Centros Sociales

LOS UNIROS SOCIALES. (Tercera edición) ...... táculos, guardería in fantil, taller de confección y bordados para muchachas, que ocupa asimismo la planta.
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CENTRO

DE

ESTUDIOS

DE

SO CIO LO G IA

APLICADA

(CESA)

llorumrnliiniin Snrlal

• REALIDADES

Los

• Sus PRINCIPIOS y • Su ESTRUCTURA por R. Duocostello

Centros

• Su FINANCIACION por J. M.° Mortínez-Morí

Sociales

SECCION SOCIAL DE CARITAS ESPAÑOLA Cuesta Sin. OnniiR|i, 5, 2 .' D. - M A D R I D

LOS U N IR O S SOCIALES (Tercera edición)

Sumario Págs. Presentación ................................ ......................................

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Los Centros Sociales, por el Dr. R. Duocastella ........ Fundamentos sociológicos............................................... Principios que deben regir los Centros Sociales ... Definición ... ..................................................................... Algunos problemas particulares para los Centros Sociales .................................................... I.—El l o c a l ................................................................ II.—Lo que no son Centros Sociales en Es­ p a ñ a ......................................................... ... III. —Sus diversas modalidades ..... ............... IV. —La formación delpersonal ........................... V.—Sobre los servicios educativos y culturales.

5 5 8 8 13 14 15 15 17

Financiación de los Centros Sociales, por J. M. Mar­ tínez Mari ........ ... ... .,. ............................................... 21 I.—Los proyectos de servicios sociales en los grupos de viviendas ... .................... ... ... 21 II.—Los problemas financieros ... ....................... 22 III. —Las aportaciones de entidades privadas ... 24 IV. —Las aportaciones de CARITAS ............... 26 V.—Sugerenciaspara una regulación legislativa. 26 Conclusiones ... ..........................

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Apéndice I: Los Centros Sociales en el mundo ..............................

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Apéndice II: Cómo poner en marcha un Centro Social ..............

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Apéndice III : Proyecto de reglamento de un Centro Social ........

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Anexos: 1. Proyecto de un C. S. para un suburbio de Barcelona............................................... 44 2. Centro Social en Rennes (Francia) .................... 45 3. Centro Social de Llavanes (Avilés) ..................... 46 4. Centro Social en Montanejos (Castellón) ......... 47 5. Esquema francés de las principalesactividades de un Centro Social.............................................. 48

PR E S E NTACI ON

^

L tema de los CENTROS SOCIALES ocupa en la actualidad la máxima atención de gran parte de los trabajadores sociales de todo el mundo frente al constante aflujo de la población inmi­ grante a las grandes urbes.

Urbanistas, gobernantes, sociólogos y trabajadores apostólicos buscan soluciones adecuadas para lograr la integración social de tales masas de inmigrantes, y parece que la propia vida religiosa se halla condicionada a dicha integración social urbana. Por otra parte, la «Cáritas Española» siente la preocupación del hallazgo de soluciones eficaces frente al problema de la pobre­ za, insoluble con acciones puramente benéficas y paternalistas. Todo ello nos ha llevado a verificar un estudio, lo más completo posible, sobre una de las fórmulas más eficaces, en la que parecen converger todos ellos, es decir, la de cómo deben ser tales C E N ­ TROS SOCIALES: sus características, sus dificultades, su finan­ ciación y su puesta en marcha. Para ello, la experiencia de los demás y la propia ha servido a dos expertos en la materia para redactar estas páginas, que reco­ gen gran parte de lo que ellos mismos leyeron en sus correspon­ dientes conferencias expuestas durante la última Asamblea de Cá­ ritas en Zaragoza. 3

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Los Centros Sociales

Por el Dr. R. DUOCASTELLA.— Director Nacio­ nal de la Sección Social de Caritas

Introducción Vamos a afrontar, a través de estas líneas, un estudio sobre los Centros Sociales, uno de los temas centrales de la Asamblea anual de la Caritas Espa­ ñola para este año. Tal fórmula, que se nos sugirió como resultado de la Semana de Estudios sobre los problemas de la población suburbial de Barcelona, celebrada el año pasado, la hemos ido madurando luego y nos hemos ido convenciendo cada vez más de lo útil de su aplicación en todos aquellos grupos humanos que han nacido a la vida en los alrededores de todas nuestras grandes ciudades en el decurso de estos últimos veinte años. Mas luego hemos constatado, con gran sorpresa, que era ésta una fórmula ya vieja en otros países y que, aunque su concepto variara entre ellos, cons­ tituían incluso una no pequeña fuerza en la actualidad, a través de sus confe­ deraciones nacionales y una internacional. Nos hemos aplicado, pues, a su estudio, con el fin de hallar aquel módulo que fuera más apto para nuestras estructuras societarias españolas, que, si bien son bastante más deficientes en lo material, son, no obstante, riquísimas en su potencialidad espiritual y capaces de hallar una plasmación exuberante en lo concreto.

Aclaraciones previas. - Fundamentos sociológicos ¡l Centro Social es un organismo capaz de lograr una promoción humana.

1) No debe confundirse el Centro Social con un Centro donde se prestan algunos servicios sociales, pues éstos más bien deberían ser llamados «asistenciales», toda vez que sólo tendrán de «social» el factor «contac­ tos societarios» entre sus componentes asistidos. No puede darse a través de ellos una verdadera promoción de contactos humanos, por el hecho de no haber entre sus componentes un plan de igualdad, sino tan sólo un plan de relaciones mutuas entre beneficiarios y donantes (o administradores).

Tengamos presente que lo que caracteriza un «Centro Social», a diferencia de los «Centros Asistenciales» es precisamente la incorporación de los beneficiarios en V1C10S la. misma gestión de sus servicios. Es de un valor in­ calculable la intervención personal en el desarrollo de las cosas que a uno le atañen, y por ello se ha demostrado ser muy precaria la eficacia, tanto material como espiritual, de tantas y tantas obras realizadas en favor del prójimo, aun con inmenso sacrificio por parte de los organizadores, debido precisamente a la nula incorporación personal de los beneficiarios a las mismas.

\e caracteriza por la incorpora-

ción de los beneficiarios en la gestión de sus propios ser-

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Tal ineficacia obedece, pues, entre otras causas, al desconocimiento por parte de los asistidos del valor y sacrificio personal que ha exigido el don apor­ tado por los dadores. Algo semejante sucede con las relaciones humanas existentes entre patronos y obreros en las empresas. No se puede resolver el problema social por el hecho de que un patrón sea más generoso que los otros, mientras sus obreros desconozcan el valor del sacrificio económico que ello representa. La suposición persistente de ser mucho más lo que él había ganado con anterioridad puede frustrar total­ mente tal acto de generosidad. Tan sólo la introducción gradual de los obreros en el conocimiento de los problemas internos de la empresa y de las dificultades que ésta pueda atravesar podrán reducir las distancias existentes entre ambos.

que es precisamente lo que les hace más eficaces.

En cambio, su incorporación en la gestación de servicios hace que éstos resulten realmente provechosos. Conocemos ejemplos magníficos en este sentido: — Un industrial español que se preocupó de introducir poco a poco a sus obreros en el conocimiento de los problemas internos de su industria y con este fin creó el «Consejo Social de Empresa», recibió la comunicación, hace unos años, de la obligación de dar a sus obreros una de las pagas dobles que se estipularon por el Estado. Solicitada la conformidad del citado Consejo, éste se opuso, porque no consideraba oportuna tal medida para la marcha de la misma en aquellos momentos, sacrificando, por lo tanto, sus intereses indivi­ duales en aras de la buena marcha de la Empresa, —■Una Caritas local de una de nuestras diócesis fue encomendada a sus propios beneficiarios. «Es la que funciona mejor de todas las de la diócesis», declaraban luego sus dirigentes. La acción benéfica de Cáritas como organización está desprovista muchas veces del valor inmediato de «testimonio» que suele tener la acción personal de caridad entre vecinos. La

El paso de la caridad individual hacia la caridad organizada (parroquial, diocesana, nacional) ha sido hecha en vistas a la «eficacia material», es decir, a alcanzar un número mayor de asistidos, lograr una dis­ tribución económica de la máxima amplitud posible y socorrer de una manera más adecuada todas las necesidades. Pero el avance en la eficacia del «don cuantitativo» ha sido en mengua del valor psicológico del «don de sí mismo», es decir, del valor cualitativo del don, del grado de sacrificio que ha costado obtenerlo y de la propia gratuidad de la acción personal de los organizadores.

acción Benéfica suele dar más importancia a la «cantidad» del don que a la «cuaíidad».

Tal cambio de estructura, exigido por la misma transformación de la sociedad actual, ha desvalorizado ei valor personal de la caridad, y debido a ello se impone de nuevo la necesidad de acudir al factor humano y psicológico del «dar», con el fin de lograr una exten­ sión del valor cuantitativo de la ayuda y mejorar a la vez la manera de pro­ porcionar tales bienes.

La actual estructura de la sociedad obliga a revalorizar la «manera» de prestar los servicios.

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Los Centros Sociales destinados a realizar esta revatorización son especialmente necesarios en los suburbios

2) La necesidad de los Centros Sociales es apre­ miante en tantos y tantos suburbios atomizados por una vida social precaria, por la simple razón de preva­ lecer entre sus moradores la sola preocupación de ob­ tener lo indispensable para sobrevivir.

Si alguien no les apoya se les hará aún mucho más difícil, socíalimente, lograr una cierta estabilidad humana. Sumergidos en el conjunto de proble­ mas de orden inmediato (vivienda, comida, colegios, etc.), pasarán años y más años hasta lograr la creación, por parte de ellos, de aquellos elementos indis­ pensables para conseguir una vida mejor, que es la que está centrada en una unidad de barrio, con todos los servicios sociales que le son necesarios. Es pre­ ciso, pues, crear el vínculo de unión capaz de darles fuerza y consistencia. Para ellos cabría aplicar el «slogan» que utiliza el «abbé» Fierre en su revista «Faim et Soif», que lleva como subtítulo «Voz de los que no tienen voz». La premura de los problemas cotidianos hace que los hombres sin voz ni representación social y sin medios económicos, necesiten de alguien que les represente, les ayude y les dé la mano para poder levantarse de su postración. El Centro Social viene a llenar, pues, una función supletoria para tales grupos humanos. Quiere ser el instrumento capaz •de canalizar una vida social comu­ nitaria en los suburbios, como antesala de las futuras comunidades parroquiales en muchos casos o bien como complemento de vida social para aquellas parro­ quias incipientes, absorbidas actualmente por una actividad puramente sacra­ mental y administrativa.

para canalizar una «vida social cnmunitaria».

La rápida formación de nuestros suburbios hace que nazcan como por generación espontánea grupos de dos, tres, cuatro, cinco y 10.000 habitantes, en un lugar de­ terminado, en sólo unos pocos años. Basta que una Em­ presa cualquiera se proponga edificar tres o cuatro bloques, de viviendas, para que surja allí un grupo humano considerable y se sienta ya, por lo tanto, la ne­ cesidad de crear un Centro Social al servicio úti mismo, máxime cuando la agobiante preocupación de construir el mayor número de viviendas posible por parte de las Entidades Constructoras (Instituto Nacional de la Vivienda, Institu­ to Municipal de la Vivienda, Obra Sindical del Hogar, Entidades Benéficas, Cajas de Ahorro, etc.) lleva consigo un abandono de los otros servicios complementarios.

Lo cual debería ser tenido en cuenta por las entidades constructoras de viviendas.

Los hombres que se preocupan de levantar viviendas, creen haberlo hecho todo cuando no han hecho sino poner los primeros hitos para resolver el pro­ blema social total. Lo que han hecho ha sido ubicar en un lugar concreto aquel problema. Desde este momento se empiezan a plantear una serie de ellos en aquel lugar, y si no existe una cierta previsión social, éstos se agudizarán cada día más La creación de unos Centros de vida social m tales emplazamientos, donde los hombres empiecen a apren­ der a conocerse mutuamente, a tratarse y a resolver en . común los propios problemas, podría ser un paso mag­ nífico para la consecución de la paz social. Sabemos muy bien lo lento, difícil y casi imposible que ha resultado la transformación de un suburbio en barrio, en aquellos grupos de construcciones que nacieron, hace ya veinticinco años,

Ellos podrían acelerar la transformación de «suburbios» en d am os».

en determinados sectores de Barcelona, faltos de un núcleo de vida social (fruto inmediato del Centro Social), y en los cuales ha cundido siempre una especie de desintegración vecinal, como si llevaran el estigma de un pecado original en sus propias entrañas. Urge, por lo tanto, la promoción de «vida social» en tales grupos humanos para lograr la integración de un núcleo vital, capaz de aglutinar al resto en una empresa común de barrio. Los militantes de la JOC y de la HOAC, al dirigir su acción hacia los grupos «profesionales», no deben olvidar que su acción puede ser también tanto más eficaz, según las ciudades, si se extiende a todo el sector «greogrático». En la promoción social de nuestros suburbios, al asumir la dirección de ios diversos servicios cooperativos y sociales, hallarán un amplio campo donde ejercer su apostolado, e incluso les permitirá capacitarse más en el mismo.

Con ellos se brinda amplio campo de acción a los militantes obreros.

Principios que deben regir los Centros Sociales El Centro Social debe ser: • a) Un «Centro de servicios», tanto para lograr una promoción humana de sus asistidos, como para mejorar el nivel económico de los mismos. • b) Un Centro «impulsor de la vida social» de un barrio. Es decir, el motor que debe acelerar la transformación real de un suburbio en barrio. •

c)

Un Centro «representativo» del barrio, en sus aspectos civicos y sociales.

• d) Un Centro forjador de las primeras células de una «comunidad humana local», base de una verdadera vida parroquial.

Definición Entendemos por Centro Social una organización que «con la colaboración de los beneficiarios se esfuerza en resolver los problemas propios de los habitantes de un barrio o de un sector geográfico, poniendo a su libre disposición, en un local apropiado, un conjunto de ser­ vicios y de realizaciones colectivas, de carácter educativo, social o sanitario, ani­ mado por unos Asistentes Sociales, responsables de la marcha general del Centro, quienes deben asegurar su permanencia regular y, si es posible, residir en él» (1):

Son, pues, los organismos que intentan resolver los proble­ mas locales por medio de los propios vecinos.

El Centro Social se debe caracterizar, pues, por los elementos siguientes: •

A.

Noción de vecindad.



B.

Colaboración de los propios beneficiarios.



C.

Reunión, en un mismo local, de una serie de servicios.



D.

Estar animado por un personal social capacitado



K

Carácter residencial de permanencia.

(1) Tal definición y algunos de sus comentarios los hemos tomado de la información que sobre los mismos fue presentada al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas por el Sr. M. Arnieu y Srta. Maze, actual Secretaria de la Federación Internacional de Centros Sociales.

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A) Noción de vecindad Pur ello lia de servir a todos los habitantes de nn h am o o seetor de población concreto,

— El Centro Social esta creado para un barrio o un sector geográfico determinados, en función de las ne­ cesidades de sus habitantes, y se dirige a todos los habitantes del sector, sea cual sea su edad, su condi­ ción social y sus opiniones

—» Tal determinación hace preciso un estudio socio­ lógico detallado, a fin de tener conocimiento de los di­ ferentes elementos naturales que condicionan la im­ plantación del Centro. Este estudia es sencillo cuando se trata de un barrio de nueva creación, o de un suburbio, en cuyo caso el Centro Social no hace más que com­ pletar la unidad residencial, pero es más difícil cuando se trata de un barrio antiguo, cuyas estructuras hay que analizar detenidamente.

1© cpte presupone el previ© tudio soeiolégie© de las cesidades del mismo y las funciones que ha llenar.

es­ ne­ de de

Cuando se trata de suburbios de una gran ciudad, precisa consultar inme­ diatamente con la «Comisión de urbanismo» de la misma para conocer la loca­ lización prevista por aquélla, respecto a los servicios elementales (templo, es­ cuelas, Centro parroquial, etc.), así como •las posibilidades de cesión de un emplazamiento adecuado para el Centro Social.

Su área geográfica de acción debe ^ser limitada, a fin de permitir las relaciones huma-

mSo

— El Centro Social, por otra parte, debe permitir las relaciones humanas, por lo cual no es aconsejable q Ue comprenda sectores demasiado amplios, con demasiados habitantes. Sólo en el caso de Centros rurales se puede admitir una mayor extensión, puesto que la población está más dispersa.

Aunque el número de familias atendidas debe variar en proporción al núme­ ro de servicios ya existentes en el barrio, suele fijarse entre las 100 y 1.000 fami­ lias las que deberían constituir un Centro Social, aunque puede ampliarse su número. — En virtud de su escala humana, el Centro Social debe permitir la entrada a todos los habitantes, sin distinción de edades, clases sociales, ni ideas. Este libre acceso a sus locales debe combinarse con las disciplinas técnicas indispen­ sables para el buen funcionamiento de los diversos servicios. —. El Centro Social, en resumen, debe ser la casa de todos, donde todos los habitantes del barrio se hallen a su comodidad. Ello comporta una perfecta cor­ dialidad'entre el personal del Centro y los beneficiarios y la de éstos entre sí.

B)

Colaboración de los propios beneficiarios

— Para realizar plenamente su finalidad, que es la de satisfacer lo más exactamente posible las necesidades de la población, el Centro se debe bene­ ficiar del concurso activo de sus beneficiarios. Es precisamente asociándolos a la marcha del Centro que se puede llegar a conocer sus necesidades, para poder resolverlas más ampliamente. . .

— El Centra Social persigue, pues, dos fines íntimámente unidos: el de la promoción humana y el de la elevación económica. Ambos exigen la colaboración de los propios beneficiarios; el primero como factor psico­ lógico que les hace responsabilizarse sobre «lo que es suyo», ya que, por lo menos, queda abierto a su propia iniciativa, y el segundo, porque les permite mejorar su condición, merced a poder eximirse, poco a poco, de todos aquellos agiotistas que especulan con su miseria, por medio de las diversas fórmulas de servicios mutuos en plan cooperativista.

Persigue la promoción humana y su elevación de nivel de vida, a través de servicios cooperativistas,

— Este concurso puede ser obtenido por diversos medios: gestión directa de los propios beneficiarios; participación en un Consejo Consultivo; solicitar, por lo menos, sus sugerencias; responsabilizarlos en la organización y funciona­ miento de ciertos servicios, participación financiera, etc. Esta participación de los beneficiarios en la organización del Centro lleva involucrada una misión «educativa», que podemos apellidar «formación humana» del barrio.

con la gestión o participación directa de los beneficiarios,

— En la situación actual en que se hallan nuestros suburbios y barrios, es preciso fijar la atención en la fórmula «gestión mixta», para poder asegurar mejor la marcha del Centro Social. Cabría distinguir entre «socios vecinales» y «socios colaboradores». Los segun­ dos deben formar parte del mismo, en tanto el suburbio no pueda valerse aún por sí mismo. Se necesita su ayuda para desarrollar ciertas gestiones represen­ tativas y técnicas, que puedan asegurar la buena marcha de las obras de edifi­ cación o, si ya se dispone de local, de los servicios que deberán instalarse en el Centro. Estos colaboradores podrían garantizar una ayuda económica, ges­ tionando aquellos servicios necesarios para el perfecto funcionamiento inicial del Centro Social

aunque dado el estado de núestros suburbios, es aconsejable una «acción mixta»,

— Es natura] que la colaboración mixta creará ciertos problemas, nacidos de la confrontación de los puntos de vista de los «socios» y los de los «trabajadores sociales» responsables del Centro, pero estos pro­ blemas, a su vez, enriquecerán los puntos de mira de ambos y permitirán arrancar a los usuarios de la posición pasiva característica de los beneficiarios de la mayoría de servicios colectivos, para enseñarles a sobrepasar, progresivamente, el campo de sus preocupaciones estrictamente indi­ viduales, y abocarse a las de carácter «comunitario», a la vez que ayudarán a los trabajadores sociales a conocer el aspecto práctico de los problemas que ellos sólo conocen en la teoría y en la técnica.

que si bien creará problemas entre socios y trabajadores sociales, les ayudará a comprenderse mutuamente.

—- Será preciso hacer hincapié en el hecho de que las funciones de la Asis­ tente Social deben ser respetadas todo lo posible por la Junta representativa de los socios beneficiarios del Centro, dada su competencia profesional, para que no exijan demasiado de ella, por el mero hecho de que depende económicamente de la misma. No debe preocuparnos excesivamente el creer que tal dependencia va a que­ dar sujeta a una movilidad constante, a causa de la posible arbitrariedad de las Juntas vecinales, pues puede que suceda todo lo contrario. Pero insistimos, no obstante, por esta y otras razones ya apuntadas, en la conveniencia de sub10

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sistir (al menos durante los primeros años, hasta que el Centro haya adquirido la suficiente madurez) una Junta de composición mixta entre socios «vecinos» y el grupo de socios «colaboradores», es decir, de los que han puesto en marcha el Centro («colaboradores» adscritos a la Sección Social de Caritas, aunque derivando de Instituciones o grupos diversos) y la de aquellos otros represen­ tantes de Entidades financiadoras de algunos de los servicios. 4 . ■

C)

Reunión de servicios

— El Centro Social se esfuerza en paliar los incon­ venientes que presenta para los «beneficiarios» una excesiva dispersión de servicios (médico-sociales, edusos> cativos, recreativos, administrativos, etc.), en un sector demasiado amplio de población urbana, con la consi­ guiente fatiga y pérdida de tiempo que los desplazamientos significan, y que traen como consecuencia el abandono de aquellos servicios por parte de los usuarios. La concentración y fácil acceso a los mismos es lo que aconseja, en gran parte, la creación de un Centro Social de barrio.

El Centro Social tiende a concentrar una serie de servícios, frecuentemente disper-

— Por la misma razón, el Centro Social no es «autárquico», es decir, no es una entidad que pretende poseer 1a. exclusiva de todos los servicios posibles, sino que más bien ofrece sus locales, cuando le es posible, a otros organismos o entidades para que éstos ejerzan su cometido específico (reuniones, consulto­ rios, etc.), siempre que sus actividades sean necesarias al barrio y aceptadas por los socios del Centro. — En tal caso será preciso que las asistentes o trabajadores sociales respon­ sables de los diversos servicios o agrupaciones trabajen con verdadero espíritu de equipo y colaboración con la asistente responsable del Centro Social. iue responden a las necesidades del sector.

— Un Centro Social, pues, no lo constituye un solo servicio, sino un conjunto de ellos. Como tampoco lo caracteriza una clase determinada de servicios, sino aquellos que son más convenientes en un barrio concreto, por aquello de que «los servicios se deben adaptar al hombre y no a la inversa» Sería, pues, una equivocación partir de ideas preconcebidas en la creación de un Centro Social, sin antes —- haber hecho un estudio de los servicios necesarios, — establecer su orden de urgencia social y psicológica; —■y haberlos derivado suficientemente de la iniciativa de los futuros usuarios. — No obstante, debería señalarse un orden de preferencia, conociendo la finalidad de los Centros Sociales y la situación en que se hallan en general nuestras zonas suburbiales. Deberían caracterizar la estructura fundamental de los mismos, primero, ei local social, es decir, el centro de reunión de los vecinos del barrio, núcleo fun­ damental de toda posterior iniciativa. Este puede ser utilizado, al propio tiempo, según la urgencia de otros servicios (dada la pobreza del sector), como sala para el catecismo dominical, celebración de la Santa Misa, sala de conferencias y actos recreativos de diversa índole (cine-club, teatro, etc.). 11

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1. Pueden seguir, en orden de importancia, y siempre según las necesidades del barrio, los servicios edu­ cacionales: guarderías infantiles, escuelas de preapren­ dizaje o de cultura general para jóvenes, de hogar para las chicas, de economía doméstica y confección para las mujeres, etc., extensivos, con preferencia, á aquellas edades para las cuales no suelen hallarse fáciles soluciones, sea porque no se ha pensado en ellas o bien porque exigirían un penoso desplazamiento hacia otros lugares. (Véase luego «Servicios Culturales en los Centros sociales».)

En líneas generales son: a) educacionales

b)

2. Los servicios cooperativistas (cooperativas de con­ sumo, de crédito, etc.) deberían subseguir al montaje de los anteriores (.mientras las circunstancias no aconsejen lo contrario), toda vez que hace falta, en primer lugar, despertar el espíritu cooperativista de los propios socios, tan deficiente aún entre nosotros. Se debería impulsar la crea­ ción de una federación de cooperativas de este tipo, ya que el sostenimiento de aquéllas requiere un personal permanente y muy competente, y las probabili­ dades de lograr ventajas económicas depende, en general, del volumen de com­ pras y del fácil acceso a las fuentes de producción.

servicios cooperativistas

— También en plan cooperativo caben los servicios de lavandería, trabajos de artesanía, etc. 3. A los servicios culturales y cooperativos hay que añadir los médico-sociales, como son los dispensarios, consultorios de protección maternal e infantil, de higiene social, etc.

c)

servicios médico-sociales

d)

servicios tivos.

cultural - recrea­

4. Y luego, los cultural-recreativos, como los cineclubs coros, secciones teatrales, etc

— ■ Y por lo que se refiere a locales, es evidente que cada servicio requiere dispositivos especiales, pero que algunos de ellos pueden adaptarse a locales comunes, funcionando en plan aXtemo. Lo importante es que el Centro y los servicios no desdigan del ambiente que les rodea: ni demasiado lujo ni excesiva sencillez. De la misma manera que una sala de cine de una Parroquia del centro de Madrid no debe tener un aire de sencillez tal que más bien parezca sólo apta para los menesterosos de la parroquia, tampoco, por ejemplo, una guardería de un suburbio debe ser montada con una comodidad y un lujo que no cuajen en el ambiente que la rodea.

El local debe ser «muy acogedor».

D)

Carácter de permanencia

El local, no obstante, debe ser siempre acogedor y accesible a todos los vecinos. Y que sus salas no estén demasiado especializadas, excepto en los casos en que la higiene o cualquier otra consideración lo aconsejen. (Como en el caso de guarderías, consultorios, etc.) Es preferible que sus salas sean fácilmente adap­ tables a las necesidades del momento, o bien a ciertos servicios ya previstos para un futuro próximo. 12

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Otra característica del C. S. es su carácter de permanencia,

El Centro Social organiza servicios con carácter sedentario, es decir, su función se caracteriza por el hecho de dar acogimiento a sus beneficiarios; no acu­ diendo a domicilio como hacen otras instituciones de tipo social, sino prestando determinados servicios desde un lugar determinado: el Centro Social. La acogida que éste proporciona a sus afiliados deberá ser siempre muy amplia, teniendo en cuenta el peculiar funcionamiento de los diversos servicios Como estos servicios deben ser permanentes, de ahí la necesidad de que la Asistente responsable resida en él, o bien en sus cercanías. Organizado de esta manera, el Centro Social permite a la Asistente establecer con las familias del barrio o del sector unas relaciones de vecindad que son la base de la mutua confianza. Este carácter residencial, no obstante, puede ser limitado o combi­ nado con una acción social descentralizada, cuando las circunstancias locales lo aconsejen, sobre todo cuando se trate de Centros Sociales al servicio de sec­ tores de población rural

lo cual obliga a una entrega to-

Tal carácter residencial para la Asistente Social del Centro tiene, empero, un grave inconveniente; el tener qUe entregarse totalmente al servicio de un «barrio», dificultando incluso su propia vida particular. Para evitar este peligro cabría la solución de establecer ciertos turnos de perma­ nencia en el Centro. Ello indica, por otra parte, que a la Asistente Social se le debe exigir una verdadera vocación para dirigir un Centro Social. En fin, para que el Centro Social responda a las esperanzas que en él se han puesto, será preciso que los que trabajan en él unan a su capacidad técnica e intelectual un gran corazón, una donación de sí mismos a cada instante, una cierta experiencia de la vida, dotes de organización y de dirección, serenidad, tacto, don de gentes y gran simpatía. Por ello, el éxito de los Centros Sociales depende, como ningún otro orga­ nismo, de las condiciones personales de sus dirigentes. De lo cual se deduce la necesidad de una preparación adecuada del persona] dirigente, en este sentido.

tal por parte del Asistente Social responsable del mismo.

Algunos problemas particulares para los Centros Sociales I.

El local

El local debe ser adecuado al

El local, tanto como lo a servicios, debe adaptarse al medio ambiente, es decir, su configuración debe ser adecuada al barrio, hecho a su medida. Hay que evitar los grandes contrastes. Precisamente lo que se quiere conseguir es que aquél resulte «atractivo» para sus usuarios, y no que satisfaga los gustos de determi­ nadas clases sociales que no van a hacer uso de él. En los Centros Sociales, tanto como las grandes salas, son necesarias las habitaciones pequeñas. Cada una de ellas cumple una misión propia. Un grupo de jóvenes scouts, por ejemplo, que quieran disponer de un lugar para sus reuniones, necesitarán una salita, que ellos puedan decorar y disponer a su gusto, y será allí, en el ambiente montañero que le habrán dado, donde se sen­ tirán mejor.

medio ambiente,

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Es preferible siempre empezar por lo pequeño , por salas pequeñas que, al permitir verse llenas durante las reuniones, darán una sensación de calor, de fraternidad, en vez de grandes salas, que, al dejar siempre espacios vacíos, dan sensación de soledad y falta de interés. Vale más, en todo caso, que más tarde se sienta la necesidad de «buscar un local mayor» y no empezar por tenerlo y no saber cómo llenarlo.

Sus accesos Interesa que su situación le haga asequible a todos que sus entradas sean fáciles y cómodas. Deben elusector> dirse las grandes escaleras y las imponentes portaladas (hay que atraer también a los tímidos y a los débiles). Es mejor, en consecuencia, que las puertas sean sencillas, atrayentes, que invi­ ten a entrar. Y que el edificio tenga una sola planta, y aun no demasiado alta. Conviene que sea fácil controlar las entradas y las salidas. Asimismo, se deben evitar los pasillos largos y grandes, sin destino concreto alguno, que no sirven más que para albergar a los vagos y gamberros El espacio debe estar bien aprovechado, pero debe ser abierto y de fácil control

estar situado en lugar que haga accesible para todo

le el

y

Situación A ser posible, debería estar ubicado en el punto donde geográfica y socialmente confluyen las relaciones de vecindad: por ejemplo, una encrucijada de grandes arterias, un lugar próximo a una zona donde se hallen otros servicios comunales (mercado, escuelas, templo, centro comercial o administrativo, etc.), una zona neurálgica (cuando se trate de una prevista expansión urbanística), etcétera

y en el centro geográfico o de vida social.

II.

Lo que no son Centros Sociales en España

Hemos expuesto unas condiciones que consideramos básicas para que un Centro pueda llamarse «Social». Ahora bien, no se pueden considerar como a tales las «Casas de Familia», que fomenta la Obra de Protec­ ción de Menores; los innumerables «Ateneos» y «Cen­ tros Recreativos» o «Sociales», «Centros Parroquiales», etcétera, sea por su sentido exclusivista, o porque no funcionan en plan per­ manente y abierto a todo el barrio, o porque carecen de personal técnico al frente del mismo y con carácter residencial, c por no celebrar asambleas de socios o vecinos, quienes delegan su representación en una Junta renovable periódicamente, etc., etc. No obstante, hay algunos Centros de más reciente fundación, que se les ase­ mejan bastante, en cuanto a servicios cooperativos y médicos, pero no suele ser así en cuanto al aspecto «familiar» o representativo de las familias del sec­ tor o barrio. Creemos que una de las fórmulas más eficaces para fortalecer hoy día la familia podría ser, precisamente, la de los Centros Sociales, tanto desde el pun­ to de vista «representativo» como de «promoción social» de las mismas. Su dedicación a este grupo social, «número uno y célula de toda la sociedad», sería altamente esperanzador y eficaz, en vistas a la evolución que ésta indudable­

Hay muchos organismos que se asemejan a los C. S., pero que no cumplen todos los requisitos para ser tenidos por tales.

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mente deberá sufrir en un futuro inmediato, que ni los educadores, desde sus colegios y centros de apostolado, ni los sacerdotes, serán capaces de poder contrarrestar.

III.

Sus diversas modalidades

En el extranjero, el carácter que han asumido en cada país los Centros Sociales sigue la evolución de las necesidades particulares de cada uno de ellos. En Ho­ landa, por ejemplo, y en los países anglosajones, los servicios médicos han sido casi excluidos del todo de tales centros, mientras que éstos se han dedicado principalmente a una función recreativa, educativa e instructiva. En Inglaterra dependen, con frecuencia, de una Universidad. Lo mismo sucede en los Estados Unidos. Allí los servicios médi­ cos tienen más bien un carácter «consultivo», dar consejos, más que administrar curaciones.

En el extranjero los C. S. lle­ nan funciones complementarías en Holanda e Inglaterra son más bien recreativos.

En estos países, donde se goza de un nivel de vida más elevado, cabe mucha más atención también a la formación artística (pintura, modelado, cerámica, etc.), mientras que en Francia se da más importancia a la educación doméstica.

En Francia se dedican a la educación doméstica.

En España, cuando dichos Centros se establezcan en los suburbios y zonas rurales, habrá que poner especial atención a los servicios de orden material que puedan dar un mayor bienestar social a la población. De ahí la necesidad de los servicios cooperativistas, tanto de crédito como de consumo. Luego los de orden médico (con preferencia éstos en las zonas rurales) y después los de carácter cultural-recreativos, empezando por los de simple «instrucción», en las precitadas zonas rurales y suburbiales. Por supuesto que el campo de acción y la urgencia de los Centros Sociales se manifiesta en mucha mayor amplitud en España que en los países antes aludidos. Estos pueden considerar a los Centros más bien como «complementos de vida social», al ser ésta más precaria, dado su grado de aburguesamiento y de confort en su vida individual, en tanto que en España, pletórica de vida social, aunque amorfa e inorgánica, que salta a las calles a cada momento, está más desprovista de aquel «mínimum» de orden material que es necesario para la simple y honesta subsistencia.

En España preferentemente deberán atender servicios de orden material.

IV.

La formación del personal de los Centros Sociales

Considerando al Centro Social como creador de vida colectiva, es obvia la gran importancia que tiene el equipo que está al frente del mismo, puesto que el éxi­ to o el fracaso dependen casi exclusivamente de la labor personal de cada uno de los responsables de los servicios con que cuenta el Centro. Sean cuales sean estos servicios, pues no todos los Centros tienen los mismos, de lo que no se puede prescindir es de:

En orden al personal debe contar con un «Asistente y un conjunto de colaboradores».

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a) Una o un residente, capaz de atraerse la colaboración de los vecinos y, luego, de coordinar el conjunto de colaboraciones útiles a la colectividad. Para ello necesita un gran tacto y don de gentes. b) un conjunto de colaboradores, encargados de cada una de las secciones de que consta el Centro, trabajando con espíritu de equipo, que es la base de la buena organización del mismo. Es preciso un gran espíritu de coordinación entre todos los servicios, de suerte que ninguno quiera ser él el coordinador de los demás, sino que se haga la labor entre todos a la vez. La dirección de un C. S. requiere un Asistente o Asistenta especializado,

Pero como es muy difícil hallar en una misma persona todas las condiciones requeridas para ser una perfecta directora de Centro Social, sería conveniente formar asistentes especializadas. En realidad, una cosa es la asistente especialmente dotada para el trabajo en equipo y otra la que sirve preferentemente para los casos individuales. Generalmente se forma a las Aspirantes orientándolas hacia el trabajo individual y, no obstante, el trabajo en equipo, esencial para el buen funcionamiento de todo Centro Social, re­ quiere cualidades distintas. Una Asistente que se gane admirablemente la confianza de una madre, de una chica, de un adolescente, puede, no obstante, ser incapaz de dirigir y ani­ mar un grupo de madres, de chicas o de adolescentes. Y a la inversa, una asistenta de un dinamismo extraordinario y con grandes dotes de organización, puede no ser capaz de resolver un problema de consciencia individual. Es, pues, en las Escuelas donde se debe diferenciar esta doble orientación, iniciando a las alumnas en el trabajo de equipo y estudiando en cuál rinde más. Y para una formación más completa podrían considerarse aún dos etapas: la de las asistentas, que, a pesar de consagrarse a un trabajo de equipo, con­ tinúan siendo las animadoras de un pequeño grupo o de una determinada acti­ vidad (colonias de vacaciones, grupos juveniles, actividades culturales) y la de las asistentas especializadas en dirigir Centros Sociales. A éstas se les exige otra cosa: en primer lugar ser buenas administradoras, capaces de establecer un presupuesto, aquilatar y acompasar ingresos y gastos, establecer un plan, exa­ minar las cuentas y sostener relaciones con organismos financieros exteriores. Pero, por otra parte, no será preciso en muchos casos que ella en persona lleve a cabo todas estas actividades, pero sí deberá saber rodearse de gente ca­ pacitada, saber escoger las personas adecuadas para cada puesto, saber animar­ las, creando el espíritu de equipo necesario, y, en fin, saber escoger de entre los usuarios los que puedan dirigir un grupo de actividades determinadas. Ello exige, a la vez que dotes personales, una formación especial, puesto que la administración, la psicología de grupo, el conocimiento de los diferentes medios sociales, el modo de acercarlos, la manera de animarlos todo esto debe ser aprendido, tanto si se tienen dotes especiales para ello como si no. En fin, para los elementos ajenos a la carrera de las auxiliares sociales, pero laborando en el mismo sentido, sería preciso un complemento de forma­ ción social (1).

cuya preparación deberán proporcionar las Escuelas de A. S.

(1) Para lo cual hemos preparado ya el cuestionario para la organización de anuales de unas 30 lecciones (Vide publicaciones de S. Social de Cáritas Nacional).

cursillos

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V.

Sobre los servicios educativos y culturales en los Centros Sociales

Vamos a describir, de una manera sumaria, las actividades propias de los Centros Sociales, en relación a diversos componentes, según grupos de edades (niños, jóvenes, adultos y ancianos), para poder matizar mejor nuestras ideas Pero antes es preciso hacer esta observación:

Los servicios educativos variarán ^egún se dediquen a niños, jóvenes, adultos o ancianos.

Puede parecer conveniente cada uno de los servicios que apuntemos, pero: a)

Hay que evitar que uno de ellos absorba a los demás.

b)

Pueden coexistir en un mismo local varios de ellos.

c) Conviene impedir que los de atención a los niños, aun con ser muy ne­ cesarios en nuestros suburbios, absorban al resto, a fin de no apartar al Centro Social de su función primordial de «promoción de relaciones humanas de ve­ cindad» y de «mejorar el nivel de vida de sus componentes». d) Sobre servicios escolares, dispensarios, etc., ya se encuentra sensibiliza­ da nuestra sociedad y existen posibilidades de ponerlos en marcha por otros caminos (Estado, Municipio, Diputación, Parroquia, etc.). La función del Centro Social debe ser más bien «complementaria» en estos aspectos. El Centro Social debe servir con preferencia para llevar a término aquellas funciones sociales para las cuales no hay presupuestos financieros ni organizaciones que se pre­ ocupen de ellas (escuela del hogar, consultorios prácticos, servicios generales de la Asistencia Social, música, coros, arte, deporte, cine-club, etcétera). Y tam­ bién debe actuar sobre aquellas edades (jóvenes y adultos) cuyo cultivo ejerce una influencia más inmediata para la promoción social de un barrio.

1. Actividades propias para los niños La educación empieza en la primera infancia. Por ello el Centro Social pro­ cura, siempre que puede, tener un Jardín de Infancia, donde los pequeñines puedan desarrollarse libremente. No obstante, la verdadera tarea educativa empieza con los niños en edad escolar. En este aspecto, y con función complementaria de la escuela, el Centro Social recoge a los niños en las tardes en que tienen vacación, y en caso de madres obreras, hasta que la madre regresa a casa, y bajo el cuidado de una Asistenta se les inicia en dibujo y pintura, labores sencillas, bibliotecas, música, por medio de discos, etcétera. Además, al aire libre practican juegos dirigidos, los más pequeños, y los mayorcitos educación física y deportes. Para los de doce a catorce años, son preferibles las visitas a Museos, a fá­ bricas, etcétera. El éxito formativo de estas actividades dependerá, casi totalmente, de la persona que los tenga a su cargo. En los casos de niños difíciles, la Asistente debe ponerse en contacto con los padres del mismo, para estudiar conjuntamente la actitud a tomar con ellos.

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El cine tiene un lugar muy importante en la educación, especialmente a par­ tir de los diez años, por lo que hay que escoger minuciosamente las películas. Y cuando éstas hayan terminado, es interesante comentarlas con los niños, haciendo resaltar los valores formativos que aquéllas contengan. De ese modo, el muchacho que en sectores humildes va al cine, sin tener en cuenta su edad, ni la calidad de los films, se halla preparado para calibrar los valores de los mismos y aun para saber escogerlos (1).

2.

Actividades propias para los jóvenes

Las actividades dirigidas a los jóvenes son más difíciles y más delicadas de organizar. Los jóvenes de los medios obreros son difíciles de encuadrar, al tener una personalidad más acentuada y un deseo de libertad llevado al extremo por una vida que exige ya responsabilidades. Requieren, pues, educadores muy especia­ lizados. Para ellos están indicadas las prácticas deportivas, excursiones, visitas a teatros, cines, museos, club de reunión; a la salida del trabajo, donde puedan libremente entregarse a sus distracciones favoritas: ajedrez, ping-pong, audi­ ciones de música, clubs deportivos... Pero todo ello sin ser, aparentemente, vi­ gilados (2). Sobre todo es preciso tener en cuenta lás distintas clases sociales a las que pertenecen los jóvenes, evitando discusiones y roces que puedan provocar la inhibición de unos u otros. Queda, no obstante, una posibilidad muy interesante: la organización de cursillos de «formación cultural» o «profesional», que podrían despertar interés en gran número de jóvenes, dada la deficiente formación escolar que muchos han recibido.

3.

Actividades propias para los adultos

Para las mujeres están indicadas las enseñanzas de hogar a horarios que convengan a las diversas clases que frecuentan el Centro: a primera hora de la tarde, para las que no trabajan, y por la noche, para las que están ocupadas durante el día. Las madres deben hallar en la Asistente Social la consejera que les guíe en la compra de telas, de muebles, en decoración, en jardinería, en cuidados de los hijos; en fin, en todos los problemas que se les puedan presen­ tar en el cuidado de su hogar. Algunos Centros Sociales pueden contar con talleres de encuadernación, re­ pujado, tricotosas, etc., para las mujeres, y de trabajos en madera, electricidad, etcétera, para los hombres. En estos casos las primeras materias son propor­ cionadas por el Centro y reembolsadas por los que las utilizan, los cuales, por poco dinero, pueden confeccionarse objetos que, de otro modo, les costarían mu­ cho más (muebles, incluso). No obstante, estas instalaciones resultan costosas. (1) En este sentido estamos ya preparando un precioso material de filminas sobre liturgia, catequesis,. historietas de aventuras, culturales, etc., bajo el título de «Verbum lucís», para po­ nerlas próximamente a disposición de tales Centros. (2) En un suburbio de Barcelona ha sido magnífica la labor realizada por un experto uni­ versitario entre los jóvenes a través de un simple club de ajedrez.

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Para los hombres es más difícil su participación en las actividades cultura­ les como tales, pero en el fondo podrían ser también adecuados para ellos cier­ tos actos organizados para los jóvenes (1).

4. Las colonias infantiles y las colonias familiares Otra actividad muy interesante como medio de formación son las colonias de verano, tanto las infantiles como las familiares. Es un medio para conso­ lidar lo iniciado durante el invierno. Existen éstas en varias diócesis, ya en plan diocesano, ya en plan parroquial. Su conexión es interesante, porque no será fácil improvisar su funcionamiento, con la adecuada dirección y dispositivo de locales que ellas requieren. En el extranjero, para los mayores, organizan «colonias volantes». En nues­ tro país, organizaciones «para-sindicales», como las Hermandades de Trabajo, las organizan para sus afiliados. De no organizarías directamente el Centro So­ cial local, podrían conectar a sus afiliados con otras organizaciones que ofre­ cieran garantías morales y religiosas y adecuadas posibilidades económicas. Las colonias familiares son un excelente medio para captarse a los adultos, quienes al volver están más dispuestos a colaborar en el Centro.

5. Para los ancianos Para ellos el Centro debe poseer una sala cómoda, donde éstos puedan hallar sus distracciones preferidas: lecturas, juegos (cartas, ajedrez, etc.); en fin, un lugar que les invite a descansar (2).

Servicios culturales Son éstos los más difíciles de organizar, y, no obstante, son los más necesarios, por ser de los más formativos. Dependen de las posibilidades de cada Centro, así como del lugar donde éste está ubicado. Es natural que si está en una ciudad las actividades culturales serán muy diferentes de si se halla en un pueblo rural. Lo esencial, empero, sea cual sea su situación, es que respondan a los gustos y a las necesidades de sus beneficiarios, orientándoles hacia la verdadera cultu­ ra. En principio serán necesarios los sondeos y el estudio del «público», pero hay varios principios fundamentales que no se deben olvidar. 1.° No dar, de buenas a primeras, programas de excesiva calidad, para los cuales los obreros todavía no están capacitados. De otro modo éstos perderán su confianza en el Centro y buscarán distracción en otros lugares. 2. ° El fin del Centro Social es, precisamente, despertar en los individuos la conciencia de la realidad que todo ser humano lleva en sí mismo.

Los servicios culturales dependerán del nivel del sector al que estén destinados.

(1) No es rara la asistencia de hombres a cursos escolares nocturnos organizados en algún suburbio de Madrid. (2) Citamos como ejemplo el «Club de los viejos», que tiene instalado la Caja de Ahorros de Sabadell, con indudable acierto y éxito.

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Las principales actividades culturales, deseables en un Centro Social, son: Biblioteca (tanto más en un Centro rural); artísticas, Cine-Club, Conferencias sobre temas generales de vulgarización, sobre educación de los hijos, etc., así como la danza, la música, etc. En nuestras zonas de población campesina tiene indudable éxito la organi­ zación de «Escuelas nocturnas para jóvenes y adolescentes» dado el escaso nivel cultural alcanzado por ellos durante la época escolar. En nuestros suburbios y barrios una «Academia cultural», acertando bien sus horarios de funcionamiento, podría aportar un buen servicio a jóvenes, adolescentes e incluso adultos. Para las señoritas resulta muy acertada la «Escuela de hogar», como lo de­ muestra continuamente la experiencia.

Servicios cooperativistas Para la instalación de cooperativas de consumo es importante no iniciarlas sin asesorarse bien de expertos en la materia. Ofrecen un campo muy intere­ sante las cooperativas de crédito, dado el incremento que se observa de día en día en la venta a plazos, de bicicletas, radios, motocicletas, lavadoras me­ cánicas, etcétera. En los suburbios, donde escasea la disponibilidad de agua, ofrece grandes ventajas la instalación de lavadoras y secadoras eléctricas, estableciendo turnos y funcionando en plan cooperativista.

Resumen Hay que dejar, empero, a la iniciativa y opción de los propios socios del Centro Social la búsqueda de aquellos servicios que puedan despertar mayor interés, estableciéndolos sin prisa y gradualmente, según un equilibrado orden de urgencia y de posibilidades financieras lo aconsejen y dejando siempre un cierto margen a que las experiencias piloto sirvan para orientar sus sucesivas ampliaciones.

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Financiación de los Centros Sociales

I.

D. J. M. MARTINEZ MARI— Gerente del I. N. de la Vivienda de Barcelona.

Los proyectos de servicios sociales en los grupos de viviendas: el Centro Social

El C. S., como elemento primordial creador de vida so*

Dentro del complejo cuadro de servicios que debemos propiciar para toda agrupación humana, bien sea cial en una agrupación hunueva creación (núcleos de viviendas en poblados mana> satélite o de absorción), bien constituida de antiguo, pero desprovista de la condición de barrio por la atomi­ zación de sus habitantes, es elemento primordial y núcleo del sistema de los servicios el llamado por nosotros centro social, equivalente al «comunity centre» anglosajón, al «centre social» francés o al «centro sociale» italiano (1). Si la importancia del centro social, como sede de \os servicios del barrio, es grande en las zonas subur­ biales, tal vez resulte mayor aún su necesidad en los grandes grupos de viviendas, en los que la concentra­ ción de beneficiarios de diferentes procedencias, costumbres, educación, intere­ ses y niveles crea difíciles problemas de adaptación a la vida comunitaria y de integración de la heterogénea colectividad en un barrio con relaciones perfectas de vecindad (2). El centro social, además de las actividades que desarrollará en cualquier lugar donde se establezca (3), cumplirá en los nuevos grupos de viviendas, a través de su personal especializado, las siguientes misiones complementarias:

tiene gran importancia, particularmente en los grandes grupos de viviendas,

A) Intervención en ¡os problemas planteados a los ocupantes de las viviendas por la actitud de vecinos biente> asociales o inadaptados o con vida deficitaria (ancia­ nos, enfermos, mutilados) (4). B) Estudio de los medios para disminuir el forzoso «shock» causado a las familias por el traslado al nuevo grupo de viviendas y principalmente arbitrar soluciones para los casos siguientes:

en los que facilita la adaptación del vecindario a su nuevo am-

a) Carencia de mobiliario suficiente o de educación adecuada para el uso de los servicios e instalaciones de las viviendas; b) Dificultades de relación con los vecinos; c) Utilización de personas con capacidad

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de mando en el nuevo poblado; d) Búsqueda e implantación de activi­ dades recreativas, especialmente para la juventud distanciada dei cen­ tro de la ciudad; e) Afirmación del sentido de responsabilidad y de la educación de los beneficiarios para evitar perjuicios y desperfectos en los edificios, zonas viales, instalaciones públicas y zonas verdes; f) Tra­ bajos de observación, encuesta y diagnóstico de necesidades y sede de las actividades de los pequeños grupos de beneficiarios interesados en actividades deportivas, culturales y artísticas.

II.

Los problemas financieros para su creación y mantenimiento

Para el adecuado funcionamiento de un centro social no es imprescindible la utilización de un local de nueva construcción y especialmente proyectado para tal destino. Según informe sobre los centros sociales franceses presentado a las Naciones Unidas, los centros de ese país recientemente puestos en funcionamiento tienen en su mayoría una modesta instalación: pa­ bellones provisionales, viviendas disponibles, barracones bien acondicionados. Y en esta misma memoria se considera que un centro debe albergar como mínimo las siguientes dependencias:

No es imprescindible dotarles de un local nuevo. Se puede adaptar uno ya existente.

Un despacho para estudio y trabajo de la asistente. Una habitación para jardín de infancia, guardería de niños. Una sala para biblioteca, con pared móvil, que 'permita obtener una gran sala para reuniones, conferencias, sesiones de cine, etc. Una cocina para enseñanzas culinarias. Locales para los servicios medicosociales (consultas de lactantes) y para el servicio médico, si el centro se dedica a estas actividades. Si vive personal en él centro, habitaciones, una sala común y cocina. La citada publicación francesa nos indica que estp mínimo muchas veces ni siquiera se alcanza y que es frecuente que en locales todavía más restringidos y vetustos se efectúe un excelente trabajo. La experiencia italiana en tales centros es, en cambio, opuesta: ellos exigen locales construidos exprofeso.

Ahora bien, dentro del plan de creación del centro es distinta la situación si se construye de planta un nuevo edificio que si se adapta uno anteriormente existente. Para el primer caso, las dificultades finan­ cieras crecerán en razón directa de la ambición del proyecto y de sus dimensiones, emplazamiento, materiales, etc. En la segunda de las eventualidades el coste de la adaptación del edificio anterior puede ser tal que aconseje la construcción de nueva planta como mejor solución económica.

En el caso de construirlo exprofeso se deben buscar todos los recursos susceptibles de reducir el coste.

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No vamos a dedicarnos a estudiar técnicamente las economías que puedan obtenerse en la construcción de un centro social, pero debemos significar que todas las reducciones que se logren en construir el edificio habrán de influir beneficiosamente en el aspecto financiero y, por lo tanto, en la viabilidad de la obra. Si partimos de un proyecto tipo de centro social que tenga una superficie cu­ bierta de 200 metros cuadrados a los actuales costes tendremos un presupuesto del orden de las 450.000 pesetas, más el mobiliario y utillaje de las depen­ dencias (6). Al igual que en la construcción de viviendas, habrá que buscar primero el solar apto y a precio mínimo; se impone en esta primera fase el mejor atesoramiento técnico, para evitar la ad­ quisición de solares que resulten incapaces para la edificación, por hallarse: a) afectados de nuevas alineaciones o sujetos a servidumbres urbanísticas de zona verde, deportiva, residencial o industrial; b) en situación que exija la previa instalación de servicios esenciales inexistentes (alumbrado, alcantarillado, agua, vias de acceso); c) necesitados de labores previas de desmonte, explanación, con­ solidación o difíciles cimentaciones. Cualquiera de estas circunstancias puede aumentar el coste de las obras de construcción del centro social en forma insos­ pechada, llegando hasta a impedir su edificación por antieconómica.

tanto en cuanto al solar

como en la construcción del edi-

Adquirido el solar, procederá llevar a ejecución el proyecto, previamente redactado y aprobado por los competentes organismos administrativos. El plan de construcción se reducirá beneficiosamente si la mano de obra se apronta por los mismos beneficiarios del centro (7). Además se logrará interesar a los usuarios en los resultados de la obra común y se les vinculará educativa­ mente, ya desde el comienzo, a la labor del servicio social.

fíelo»

Terminada la construcción, procede habilitar las dependencias, amueblarlas y decorarlas. Ello represen­ ta un coste variable, pero en ningún modo inferior a las 50.000 pesetas. Estos gastos de primer establecimiento pueden realizarse en etapas y con la protección estatal o municipal, según más adelante sugeriremos, dada la naturaleza educativa del centro y las misiones que está llamado a desarrollar.

como en el mobiliario y decoración.

Los gastos deben sufragarse con los medios propios de la institución.

Durante el funcionamiento del centro social, los gastos que se originen deben, en principio, sufragarse con los rendimientos de la institución. Vamos a efec­ tuar un ligero resumen de los rendimientos que pue­ den obtenerse.

a) Subvenciones obtenidas del Estado, provincias o entidades publicas. b) Subvenciones de particulares, entidades constructoras de los grupos de vi­ viendas, Cajas de Ahorro, etc. c) Cotizaciones de los socios de determinados servicios o prestaciones. d) Derramas efectuadas entre afiliados para el pago de los gastos causados. e) Ingresos ordinarios por la gestión de servicios por cuenta y a cargo de otras entidades. 23

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f) Cuotas o recaudaciones por la prestación de servicios típicos d&l centro (biblioteca, guardería, etc.). Es de notar que el criterio general en esta materia es el de que los servicios deben cobrarse, pues no se trata de actividades de pura beneficiencia, sino sociales; la gratuidad sería interpretada equivocadamente como pura limosna y pugna con la dignidad dei beneficiarlo. g) Productos de fiestas o manifestaciones artísticas, culturales y deportivas (sesiones de cine, conferencias, cursos educativos, competiciones deportivas, etc.). En general, en las instituciones de este tipo en el extranjero, los gastos de personal y de primer establecimiento se satisfacen con ayuda exterior al centro y los demás gastos con ingresos de los expresados anteriormente. Así, en Italia y en Francia corren con los gastos derivados de la nómina del personal, el InaCasa o la Caja Central de Subsidios Familiares para los centros creados por estas actividades. En el régimen italiano, además, se auxilian con subvenciones a fondo perdido y sin sujeción a ritmo ni cantidad los centros que Ina-Casa estima que más lo pueden necesitar.

III. Las aportaciones de entidades privadas y con subvenciones de entidades públicas y privadas:

Para edificar el centro, es indispensable contar con el mayor número de aportaciones de entidades priva­ das, públicas y particulares.

En los casos en que el centro social se construye para servir las necesidades de un núcleo de viviendas ya construido o en construcción es obvio que quien naturaímente está obligado en primer lugar a efectuar una importante aportación es la entidad constructora de las viviendas; esta apor­ tación se efectuará ante todo mediante la cesión del solar indispensable para el centro. La cesión se efectuará en forma tal que permita constituir sobre el solar las hipotecas o derechos reales necesarios para garantizar los préstamos que puedan necesitarse más adelante. No son sólo la cesión, sino también la figura jurídica del derecho de superficie, la concesión administrativa o el censo, las que en este caso podrán considerarse como más idóneas, aunque la venta pura y simple, y por un precio simbólico o muy pequeño, nos parece lo más acertado. •

La entidad constructora de viviendas puede contribuir con la cesión del solar,

La constructora de las viviendas podrá aportar tambien su concurso en materiales de construcción, en trabajos de especialistas o facilitando el proyecto definiti­ vo del centro, elaborado por sus arquitectos y servicios técnicos que durante la ejecución del trabajo cuidarán también de vigilar la marcha de las obras. En la mayoría de núcleos ya habitados y en algunos de nueva construcción existen instituciones que se vienen entregando a labores sociales, tales como dis­ pensarios de la Lucha contra la Mortalidad Infantil, locutorios de la Compañía Telefónica Nacional, dispensarios o establecimientos de catequesis dependientes de alguna congregación religiosa instalada en el centro de la capital, consulto­ rios médicos particulares, etc., etc. Es trabajo de quien intente establecer el cen­ tro social intentar la unión de estos intereses y buscar la colaboración de todos para obtener sus aportaciones, ya monetarias, ya en especie (materiales, mobi­

prestación de materiales, proyecto y servicios técnicos.

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liario), ya en forma de contribución periódica al pago de atenciones normales de la explotación. Incluso puede reservarse en el futuro centro alguna dependen­ cia para el mejor establecimiento de esas instituciones sociales preexistentes, tal vez hasta entonces alojadas en condiciones deplorables. Finalmente los usuarios de los servicios serán llamados a cooperar principal­ mente con la aportación de su esfuerzo personal en forma de peonaje, cuidando de asignarle tareas a su altura en la edificación del centro.

Papel muy importante han de representar en la aportación de capitales para la edificación de los centros sociales las Cajas de Ahorro, los Sindicatos y los Montepíos Laborales. Sus notables ingresos — más de dos mil millones de pesetas recaudaron los Montepíos laborales españoles du­ rante el pasado año 1957 han de ser canalizados prudentemente hacia la cons­ trucción de esos centros, no en forma directa, sino mediante préstamos a largo plazo — mínimo clncuéíita años — y corto interés, entregados contra entrega de las correspondientes certificaciones de obra ejecutada y con garantía hipo­ tecaria o personal de los promotores, al estilo del crédito laboral que hoy vienen concediendo. Los capitales obtenidos por las citadas entidades proceden de gentes de modesta condición, y es justo que parte de la diferencia de inte­ reses revierta a las mismas familias en forma de servicios sociales (8).

Las Cajas de Ahorros y sindicatos pueden prestar su colaboración,

Las empresas industriales o fabriles que tienen a su servicio numerosos trabajadores deben acudir a la 11amada que les efectúen los fundadores de un centro so­ cial que desarrolle su misión en el área a la que se extienda la influencia de la empresa. En muchas ocasiones la existencia del centro disminuirá la inter­ vención de la empresa en algunos aspectos sociales —■ principalmente si se organizan en el centro guarderías y dispensarios, consultorio maternal y en­ señanza nocturna de adultos — : la aportación de la empresa puede en su día compensarse si el centro se hace cargo de cometidos a los que la propia empresa estaba obligada y de los que aquél se convierte en encargado o gestor.

así como tríales.

las

empresas

indus-

Las constructoras que se dediquen directamente a la construcción del cen­ tro pueden afectar a ello los ingresos que obtengan con la subasta pública o privada de los locales de negocio proyectados en la urbanización. Nuestra experiencia nos demuestra que una tienda con vivienda puede obtener en pública subasta precios que oscilan entre treinta y cinco y cien mil pesetas; en una urbanización con seiscientas viviendas pueden muy bien subas­ tarse cincuenta viviendas, con un ingreso probable de cerca de dos millones de pesetas, importe más que suficiente para establecer un perfecto centro social suficiente para albergar a todos los servicios sociales que pueden precisar los tres mil habitantes del núcleo de habitación.

Y

finalmente, la aportación, a modo de cuotas, de los mismos futuros usuarios del C. S.

Y, finalmente, en ciertas ocasiones tenemos en la mano otro medio para obtener ingresos con los que dotar a la colectividad de un centro social de los ingre. sos para subvenir a su funcionamiento: la pequeña cuota que puede imponerse a los usuarios de las viviendas afectadas por la labor del centro, incluyéndola o detrayéndola de la llamada cuota complementaria o

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suplementaria, que para atender a los servicios sociales, obras de urbanización, impuestos y gastos de las cosas comunes se percibe por algunas empresas cons­ tructoras con autorización legal. En grupos importantes esta cuota puede al­ canzar crecidas proporciones y ser interesante, sobre todo porque puede posi­ bilitar operaciones financieras afectando la garantía de su cobro durante una serie de anualidades. .

IV. Las aportaciones de CARITAS Cáritas, por aportar:

su

parte,

puede

El papel de Caritas en el desarrollo de los centros sociales puede ser decisivo para su porvenir en nues­ tra Patria. Nosotros vemos su acción a través de tres modalidades.

a) Construcción y directa gerencia de los centros. Nos parece poco aconsejable y únicamente lo acepta­ mos a título de ensayo para establecer un centro ideal tipo o banco de expe­ riencias sociales.

la dirección de los centros,

b) Colaboración con entidades privadas, construc­ toras y benéficas, asociaciones de vecinos, promotoras de viviendas, corporaciones locales, organismos asistenciales o corporaciones pú­ blicas. Esta colaboración se prestaría en subvenciones a fondo perdido o anti­ cipos reintegrables a largo plazo sin interés. También avalando operaciones financieras concertadas por promotores de centros de reducidas posibilidades. Para el caso de llegar a un acuerdo precisaría suscribir los correspondientes contratos, y tratándose de entidades públicas, los necesarios convenios para determinar los derechos y obligaciones de cada parte; los convenios que sus­ criben los Ayuntamientos con el Estado para la construcción de escuelas pue­ den darnos una idea del tipo de tal clase de instrumentos.

la colaboración financiera

y

c) Colaboración con las mismas entidades, pero li­ mitada únicamente al asesoramiento técnico, facilitan­ do proyectos de centros sociales, vigilancia de obras por arquitecto y aparejador, documentación social e intercambio con centros simi­ lares, asistencia jurídica para el otorgamiento de documentación e incluso abonando de su peculio especialistas en la asistencia social que se prestará durante la primera anualidad de funcionamiento del centro, y, por fin, coordi­ nación con otras entidades de la misma localidad para las obras comunes. Huelga decir que en nuestra actual situación son deseables los tres modos de actuación, pero que el que mayormente habrá de producir una verdadera floración de centros habrá de ser el segundo, pues las dificultades económicas pesan sobre las iniciativas y los deseos e impiden su realización.

su colaboración técnica a entidades promotoras de C. S.

V.

Sugerencias para una regulación legislativa de la materia

Como resumen, y después de analizada críticamente la situación existente, verificada una rápida síntesis de los elementos de solución que nos han de permitir elaborar una línea de acción

Resumen: sería conveniente

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coherente y adecuada al caso concreto, vamos a hacer unas cuantas sugerencias que habrían de permitir la viabilidad de lo expuesto: construir C. S. en todos los grupos y barrios de nueva creación y en los suburbios.

(1) Teniendo en consideración la importancia de que existan centros sociales en las zonas suburbiales y en los barrios de viviendas de nueva creación, se pro­ veerá a su construcción y funcionamiento, equiparando tales instituciones, a efectos fiscales y administrativos, a los edificios escolares y, en consecuencia, otorgando a los municipios y entidades que aspiren a su esta­ blecimiento las máximas facilidades y trato igual que si de escuelas se tratase

(2) El Ministerio de Educación Nacional podría disponer de consignaciones suficientes para subvencionar con un cincuenta por ciento de su coste los presupues­ tos de centros sociales que se establezcan en nuevos grupos de viviendas o en zonas suburbiales, siempre que merezcan favorable informe técnico.

Deberían contribuir a su financiación el Ministerio de Educación Nacional,

(3) Se debería autorizar a los Ayuntamientos para subvencionar a los promotores de centros sociales que considere interesantes para los vecinos del municipio, ya en forma de solares cedidos gratuita y directamente a dichos promotores, ya mediante subvenciones a fondo perdido; igualmente se debería facultar a los Ayuntamientos para costear la nómina de personal de dichos centros en forma de subvención anual y para dotar de material pedagógico y de enseñanza a los centros sociales.

los Ayuntamientos,

(4) Por el Instituto Nacional de la Vivienda se debería considerar a los centros sociales que se establezcan en grupos de más de trescientas viviendas como indispensables para su adecuada habitabilidad si no están situados en el mismo centro urbano y, consiguientemente, otorgarles sus beneficios para la construcción del centro social; los centros sociales proyec­ tados se considerarán incluidos en el decreto-ley de 14 de mayo de 1954 de construcción de viviendas de tipo social, y, por analogía, se le concederá en concepto de anticipo sin interés, reintegrable en cincuenta años, una suma que alcanzará hasta el ochenta por ciento del coste del proyecto. A tal efecto se deberían incluir en sus presupuestos anuales las partidas convenientes para la concesión por tal concepto del mayor número posible de anticipos.

el Instituto Nacional de la Vivienda, Cajas de Ahorros, eteétera.

(5) Las Cajas Benéficas de Ahorro, las Mutualidades Laborales y demás entidades de crédito podrían ser autorizadas para poder invertir parte de sus in­ gresos anuales en la construcción y utillaje de centros sociales, bien construidos directamente por dichas entidades, bien en forma de préstamos o anticipo. Las Asociaciones de vecinos deberían tener personalidad jurídica

(6) Se debería considerar con plena personalidad jurídica a las Asociaciones de Vecinos legalmente constituídas para que, como promotoras de la construcción de centros sociales, puedan solicitar del Ministerio de Educación Nacional, del Instituto Nacional de la Vivienda y de los demás organismos de crédito los préstamos y anticipos convenientes para la edifica­ ción de dichos centros.

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(7) Es conveniente determinar el estatuto de los centros sociales mediante disposición, estableciendo sus les. posibilidades de actuación, finalidad y órganos de ges­ tión e inspección. Es fundamental, no obstante, no per­ der de vista: a) que contra las tendencias del dirigismo estatista o del paternalismo de organismos u organizaciones locales debe facilitarse la participación activa de los interesados en los propios servicios sociales; y b) que, tratándose de asistencia social, ninguna institución tiene el derecho de arrogarse el monopolio, y qué, con independencia de los centros sociales, subsistirán las demás activida­ des e iniciativas que surjan para atender a uno o varios aspectos de la asistencia.

y se debería determinar el estatuto de los Centros Soda-

(8) Sería interesante el contacto entre todos los centros sociales españoles para intercambio de sus experiencias y común estímulo en la labor a realizar. Cáritas particularmente está llamada a servir de nexo entre estos centros, coor­ dinándolos entre sí y creando los órganos indispensables para ello. N O T A S (1) Véase como bibliografía general sobre el tema, los siguientes trabajos: Informations Sociales, núms. de julio 1952 y julio 1957, París; Community facilites and Services, UN ITE D NATIONS, boletín núm. 5, Nueva York, 1952; Nos voisins nos amis, boletín trimestral de la FEDERACION DE CENTROS SOCIALES DE FR AN CIA, Rué Regard, 12, París. También la serie de publicaciones del ENTE GESTIONES SERVIZIO SOCIALE, sobre centros sociales, Vía Savoia, 82, Roma. (2) La semana del suburbio, que se celebró en Barcelona el pasado año, estudió numerosos problemas bajo el común lema de la conversión del suburbio en barrio; véanse los trabajos. (3) Como síntesis de actividades de un centro social, la Federación de Centros Sociales de Francia señala las siguientes: Las actividades del centro social se pueden considerar divididas en las siguientes facetas: 1. Educación: Jardín de infancia, círculos de estudios, conferencias, charlas, excursionismo, biblioteca, educación artística, exposiciones, cursos técnicos y complemen­ tarios, enseñanza del hogar, enseñanza higiénica, cultura física. 2. Placeres: Fiestas, familiares, teatro, cine, coros, paseos y excursiones, deportes, terrenos de juego, gimnasia. 3. Prevención: Lucha contra plagas sociales, puericultura, consulta de lactantes, consulta de psicología, colonias de verano. 4. Vida Social: Círculo de padres, orientación profesional, economía doméstica, casas fami­ liares de vacaciones, tutela de subsidios familiares. 5. Relación con organizaciones exteriores: Asociaciones familiares, escuelas de padres, equipos sociales^ organismos de protección moral de la juventud, tribunales para ñiños, organismos de asistencia oficial y privada. (4) Es sabido que las «familias problema», constituidas por vecinos de educación social defi­ ciente, son causa constante de perturbación y molestia para sus convecinos. Para evitar sus escán­ dalos, pendencias, desaseo y falta de moral social, se preconiza, y así se practica en Bélgica, por ejemplo, la creación de grupos de viviendas destinadas a alojamiento provisional de las familias inadaptadas, para someterlas, con la intervención de asistentas sociales y visitadoras domicilia­ rias, a un proceso educativo, pasado el cual son trasladados a sus viviendas definitivas. Cfr. Los ancianos y enfermos necesitarán una constante ayuda del centro, que muchas veces tendrá que apelar a la colaboración de entidades benéficas y caritativas. (5) La labor cerca de los matrimonios ancianos se desarrolla en muchos centros sociales del extranjero, pues, el problema que se plantea hoy a la sociedad por el aumento del número de ancianos es cada día más grave. Aquí no podemos detenernos en este problema, pero para ello. C fr.: TUNBRIDGE, R. E . : Problemas médicos y sociales del envejecimiento, en la revista de la UNESCO, Impact, julio 56; A g e is opportunity, publicada en Londres, 1949, por el National Oíd People’s Welfare Commitee. PIE D R O LA G IL : Envejecimiento de las poblaciones, Madrid, 1955; GUZMAN R E IN A : El envejecimiento de la población española, en Suplemento al Boletín de Esta­ dística, abril, 1956; Oíd Age in the m ód em W orld, Livingstone, Londres, 1955. (6) Para un proyecto completo de centro social, a punto de construirse en un grupo de viviendas de Barcelona del Patronato de la Vivienda, se ha previsto una superficie de 251,25 me­ tros cuadrados, con un coste de 502.500 pesetas, y para otro centro social en grupo distinto, aprovechando una antigua construcción se distribuyeron los servicios en 110 metros cuadrados, con un coste, sin mano de obra de 179.000 pesetas. (7) Una muy interesante experiencia se ha llevado a cabo en la construcción por los usuarios de un grupo de viviendas barcelonés, de un centro social. Se considera obtenida una economía del 40 por ciento en el coste del proyecto. (8) Cfr. el trabajo del autor, Servicios sociales en un barrio de 600 viviendas, en RAZON Y FE, Madrid, marzo de 1958.

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CONCLUSIONES El Centro Social ha llegado a ser en algunas naciones el punto central de las preocupaciones de los trabajadores sociales, y ello porque subraya necesidades de primer orden, que pide la vida moderna. Esta exige según el me­ dio, atenciones particulares, sea en un núcleo urbano, rural o en un barrio o suburbio de una gran ciudad. Por ello el CENTRO SOCIAL E X IG E : 1) La PRESEN CIA DE U N A CASA y de «alguien» a quien acudir en cualquier problema o necesidad, teniendo la seguridad de ser atendidos siempre con ca­ riño y competencia. Ello presu­ pone CONTINUIDAD en el tiem­ po: el director o la directora del Centro pasarán, pero el Centro permanecerá, porque responde a las necesidades continuas y va­ riantes del sector en el que está enclavado. 2) El Centro Social es la única Institución que satisface a la vez en un barrio a «todas las activi­ dades» y a «todas las edades». Y es la única forma de servicio so­ cial que permite, a la larga, una total familiaridad, una intimi­ dad, un introducirse, sin indis­ creción, en la vida misma de los individuos. No se trata sólo de un «servicio», sino más bien de un intercambio cordial y de una H ERM AN D AD CRISTIANA. 3) En consecuencia, no existe ningún grupo de servicio social que se A D APTE tan íntimamente

A L A V ID A LOCAL, a sus fies­ tas, a sus tradiciones y a todo lo que podemos llamar la «U N ID AD H U M A N A DE U N BARRIO, de un pueblo o de un sector, como el Centro Social. 4) Precisamente en virtud de esa adaptación total a cada me­ dio no se puede hablar de una FO R M ULA TIPO de Centro So­ cial. Cada uno se debe modelar sobre el terreno, y además «debe» seguir evolucionando constante­ mente», sin anquilosarse, sino adaptándose siempre a las nue­ vas corrientes, a las nuevas y eventuales necesidades. Sólo una cosa debe permanecer inmutable: la fraternidad cristiana, el espí­ ritu de servicio, la presencia de un suburbio o barrio, por pobre y miserable que sea, de algo que ayuda a los hombres a superarse y a mejorar. 5) Por ello el Centro Social E X IG E DOS TIPOS D E FOR­ M ACIO N : el espíritu de vocación y la capacitación técnica, ambos complementarios y absolutamen­ te necesarios para la buena mar­ cha del Centro. La mejor voca­ ción fracasaría sin una buena ad­ ministración. 6) Y , finalmente, un Centro Social no se debe valorar por aquello a lo que ha llegado, sino por A Q U E LLO A LO Q U E A S ­ PIRA. En la acción social no se debe mirar sólo el camino reco­ rrido, sino el que podrían alcan­ zar las iniciativas más interesan­ tes y valientes que deben trazar el camino de la acción futura.

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Los Centros Sociales en el Mundo Italia Cuenta aproximadamente con 2.200 Centros Sociales, cuya filiación es, en su mayoría, de carácter parroquial. Están confederados entre sí a través de la «Pontificia Obra de Asistencia» CP. O. A.—Cáritas Italiana), que es la entidad propulsora y organizadora de sus servicios. Tales Centros están regidos por Asistentes Sociales que derivan de la ONARMO (Obra Nacional de Asistencia Religiosa y Moral a los Trabajadores), la cual ha puesto en marcha reciente­ mente una Escuela Superior de Servicio Social en Catania, además de las 23 Escuelas de Asistentes Sociales existentes en el resto de Italia y confede­ radas por este organismo, dependiente de la P. O. A. Las finalidades que se les han asignado son las siguientes: a) Instruir: Colaborar con las iniciativas del Estado para eliminar el anal­ fabetismo e inserción directa en las actividades juveniles o de adultos para el incremento cultural (clases colectivas con conferencias, Escuelas nocturnas, Cursos profesionales, Bibliotecas, Salas de lectura, etc.) b) Educar: Elevar el nivel, tanto en la vida civil como política, religiosa y moral de las poblaciones (Asilos de infancia, cooperación con toda clase de actividades juveniles en el campo económico, social y religioso, discusiones de grupo, excursiones educativas, artes figurativas, etc.). c) Asistir: Resolver las dificultades y necesidades de aquellos que viven en la indigencia económica, ambiental, de trabajo o social. (Con la asistencia fa ­ miliar, individual, actividades de grupo, iniciativas para las colectividades, asistencia en las fábricas, en las obras; asociaciones piadosas de jornaleros, pastores, pescadores, etc.). d) Curar: Asistencia sanitaria a los sectores que no gozan de medicina social, con directivas de acción bien definidas para instruir en el aspecto sani­ tario, higiénico y profiláctico. (Dispensarios, asistencia escolar y en las colonias, asistencia de enfermos.) e) Recreos: Enseñanza de la disciplina interior y exterior en el aprove­ chamiento del tiempo libre y de los entretenimientos apropiados para favorecer un descanso sereno; manifestaciones deportivas y conversaciones instructivas. (Cine, teatro, televisión, deportes, juegos, bar, etc.)

Francia Existe en Francia la «Fédération des Centres Sociaux de France», que agrupa a la mayor parte de los de aquel país. Estos han pasado de los 30 en el año 1947 a los 160 en 1957. Según los Estatutos de la misma, son Centros Sociales todos los organismos que: a) Disponen de locales abiertos permanentemente y destinados a acoger a las familias de la vecindad, sin distinción de ideas políticas ni religiosas ni de clase social. b) Persiguen fortificar y robustecer la familia, para lo cual se ocupan de las actividades diversas propias de todos y de cada uno de los miembros de la misma.

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c) Persiguen, con un espíritu de solidaridad, un ñn educativo y recreativo, tendiendo al mejoramiento físico, moral y social de los que los frecuentan. Siendo la naturaleza de tal Federación de tipo puramente privado, se reco­ noce la existencia de Centros Sociales, aunque no estén adheridos a ella. Se separa, empero, la noción de «Centro Social» de la de otras realizaciones sociales interesantes en su especialidad, pero que no poseen los elementos cons­ titutivos de aquéllos. Así, los dispensarios de higiene social, los centros de protec­ ción maternal e infantil, los patronatos, los centros culturales, los Hogares de An­ cianos, las Casas de Familia, los Hogares rurales, las Permanencias Sociales, etc. Cierto que algunas de estas instituciones llenan fines y tienen una organiza­ ción muy parecida a los Centros Sociales. Entre ellas se pueden contar los Hoga­ res Rurales (Foyers Ruraux), agrupados en una Federación nacional, que ha creado cerca de 800 hogares subvencionados por el Ministerio de Agricultura y el de Educación. Estos hogares funcionan bajo el control de la Comisión inter­ ministerial y de Comisiones departamentales. Se ocupan de actividades cultu­ rales y educativas; algunos añaden actividades médico-sociales y ceden sus locales a las asistentes sociales departamentales o de las mutualidades agrícolas. Pero estos hogares no cuentan con asistentes sociales propias, apartándose por ello de la definición de Centros Sociales. También cabe citar, como se da en España, los centros médico-sociales, dis­ pensarios y centros de protección maternal e infantil, de carácter a veces poli­ valente, pero que limitan su actividad a cuestiones médico-sociales, dejando aparte las realizaciones sociales y educativas y el gran número de realizaciones sociales dependientes de congregaciones religiosas, que combinan la acción social y benéfica a domicilio, con ciertos servicios de carácter residencial, que las acercan a la fórmula de los Centros Sociales. Se trata en este caso de realiza­ ciones ya antiguas (Casa de Caridad de las Hermanas de San Vicente de Paúl), que en los últimos tiempos se han adaptado a las nuevas técnicas. Tal Federación publica la revista «Nos voisins, nos amis» desde 1945, y su secretariado posee un «dosier» completo sobre las actividades de los Centros y facilita servicios comunes a todos ellos.

Secretariado Internacional de Centros Sociales Se celebraron cinco Congresos Internacionales sobre los Centros Sociales, desde 1926 a 1939. Con la guerra se produjo una interrupción de nueve años, pero promovidos por la Federación francesa (rehecha en 1947), se prosiguieron con el de Amsterdam, en 1952, y el de Berlín, en 1956. La sede de dicho Secretariado se halla en la actualidad en Holanda, siendo la Secretaria General la Señorita Maze. El censo de los Centros Sociales en el año 1957 era el siguiente: Federados: A le m a n ia ................................ 13 D i n a m a r c a ............................ 6 Estados U n i d o s .................. 250 Finlandia.................................. 20 Francia ................................ 160 Gran Bretaña. .................. 404 H o l a n d a ................................ 60 S u e cia ....................................... 36 I t a l i a ............................................ 2.000 No federados aún: Austria, Hong-Kong, Indonesia y Líbano 32

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Apéndice

Cómo poner en mar­ cha un Centro Social

Los primeros pasos Quienes toman la iniciativa, sean sacerdotes o seglares, deben considerar primero las razones de oportunidad, necesidad del Centro Social, su empla­ zamiento, posible utilización de un local ya existente, etc. — Si se trata de un suburbio, precisa, ante todo, consultar con la «Comisión de Urbanismo» para conocer la previsión hecha por ellos en este sentido (llá­ menle «Centro Cívico» o Centro Parroquial o Servicios Sociales o un nombre análogo). Estudiándolo conjuntamente con ellos, es probable llegar a resolver de ante­ mano este importante problema. Ellos conocen mejor las «tendencias del cre­ cimiento» de la población y, por ende, el emplazamiento que resultaría más adecuado. Pero conviene significarles bien cuál es nuestra idea de Centro Social, a fin de que el espacio sea suficiente. No basta, si el barrio necesita muchos servicios, con un pequeño solar en el que quepa sólo una guardería u otro ser­ vicio infantil, pues el patio de juegos, el cine, la cooperativa, etc., precisan de una planta capaz y en buenas condiciones. — De todos modos, sería conveniente realizar todos estos pasos previos de común acuerdo con el Director Social de la Cáritas (Nacional o Diocesana), ya que ésta es su función y han andado ya por este camino.

Anim ación del barrio En nuestros suburbios no se hace difícil lograr la colaboración de algunos vecinos, cuando se trata de «hacer algo para ellos»; pero tratándose, en este caso, no de darles algo, sino de «hacer algo con ellos», no basta lograr la reunión de unos cuantos, sino sensibilizar a todo el barrio. Para alcanzar agrupar a los más posibles, en vistas a crear un clima propi­ cio, es preciso, por adelantado, organizar varias reuniones de vecinos (hombres solos), para exponerles nuestro plan. Al celebrarse luego la primera asamblea de vecinos, aunque muchos de ellos asistan por simple curiosidad ya, no obstante se obtendrán buenos frutos. Lo que importa son dos cosas: primero, el ánimo muy decidido de los promotores a no cejar después en su empeño y, en segundo lugar, habilidad para saber presentar el asunto de una manera atractiva (1).

Presentación del tema Importa mucho tanto la «presentación del tema» como «nuestra propia pre­ sentación» ante ellos. a) En cuanto a lo primero, hay que acentuar las ideas simples que ellos ya poseen, ampliándolas todo lo posible. Hablarles de la necesidad de: — Formar una especie de «asociación de vecinos», como único camino para lograr realizaciones concretas en favor del barrio... —. «unirse todos», ya que individualmente no se consigue nunca nada... «La unión hace la fuerza»... (1) Los de algún Centro Social se pueden poner a disposición de los interesados, pidiéndolo a la Sección Social Nacional.

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— que no poseen ellos casi «ninguna fuerza representativa» y que necesitan, por lo tanto, no sólo unirse entre ellos, sino buscar ' . ■ ■ el apoyo de quienes les secunden (la Iglesia, representada por el sacerdote o grupo apostólico que asuman esta Obra)... — que les hace falta, no sólo resolver adecuadamente su problema de vivienda, sino «otras muchas cosas» (guardería, escuelas para adul­ tos, dispensario, cooperativas, etc., etc.), demostrándoles su nece­ sidad y ventajas económicas. .......... b) Y por lo que hace referencia a nosotros, hablarles con gran sinceridad: — Que nos mueve un simple deseo de apoyarles en tales gestiones, contando para ello con la ayuda económica de Cáritas. — Que nos movemos completamente al margen de toda posición po­ lítica. — Que no intentamos condicionar nuestra actitud a ninguha com­ pensación de práctica religiosa, porque en tal caso ésta resultaría ficticia y no espontánea. (Lo sagrado es demasiado serio para supe­ ditarlo a cosas materiales y debe ser un problema que cada cual debe saber resolver con plena autonomía y libertad.) — Que sabiendo la oportunidad (ya que se trata generalmente de grupos apostólicos ya conocidos en el barrio) de poder obtener unos terrenos, creimos que era cuestión de aprovecharlos, para propo­ nerles la edificación de un Centro Social al servicio del barrio. — Que no les queremos prometer nada de lo que no podamos darles * y que tratamos tan sólo de darles la mano para conseguir juntos lo que no podrían obtener ellos solos. No interesa jamás dar la sensación de disponer de dinero o poseer influencia, pues se persigue sobremanera el que conozcan y vayan siguiendo todo el proceso de dificultades con que tropezamos para ir consiguiendo las cosas. M ás que la rapidez, siempre seductora, de alcanzar pronto el fin, interesa la pausa impuesta por las dificultades que irán entorpeciendo los pasos encaminados a realizar la Obra común: esto

será mucho más educativo y eficaz.

La Junta Rectora Estamos describiendo, quizás, uno de los tipos más «sociales» de Centro Social, es decir, aquel cuya propia edificación o adaptación de locales habrá que llevar a cabo con el esfuerzo común. Pero no siempre ocurrirá lo mismo, sobre todo cuando surja la iniciativa de otras entidades sociales (Caja de Ahorros, Municipios, etc.), las cuales pondrán a disposición de la Junta Rectora unos locales ya apropiados. Surgirá, después de la primera asamblea, la necesidad de constituir una espe­ cie de Comité Gestor, el cual tendrá que ser, necesariamente, de composición mixta: socios vecinos y socios colaboradores. Pero tal vez interesará que antes de llegar a la formación del mismo designen los vecinos uno o dos representan­ tes, por calles, encargados de traducir el pensamiento de sus convecinos y de ser los transmisores de todo lo que se acuerde en las reuniones. En sucesivas reuniones se tratará con ellos del orden de urgencia de los servi­ cios que será necesario instalar en el Centro Social, de los Estatutos que regirán la Entidad (1), de los cargos y sus funciones, de la financiación necesaria, del proyecto de edificación, de la organización de equipos de trabajo, etc., etc. Todo ello tal como la marcha de los acontecimientos irá dictando. (1) En Un suburbio de Madrid, después de un par de reuniones con algunos vecinos, se convocó, de viva voz, a una reunión general. Era un día de trabajo por la noche, y a pesar de ello, acudieron más de 500 hombres, quienes se interesaron vivamente para su puesta en marcha. Constituyeron comités de vecindaje ellos mismos, en sucesivas reuniones. Téngase presente que en el mismo lugar, un Padre Jesuíta de gran prestigio social, había predicado unos ejercicios pocos días antes y sólo habían acudido 70 el primer día, para terminar con una docena. Todo ello nos demuestra que aquellos hombres sentían más hambre y sed de «realizaciones sociales» que no de una predicación oral del Evangelio.

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Apéndice III

Proyecto de Reglamento de la Asociación de Vecinos del Barrio de...

CAPITULO PRIMERO A rtículo l.° — Con el título de Centro Social de .......... se constituye en .......... una entidad con domicilio social en .......... y adherida a la Sección de Cáritas Diocesana cuyo objeto y fines son los especificados en el artículo siguiente. A rt . 2 . ° — Constituye objeto y fin de esta sociedad la mejora moral, material y cultural de todos los vecinos de esta barriada, mediante la acción común de los socios y el empleo de los medios legales que estén a su alcance.

A rt. 3.° — Se dedicará especial atención a los problemas asistenciales y socia­ les (culturales, cooperativos, médico-sociales, recreativos, vivienda, etc.). A rt. 4.° — Constituida esta sociedad para defensa y m ejora de todos los vecinos no se hará discriminación alguna por razones políticas o religiosas.

deí barrio,

A r t . 5.° — Esta sociedad podrá adherirse a las entidades similares, tanto de carácter local como provincial o nacional. 6.° — Para atender a los fines de la Sociedad, se establece una cuota de .......... ptas., cantidad que puede alterarse, en más o en menos, por acuerdo de la Junta General, convocada al efecto.

A rt. m ensual

CAPITULO II

D e la J i m i a G e n e r a l A r t . 7.° — La Junta General es el órgano supremo de la sociedad y le corres­ ponde, de manera exclusiva, el nombramiento de la Junta Directiva, el examen y aprobación de cuentas, la admisión y expulsión de socios, así como todas aque­ llas cuestiones que afecten de manera importante a la marcha de la sociedad y los acuerdos sobre disposición de bienes. A r t . 8.° — Las Juntas Generales pueden ser ordinarias y extraordinarias. Las primeras tendrán lugar todos los trimestres en la primera quincena de los meses de enero, abril, julio y octubre, pudiéndose ampliar su número por acuerdo de la misma. Las extraordinarias se reunirán siempre que lo estime conveniente la Junta Directiva o lo soliciten, con su firma, la tercera parte de los asociados.

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A r t . 9.° — Las convocatorias para Junta General se harán con 72 horas de antelación como mínimo, y en ella se expresan los acuerdos que hayan de ser objeto de debate. A rt . 10. — Para que sean válidos los acuerdos de las Juntas Generales, es ne­ cesaria la asistencia, por lo menos, de la mitad más uno de los asociados cotizan­ tes. Si en la primera convocatoria no alcanzara dicho número podrá reunirse en segunda convocatoria, en cuyo caso serán válidos los acuerdos, cualquiera que fuera el número de asistentes, tomándose los acuerdos por simple mayoría de votos. A rt . 11. — No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, para la validez de los acuerdos que impliquen gravamen o enajenación de inmuebles del patrimo­ nio de la sociedad, será necesario el voto de las tres cuartas partes de los socios asistentes.

CAPITULO III

De los asociados A rt .

12.—.Los asociados se dividen en fundadores, de número y adheridos.

A rt . 13.— Los socios fundadores son los que se encuentran asociados en el momento de la presentación de estos Estatutos a la autoridad competente, sepan leer y escribir y sean mayores de 21 años. A rt . 14. — Son socios de número los que permanezcan más de dos años en la sociedad y se encuentren al corriente de su cotización en dicho momento, sepan leer y escribir y sean mayores de 21 años. A rt . 15. — Son socios adheridos todos los que ingresen en la sociedad, hasta que alcancen la categoría de fundadores o numerarios. A rt . 16.— El deber de todo socio es cumplir fiel y estrictamente este Regla­ mento, respetar los acuerdos tomados en Junta General y asistir a las Juntas generales que se celebren. A rt . 17. — Esta sociedad no se podrá disolver mientras haya 10 socios nume­ rarios o fundadores que quieran continuarla. A rt . 18. — En caso de disolución de la sociedad, el patrimonio de la misma pasará a Cáritas Nacional Española para sus servicios sociales. A rt . 19. — Todos los asociados tienen derecho de voz y voto en las Juntas Generales, pero únicamente los socios fundadores y de número pueden formar parte de la Junta Directiva.

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C A P IT U L O IV

De la Junta Directiva A rt . 20. — Para régimen y gobierno de la sociedad habrá una Junta Direc­ tiva, cuyos cargos son gratuitos, honoríficos y reelegibles, compuesta por un Presidente, Vicepresidente, Secretario, Vicesecretario, Tesorero, Contador y un Vocal por cada servicio o sección, con un mínimo de cinco.

El Presidente A rt . 21. — El Presidente tiene la representación de la sociedad. Ejercerá una intervención directa en todos los asuntos concernientes a los demás miembros de la Directiva procurando que cada uno de ellos cumpla con su cargo escrupu­ losamente. Presidirá las sesiones de la Directiva y velará por el fiel cumplimiento de lo dispuesto en estos Estatutos, así como los acuerdos de la Junta General; autorizará con su V.° B.° los libramientos y cargáremes que se le presenten fir­ mados por el Contador y Tesorero, documentos que carecerán de valor sin este requisito, y firmará las convocatorias de las Juntas Generales, cuyo orden del día redactará de acuerdo con la Directiva.

Del Vicepresidente A rt . 22. — Sustituye y tiene las mismas atribuciones que el Presidente, en su ausencia, enfermedad o delegación de aquél.

Del Secretario A rt . 23. — A) Redactará y firmará los documentos que emanen de la direc­ tiva. J3) Llevará un libro registro de socios, en el que conste el número de orden, fecha de ingreso, nombre y apellidos, edad y domicilio de los asociados, así como calidad de éstos. C) Asimismo llevará un libro inventario en el que cons­ ten todos los bienes, muebles e inmuebles, que posea la sociedad, separando los que sean propiedad de la misma de los que posea en depósito o por cualquier otro concepto. D) Formalizará un registro en el que constarán los acuerdos tomados en Junta General, así como las medidas adoptadas para su ejecución y cumplimiento. E) Redactará las actas de las reuniones de las Juntas Genera­ les y de la Directiva, que pasarán, una vez aprobadas, a los libros correspon­ dientes. F) Llevará la correspondencia interior y exterior de la Sociedad, fir­ mará, juntamente con el Presidente, las convocatorias, tanto de Junta General como de la Directiva, G) Presentará a la Junta General una Memoria anual sobre la labor llevada a cabo por la sociedad durante el año.

Del Vicesecretario A rt . 24. — Ayudará y suplirá, en caso de faltar, por enfermedad o ausencia del Secretario y será de su competencia la organización y funcionamiento del archivo de la Sociedad.

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Del Tesorero A rt . 25.— Tendrá a su cargo los fondos de la sociedad, respondiendo de los mismos, salvo caso de fuerza mayor, debidamente justificada. Los fondos se depositarán en el establecimiento de crédito o Caja de Ahorros que, a juicio de la Directiva, ofrezca las suficientes garantías, no conservando en su poder sino la mínima cantidad indispensable. Pagará los libramientos de orden del Presidente, previa toma de razón del Contador y el V.° B.° de aquél. Dará cuenta en las Juntas Directivas del estado de los fondos y de la re­ caudación mensual y formará una cuenta de ejercicios a cada trimestre y llevará los cobros y la contabilidad oportuna.

Del Contador A rt . 26.-—Tomará razón de los ingresos y gastos de la sociedad. Extenderá los recibos y firmará, haciendo las debidas anotaciones en los libros de Con­ taduría. Al final de cada trimestre hará un balance general del movimiento de fondos, que firmará, en unión del Presidente y del Tesorero.

De los Vocales A rt . 27.— Los vocales ayudarán en todo al resto de los miembros de la Junta Directiva, suplirán los cargos vacantes, por número de orden. A rt . 28. — Los vocales que ostenten la presidencia de una sección tendrán, dentro de la misma, las obligaciones y derechos correspondientes al Presidente de la sociedad. A rt . 29. —•La Junta Directiva celebrará una sesión semanal, con carácter ordinario, así como cuantas sesiones extraordinarias se juzgue conveniente. El miembro de la Junta que falte a tres sesiones consecutivas o seis alternas, sin causa que lo justifique, se entiende que renuncia al cargo. A r t . 30. — La Junta Directiva será nombrada por mitad todos los años, en la forma siguiente: En los años pares, el Presidente, Tesorero, Vicesecretario y Vocales uno, tres, cinco, etcétera. En los impares, el Vicepresidente, Contador, Secretario y Vocales, dos, cuatro, seis, etcétera. Estas renovaciones se harán en las Juntas Generales ordinarias que se ce­ lebren en enero. Las vacantes que se produzcan las cubrirá la Junta Directiva con carácter provisional hasta la primera Junta General que se celebre. A rt . 31. — Son atribuciones de la Junta Directiva:

I. — Representar a la sociedad. XX. — Cumplir y hacer cumplir el presente reglamento. III. — Ejecutar los acuerdos de la Junta General. IV . — La adopción de cuantas iniciativas estime oportunas para la conse­ cución de los fines sociales, bien proponiendo a la Junta General la toma de los correspondientes acuerdos, bien dando cuenta, para su aprobación, de aque­ llos cuya urgencia así lo aconsejen. 38

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V. — La administración del patrimonio social. VI. —■La admisión de socios, proponiendo a la general las solicitudes que estime admisibles. A r t . 32 — A la Junta Directiva compete la misión de todos, no pudiendo, en consecuencia, ningún socio

de actuar para y en nombre actuar en tal sentido, sino que debe dirigir sus peticiones a la Directiva o a la Junta General en el turno de ruegos y preguntas.

CAPITULO V

De las Secciones A r t . 33. — Para la mejor consecución cuantas secciones se estimen necesarias, gar, Escuela Profesional para muchachos, derías, Deporte, Cine, Biblioteca, Escuela

de los fines sociales se establecerán tales como dispensarios, Escuela Ho­ Servicio de Ahorros Populares, Guar­ Nocturna para adultos, etcétera.

A rt . 34. — Al frente de cada una de estas secciones figurará un Presidente nombrado por la Junta General de la Sociedad, quien será vocal de la Junta Directiva de la misma. A rt. 35.—-A estas secciones podrá asociarse cualquier vecino de la barriada sin que este hecho le constituya en socio de la sociedad. A rt . 36. — Todos los socios de la sociedad, por el hecho de serlo, pertenecen a las secciones que se organicen, siempre que cumplan con las obligaciones que el reglamento de la sección correspondiente les imponga. A rt . 37. — Cada sección elaborará su propio reglamento, dentro de las si­ guientes bases: a) El nombramiento de personal técnico corresponde a la Junta Directiva de la Sociedad, excepto en el caso de que la sección sea servida por una entidad ajena a la sociedad, en cuyo caso la entidad financiadora nombrará los técni­ cos pertinentes, aunque los someta a la Directiva para su aprobación. b) Al frente de cada sección figurará una Junta rectora, cuyos componen­ tes, con excepción del Presidente, designado de acuerdo con el artículo 34, serán nombrados por la Asamblea plenaria de la sección. c) Cada sección será plenamente autónoma en su administración, y elevará a la Junta Directiva de la sociedad una Memoria anual de sus actividades y tendrá a disposición de dicha Directiva o persona especialmente delegada por la misma, todos los documentos referentes tanto al movimiento de fondos como a cualquier otra actividad de la sección. d) Habrá una Asamblea plenaria en cada sección, compuesta por los socios de la sociedad adheridos a la misma, junto con los vecinos asociados en la sección. A rt . 38. — Una vez elaborado por cada sección su reglamento particular, será elevado a la Sociedad para su aprobación por la Junta Directiva, quien dará cuenta a la junta general.

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CAPITULO VI

De los fondos sociales A rt . 39. — Los fondos sociales se dividen en fondos de la sociedad y fondos de las secciones. A r t . 40. — Los fondos de la sociedad se constituirán de la forma siguiente:

1. ° Con las cuotas ordinarias. 2. ° Con las cuotas extraordinarias. 3. ° Con los donativos, legados, etc., que hagan los asociados o cualquier persona natural o jurídica ajena a la sociedad. 4. ° Por cualquier otro medio que la Junta General estime oportuno y sea admisible en derecho. 5. ° Con préstamos o subvenciones de las diversas secciones. A r t . 41. — Los fondos de las secciones se constituirán en la forma anterior y ademas con las subvenciones o préstamos que la sociedad o cada sección estime oportunos. A rt . 42.— Siendo las secciones organismos autónomos, dentro de la socie­ dad, ninguna de ellas podrá contraer deudas sin consentimiento de la misma. Para ello el presidente de la sección dará cuenta a la Junta Directiva de los actos o contratos que pudieran acarrear responsabilidad económica para la sección. A rt . 43.— Las existencias en efectivo o en valores que sobrepasen el límite que el Tesorero pueda tener en su poder, serán depositadas en un estableci­ miento de crédito a nombre de la sociedad o sección correspondiente, siendo necesarias, para la retirada de fondos, la firma, por lo menos, de dos de los miembros de la directiva, si se trata de la sociedad, o de la rectora si se trata de una sección. A rt . 44. — Para las imposiciones y demás operaciones se empleará el proce­ dimiento que se estime más conveniente para la seguridad del depósito.

CAPITULO VII A r t . 45. — Este reglamento podrá ser reformado en todo o en parte siempre que lo pida la mitad de los socios o lo proponga la Junta Directiva. La reforma sólo podrá acordarse en Junta General extraordinaria, convo­ cada al efecto con cinco días, por lo menos, de anticipación. A rt . 46.— Los individuos que deseen pertenecer a esta sociedad lo solici­ tarán por escrito a la Junta Directiva o al Presidente. A rt . 47.— Los aspirantes que hubiesen sido socios y dados de baja por falta de pago, no serán admitidos si antes no satisfacen las cuotas pendientes de pago.

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Art. 48. — El asociado que cometiera alguna falta contra los Intereses de la sociedad o alguna infracción del reglamento, podrá ser suspendido en sus derechos hasta la primera Junta General, donde se le invitará a defenderse y se le impondrán las sanciones a que hubiere lugar. A rtículo ad ic io n a l

La Junta Directiva podrá proponer a la General el nombramiento de socios honorarios a favor de aquellas personas que por sus merecimientos y servicios prestados a la Sociedad, se hicieran acreedores a tal distinción.

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Proyecto de un Centro Social para un suburbio de Barcelona (Arquitecto Sr. Tintoré)

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CENTRO S O C IA L EN

REU N ES

PLANTA B A J A

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- CENTRO SO CIAL en Avilés al servicio de los obreros de la Empresa ENSIDESA. Fachadas y plantas

rLAUTA

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1 2 3 4 5 ó 7 8 9 10 11

Porche Vestíbulo-descanso Platea Escenario Descanso laquillas Aseos masculinos Aseos femeninos Bar Sala de recreo Taller de lavado y secado eléctrico

12 Aseos femeninos 13 Aseos masculinos 14 Club 15 Club 16 Conferencias-Biblioteca 17 Administración 18 Consultorio ¡urídico-social 19 Escuela de labores 20 Escuela de labores 21 Academia cultural para jóvenes

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C EN T R O S O C I A L

en Montanejos

Fachada del CENTRO SOCIAL establecido en M o n t a n e j o s (Cas­ tellón) diócesis de $egorbe.

3.a Planta del edificio, en la que están insta­ lados la sala de espec­ táculos, guardería in­ fantil, taller de confección y bordados para muchachas, que ocupa asimismo la planta superior. PLANTA 1* SOTANO

1.a Planta en la que están las escuelas nocturnas para jó­ venes, biblioteca y residencia para re­ ligiosas. En el piso superior hay una residencia para obreras.

Este esquema francés indica las principales actividades de un Centro Social en nuestro País vecino. Actividades múltiples, orientadas hacia el mejoramiento físico, moral y social del individuo y de la familia