donde siempre hay lugar para uno más.

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María Paula Zacharías

“Son las mascotas ideales y además... ¡preciosas!”, cuenta Silvana Rocha, a cargo de cuatro chinchillas. “Ocupan poco espacio, porque precisan una jaula más alta que ancha, ya que son originarias de las montañas y les gusta saltar. Los chins siempre nos acompañan, y ya conocieron Buenos Aires, Corrientes, Formosa, Entre Ríos y Tucumán. Y por limpias y silenciosas, las dejaron entrar en hoteles de varias estrellas. Son muy tiernas y, si les dedican tiempo, aprenden su nombre y acuden al llamarlas. Cuando las soltamos, se trepan y saltan encima. Gordita llegó por medio de Karin. Mordía cuando querían tocarla, pero en tres semanas aprendió a no hacerlo y ahora disfruta de los mimos como una más de la familia.”

RAMONA PAULA

“Un día, revisando Facebook, me enteré de que había una persona que vendía chinchillas y el motivo de la venta era porque las iban a matar, ya que al criadero no le servían. A la semana tenía esta rata peluda en casa. Con Ramona Paula no hubo mucha onda al principio..., me daba miedo agarrarla. Hasta que Karin me dijo que no mordía y me explicó cómo hacerla sentir bien. La agarré,

¡y después… no la quería soltar! El pelo que tienen es espectacular y son muy inofensivas. Le di una pasa de uva y la dejé que corriera un buen rato..., así fue la primera noche. Ahora ya entró en confianza. Mi papá la cuida más que al auto. La dejamos suelta en el comedor mientras comemos. Todavía no rompió nada y hace cinco meses que la tengo. Ahora es todo más normal, se deja acariciar y no rezonga si la quiero meter en la jaula”, cuenta Ema Derito.

PICHI

“En casa nos encantan los animales. Cuando Karin nos ofreció las chinchillas no lo dudamos ni un segundo. No sólo porque nos parecen adorables, sino porque también aportamos nuestro grano de arena salvándolas del destino trágico para el que son criadas. En nuestra familia creemos firmemente en que los chicos deben aprender el valor de la vida, y nada mejor que compartirla con seres tan puros y fieles como las mascotas. Pero también es importante saber que una mascota no es un juguete, hay que alimentarlas y cuidarlas. Por eso velamos por la adopción responsable”, explica Evangelina Simoncini, tutora de Pichi.

MORA “Era muy chica cuando pasé por una tienda de mascotas y pude ver un ejemplar de chinchilla. La quise tocar y se lo pedí a la vendedora, que la sacó de la jaula y la puso en mis manos, con su pelaje, sus manitos tan lindas y sua-

ves. ¡Qué linda y mansa! No tenía plata para comprarla. Me fui a casa triste. Pasó el tiempo y busqué la forma de tener una. En un criadero pude enterarme del negocio cruel que hay en torno de estos seres. Miles de jaulas apiladas, y ellas pariendo una y otra vez sólo para vestir a humanos fríos, sin corazón”, dice Vanesa D’Elía. Primero tuvo a Otto. Después llegó Mora. “Las chinchillas son limpias, suaves y mansas. Necesitan mínimos cuidados que no representan una molestia. Superinteligentes y domesticables, tienen cero agresividad”, recomienda.

DAVID y NOVAK

“No hace mucho fue mi cumpleaños y mi hermana me quería regalar dos chinchillas. Cuando me contó, no supe bien cómo reaccionar porque no conocía mucho sobre estos animales. Pero me bastó con escuchar su historia de vida para darme cuenta de que les estábamos dando una oportunidad para que nos hicieran felices y ellas tuvieran un destino mejor. Son mascotas increíbles, fáciles de cuidar, muy cariñosas, simpáticas, esponjosas y cada una tiene una personalidad muy particular. Son de las mejores mascotas que uno puede tener”, dice Luciana Merelle Dherve, agradecida a su hermana Ximena.

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