Caras nuevas en Grecia

siglo un puente invisible que une a Cuba con Estados Unidos ... Por eso ese puente es indestructible y eli- mina toda ... sar su teléfono móvil, encontraron fo-.
3MB Größe 7 Downloads 80 vistas
2

|

enfoques

| Domingo 11 De enero De 2015

planetario

Venecia se rebela contra los equipajes con ruedas de plástico elisabetta piqué

CORRESPONSAL EN ITALIA

ROMA.– Si está por viajar a Venecia, ojo con el equipaje. A partir de mayo, los turistas que lleguen a la ciudad de las góndolas arrastrando un trolley con ruedas de plástico podrán llevarse una sorpresa: multas que van de los 100 a los 500 euros. Una ordenanza que entrará en vigor en unos meses, de hecho, prohibió el uso de este tipo de equipaje. No sólo debido a la contaminación acústica que provoca –para los venecianos resulta una pesadilla tener que oír a toda hora el terrible ruido de legiones de turistas arrastrando sus valijas con ruedas estridentes–, sino también para impedir que los antiguos

Cuando a delinquir también se aprende en familia

pisos de piedra de la ciudad se dañen. Más allá de su insoportable traqueteo y sonido, las rueditas de plástico rígido no les hacen nada bien a los cerca de 400 puentes que cruzan los canales de uno de los lugares más lindos del mundo, invadido cada año por 27 millones de turistas. Tal como decidió el comisario extraordinario del ayuntamiento, Vittorio Zappalorto, sólo estarán permitidos equipajes dotados de ruedas de goma inflables. Los comerciantes también tendrán que acatar la nueva legislación, pero estarán eximidos los 50.000 residentes, cuyas quejas dieron vida a la exitosa “rebelión contra el trolley” veneciana.ß

nelson fernández

CORRESPONSAL EN URUGUAY

PUNTA DEL ESTE.– A la Policía de Maldonado le llamaron la atención algunas denuncias de robo en pleno centro de esa ciudad, capital del departamento de los principales balnearios uruguayos. Las cámaras de seguridad permitieron ver que dos niñas cometían los robos con cierta habilidad. Pasaron los días, y un hombre llamado Pablo, de 35 años, fue detenido en el centro de esa ciudad por un incidente menor. En la comisaría, al revisar su teléfono móvil, encontraron fotos de las niñas que cometían robos. Fueron a su casa, en la ciudad de San Carlos, y allí estaba su concubina, Gerónima, de 40 años, con las hijas de

ésta, una de 11 y otra de 13 años. Las niñas confesaron a los policías que cometían los robos porque su madre y padrastro, que les habían indicado cómo hacerlo, las obligaban a cometer los hurtos. Gerónima fue procesada por el delito de omisión de los deberes inherentes a la patria potestad. Su pareja, Pablo, por delito continuado de violencia privada y por delito continuado de hurto. Las niñas fueron derivadas a un hogar del Instituto del Niño y Adolescente de Uruguay. Una detención casual dejó al desnudo el operativo que esta pareja había armado para este verano: una particular escuela de hurtos.ß

La 2 puente aéreo

Un ajedrez decisivo que se juega sin reglas Martín Rodríguez Yebra

—CORRESPONSAL EN ESPAñA—

D

aniel Scioli consiguió probar una astucia política a menudo infravalorada. Construye una candidatura presidencial competitiva con aforismos optimistas y posturas de una ambigüedad milimétrica. Es capaz de posar para una foto y desatar una petite crisis de Estado. O inyectarle un aura de rebeldía a un compromiso de su agenda social. Quizá con la excepción de Lionel Messi, no hay otro argentino capaz de desatar debates apasionados por el significado de sus silencios. El verano previo al recambio de gobierno empezó dominado por la guerra santa que le declaró el kirchnerismo más visceral a raíz de una visita en apariencia inocente a un stand del Grupo Clarín. La magnitud de las reacciones –“o se está de este lado o se está del otro”, le marcó el jefe de Gabinete– permite predecir una ruptura definitiva. Pero el juego del odio y la reconciliación ya se vio otras veces en los 12 años que Scioli acompaña sin disidencias explícitas el proyecto de poder del matrimonio Kirchner. Si el péndulo vuelve a oscilar hacia la paz, el gobernador habrá conseguido otra victoria estratégica. La catarsis oficialista fortalece su imagen de impulsor de un cambio sin empujarlo a comprometer sus opiniones sobre el legado de la etapa que se cierra. Mientras se discute sobre su foto en Clarín, se ignora qué piensa de la conquista sectaria del Poder Judicial que despliega la procuradora Gils Carbó, cómo valora los negocios personales de la presidenta actual con un contratista del Estado investigado por lavado de dinero, si comparte o no un modelo económico que tolera tasas de inflación asfixiantes, si cree en la receta de reprimir la compraventa de dólares, en el derecho del gobierno a usar en su provecho los medios de comunicación públicos, en la conversión de los servicios de inteligencia en una agencia de espionaje a rivales políticos… Es una ventaja considerable en la carrera a la Casa Rosada. A sus contendientes del oficialismo les toca asumir en cada discurso el ideario kirchnerista para ilusionarse con figurar en una boleta electoral. Y los opositores se sienten obligados a articular un relato alternativo que los convierta en una opción con aspiraciones reales. Les rige la normalidad de los procesos electorales en el mundo democrático, donde los partidos necesitan ofrecer a los votantes una visión específica de su país y del mundo. Incluso cuando íntimamente estuvieran dispuestos a traicionar las promesas el día después de ganar. La posibilidad de éxito de Scioli se sostiene en gran medida en retener una porción importante del electorado kirchnerista y seducir a quienes ansían un ciclo nuevo, pero sin demasiados traumas. El peligro para él es que esta vez la Presidenta vaya en serio. Que haya resuelto combatirlo hasta el final y privar a su partido del candidato mejor posicionado antes de regalarle un solo voto de los que considera propios. Las reglas de la batalla pueden desorientar a Scioli en el momento de coronar su paciente trabajo de tantos años. Cristina retiene la iniciativa en este ajedrez palaciego decisivo para el futuro argentino. Un indicio de cómo actuará está escrito en su ADN político: para ella no hay enemigo peor que un aliado reticente a proclamarse incondicional.ß

g Un puente que siempre estuvo ahí Por Héctor M. Guyot | Foto Yamil Lage/ AFP LA HABANA, 7 DE ENERO DE 2015. El hombre toca la trompeta y suelta las notas hacia la ciudad. Podría estar sentado del otro lado del malecón. La música suele viajar en todas direcciones. De hecho, es desde hace más de medio siglo un puente invisible que une a Cuba con Estados Unidos y que sobrevivió revoluciones, embargos, enfrentamientos, exilios y la cerrada obstinación de los que mandan y deciden de uno y otro lado del mar. Los buenos músicos suelen entenderse en un idioma común que está a medio camino entre el propio y el ajeno. Tantean hasta encontrarlo. Y cuando lo encuentran se olvidan de que en un principio había dos idiomas. Por eso ese puente es indestructible y eli-

HuMor

mina toda distancia. Este que nos ocupa lo construyó gente como Mario Bauzá, Machito, Chano Pozo y Chico O’Farrill, de un lado, y Dizzy Gillespie y Charlie Parker, del otro, allá por la década del 40. Después fue transitado por muchos, de ida y de vuelta. Ahora Obama y Raúl Castro se dan la mano y abren una etapa de distensión política que puede marcar un punto de inflexión para los habitantes de la isla. Pero al mirar este hombre con su instrumento en el malecón de La Habana uno recuerda que Ry Cooder se adelantó unos 15 años, cuando viajó a Cuba junto al director de cine Wim Wenders para rescatar del olvido a viejas glorias de la música cubana,

muchas de las cuales ya brillaban antes de que los barbudos bajaran de Sierra Maestra. Hay que ver la felicidad que experimentan maestros como Rubén González, Cachaíto López o Ibrahim Ferrer cuando se reúnen a hacer música con Ry Cooder y su hijo Joachim ante las cámaras de Wenders. Todo quedó registrado en la maravillosa película Buena Vista Social Club, cuyo suceso llevaría a los músicos cubanos hasta el mismísimo Carnegie Hall neoyorkino. Nada impide imaginar que el hombre que sopla la trompeta está desgranando la melodía de “A night in Tunisia” con ritmo de habanera. Y que el espíritu del gran Dizzy aletea por ahí, en ese rincón de la vieja y castigada ciudad.ß

opiniÓn

Caras nuevas en Grecia: ¿riesgo u oportunidad para la UE? Soledad Gallego-Díaz —EL PAíS—

Patrick Chappatte/ Suiza –Sin humor estamos todos muertos.

David Fitzsimmons/ Estados Unidos –¡Te hemos vengado! Nadie se atreverá a publicar un chiste sobre ti otra vez! –Esta gente está demente.

e

MADRID

l presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lo dijo muy gráficamente: “No nos gusta mucho ver caras nuevas”. Se refería a Grecia, pero seguramente es aplicable a toda la UE. No se puede decir, sin embargo, que la Comisión ejerza la misma presión en todos los casos en los que asoma una novedad. Nadie en ella ha advertido a los franceses que no voten a Marine Le Pen. Nadie avisó a los húngaros que Viktor Orbán era un dirigente problemático, un extremista. Donde Juncker no tiene la menor gana de ver caras nuevas es en Grecia y es una lástima porque ya advirtió Eurípides que, en Grecia, las caras nuevas son las que tienen autoridad. Es precisamente en Grecia donde más falta harían nuevos políticos, capaces de gobernar sin tanta falsedad e hipocresía. ¿O acaso no es de eso de lo que Europa se ha quejado amargamente en Atenas? ¿A qué vino entonces apoyar como candidato a presidente a Stavros Dimas, una cara tan conocida que debería enfermar-

les: 37 años en el partido responsable de esas políticas? Antes de someter a Grecia a otro ataque preventivo, la UE debería tener en cuenta qué ha pasado en estos años. La economía griega nunca tuvo tamaño como para plantear un problema real en la Unión. Su desgracia no es ésa, sino que se la tomó inmediatamente como el escenario donde atajar otros conflictos, el teatro en el que los grandes cauterizan a las posibles contaminaciones que amenacen con debilitar la ideología dominante y su traducción en planes de ajuste. Pero han pasado ya seis años y el resultado de aquellas decisiones está a la vista. Hasta el Fondo Monetario Internacional ha reconocido que la medicina fue excesiva y que el sufrimiento de la población se llevó a extremos que nunca estuvieron justificados por la necesidad, sino por el simbolismo. Empieza un nuevo año, escribe el ex ministro alemán Joschka Fischer, y Europa tiene que decidir entre el make-or-break, el éxito o el fracaso del proyecto entero. El peligro para Europa no está en Atenas, sino en el aumento de los nacionalismos, incluido el nacionalismo ruso. El peligro para Europa no está en lo que voten los

ciudadanos griegos el 25, sino en que los intereses de Alemania y de Italia diverjan cada día más, en que Europa se convierta en una zona de libre cambio, sin papel ni influencia en el mundo. El peligro para Europa ha estado siempre mucho más en la extrema derecha que en el socialismo democrático. El problema es que siempre se ha dado cuenta tarde. La Unión Europea no tiene mucha legitimidad para presionar a los griegos. La ayuda que les ha prestado ha tenido un precio enorme y, lo que es peor, a veces injustificado. Mucho más inteligente seria esperar a ver qué quiere y qué ofrece Alexis Tsipras, si es que realmente consigue formar gobierno. Tsipras, un ingeniero civil de 40 años, no es una cara tan nueva. Fue candidato a alcalde de Atenas en 2006 y lleva desde 2009 en el Parlamento. Su programa habla de socialismo democrático. Obviamente, es un dirigente de la izquierda, pero no parece que exista impedimento alguno para que negocie y llegue a un acuerdo con sus socios europeos para la salida del rescate. Quizás esa negociación supondría el auténtico make-or-break para la UE. Quizá fuera una oportunidad. Una gran oportunidad. ß