apologetica/pdf/La Palabra de Dios frente al posmodernismo


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LA PALABRA DE DIOS FRENTE A LOS DESAFÍOS DEL MUNDO POSMODERNO

Por Norberto Quesada Rodríguez “Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía, sin embargo, cree que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que los poderes mediocres que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión”. Albert Camus

INTRODUCCIÓN. Nunca antes, la iglesia ha necesitado prepararse para entender y aplicar la Biblia de una manera fiel y efectiva como hoy en día. La iglesia de hoy se enfrenta a una gran variedad de doctrinas como distribuidas en un buffet; doctrinas que van de lo sensato, a lo radical y a lo ridículo. Nuestra gente es también consciente de la vasta diferencia entre estilos de adoración y están expuestos a una amplia variedad de acercamientos de la vida cristiana misma. Estas opciones están presentes a lo largo de la comunidad evangélica en casi todos nuestros países. Mucho de lo que la iglesia cree y practica tiene que ver con la manera en que interpreta la Biblia y otras fuentes de verdad. Las decisiones que toma la gente frente a un buffet de doctrinas están influenciadas en gran manera por su acercamiento a la Palabra de Dios. La gente tiene creencias hermenéuticas lo sepa o no. Para la mayoría, aun para muchos pastores, las creencias son borrosas y poco examinadas. 1. PRESUPOSICIONES. Cada cual trae sus propias presuposiciones a la Biblia. La gente tiene presuposiciones sobre la manera en que Dios le habla. a) En algunos círculos religiosos se enfatiza que el bagaje cultural y las disposiciones que la cultura impone hacen que en los creyentes de nuestro tiempo se forme un concepto sobre la(s) manera(s) en que Dios se comunica hoy; por supuesto, para la mayoría de los creyentes evangélicos, la Palabra de Dios es la expresión máxima de su revelación. b) Otra presuposición tiene que ver con la manera en que Dios usa las palabras en la Biblia para tocar los corazones. En muchos casos los textos de la Escritura sirven para apoyar la estructura de nuestro discurso y hacer de estas palabras un sistema de verdades actualizadas al servicio de la comunidad. c) Por último, la manera de encontrar respuestas a problemas reales en sus vidas, implica un acercamiento diferente a la Escritura. Definitivamente, Dios habla a su pueblo que se acerca a él. Sin embargo, muchas de las presuposiciones que nuestros jóvenes tienen hoy en estas áreas, son diferentes a las presuposiciones que se tenían hace tan sólo una década. No cabe duda que los cambios que están ocurriendo en la cultura alrededor nuestro, tiene una fuerte influencia de las presuposiciones que se dan en las mentes y en los corazones de los evangélicos de América Latina y de otros lugares. Estas presuposiciones no se pueden cambiar fácilmente con escuchar unos pocos mensajes ni aun al leer un libro, ya que están arraigadas en el fundamento de la cosmovisión de la persona. 2. EL ASIENTO DE LA MODERNIDAD. Hemos heredado del liberalismo el haber “destruido la apelación a los milagros y la profecía como pruebas de la verdad del cristianismo, y en cambio había hallado la superioridad de éste en sus ideales éticos y en la nobleza de su concepto de Dios,”1 de manera que la experiencia cristiana2 1

DILLENBERGER, John y WELCH, Claude. El cristianismo protestante. Buenos Aires, Argentina : La Aurora. 1954, p. 244. 2 Para el liberalismo, la experiencia cristiana no implica un cambio de actitud sobre el pecado, Dios y la Biblia, sino el sólo reconocimiento de una actitud de “conciencia cristiana”, “juicios de valor” o “experiencias permanentes”, es la pérdida de un mensaje dado objetivamente. Para la teología liberal, la Biblia era

podía tener aún menos derechos a la objetividad y permanencia, que la Biblia o los credos. El pensamiento moderno no retorna al concepto de que Dios ha revelado ciertas verdades o proposiciones que podrían ser llamadas verdades reveladas e identificadas con las palabras de la Biblia. Al referirse al concepto moderno sobre la revelación, los mismos autores DILLENBERGER y WELCH dicen que “la revelación es Dios mismo, no la escritura o los credos o la tradición. Este es el corazón del asunto. La revolución significa, simplemente, Dios presente personalmente. Es Dios viniendo al hombre, su manifestación de sí mismo.” 3 En muchas ocasiones no hay distinciones entre el hombre y el dios del liberalismo. Otra herencia de la modernidad es la teología de la liberación. Protestantes como Rubem Alves, fundador de esta expresión teológica, trataron de usar los resultados más radicales de la crítica moderna para invalidar la autoridad de la Biblia sobre los cristianos. Alves, propuso, por ejemplo, que verdad es simplemente “el nombre dado por una comunidad histórica a sus acciones históricas que fueron, son y serán eficaces en la liberación del hombre.” 4 Además, insistió en que la revelación5 es sencillamente una forma de hablar de algunas conclusiones como si Dios las hubiera hecho. Con estos dos conceptos, Alves redujo la Escritura a otra invención humana. Por su parte, el teólogo liberacionista Leonardo Boff, se hace eco de muchos de los sentimientos de Alves. Su concepto de milagros queda determinado por la idea de que “lo sobrenatural es sólo una forma primitiva de hablar de eventos que fueron puramente históricos y naturales y no milagrosos.”6 Para Boff7, la tarea de la fe cristiana no reside en interpretar las Escrituras, sino en interpretar la vida. Afirma8 además, que la naturaleza de las Escrituras no queda expresada por la palabra de Dios, sino que la Biblia es una palabra humana en la que se sintetiza la palabra divina. Finalmente, unas palabras del teólogo católico, cuando se refiere al texto bíblico como regla de conducta y fe para el creyente: “Es una creencia errónea de que es posible encontrar en las Escrituras patrones específicos para nuestra conducta. Cristo no vino a traer ningún modelo cultural… no estableció dogmas rígidos, ni una moral sin sentimientos… El vino a crear una atmósfera de amor y reciprocidad.”9 Despedimos la teología moderna con un espíritu donde la Biblia ya no es la base de la teología, ni es regla de conducta y fe para el cristiano. Por su parte, para el movimiento feminista, la Escritura es tenida como otro cuerpo de literatura, en la cual se acentúa el reconocimiento de que la “revelación divina no se ha agotado…, antes bien, sigue operado inusitadamente en los procesos históricos de liberación humana, en las actividades personales y colectivas que humanizan la vida y generan relaciones de mayor solidaridad, participación y justicia.”10 Los aires de liberalidad y liberación enseñan que la Biblia es nada más que una colección de pensamientos y recuerdos religiosos en los que los eventos importantes que permitieron a los pueblos antiguos sobrevivir y importante como registro del desarrollo de la experiencia religiosa, y especialmente como registro de la experiencia de los primeros cristianos, pero en último análisis tenía que ser juzgada siempre por la experiencia religiosa moderna. 3 Ibid. p. 254 4 ALVES, Rubem. Theses for a Reconstruction of Theology. Documentos IDOC. Octubre 31. 1970, p. 4. 5 ALVES, Rubem. Theology and the Liberation of Man. En: In Search of a Theology of Development. Geneva : Committee on Society, Development and Peace. 1970, p. 4. 6 BOFF, Leonardo. Liberating Grace. Maryknoll : Orbis Books. 1979, p. 35. 7 BOFF, Leonardo. Las Imágenes de Jesús en el Cristianismo Liberal del Brasil. Cristianismo y Sociedad XIII : 46. 1975, pp. 33,34. 8 Ibid. p. 33. 9 BOFF, Leonardo. Jesucristo, el Liberador. Bogotá: Indo-American Press. 1977, p. 186. 10 AQUINO, Maria Pilar. Nuestro clamor por la vida: teología latinoamericana desde la perspectiva de la mujer. San José : DEI. 1992, p. 206.

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liberarse de la opresión y del sufrimiento, han sido registrados con gran belleza mística y legendaria. 3. EL ASIENTO DE LA POSMODERNIDAD. Las formas académicas de posmodernismo también le presentan nuevas alternativas a la iglesia. Ya en América Latina muchos evangélicos están acercándose a los textos bíblicos con formas influenciadas por corrientes posestructuralistas, aún sin conocer lo que la palabra posestructuralista significa. La palabra se refiere a ciertas filosofías posmodernas que rechazan al autor como autoridad sobre su texto escrito. Estas corrientes no van a pasar de moda como lo hicieron algunas teologías del pasado, porque las filosofías posmodernas son congruentes con corrientes en la cultura popular. Por consiguiente, esta posición implica que el sentido de todo texto escrito se determina por los lectores. No importa lo que el autor quiso decir. Es una posición posmoderna 11 y se basa en complejos argumentos que no pueden ser descontados ligeramente. Es decir, el “significado no es innato al texto por sí mismo, sino que emerge tan sólo al entrar el intérprete en diálogo con el texto.” 12 Sin embargo, ¿qué implica esto para la autoridad de la Biblia? Por lo menos, tendría que redefinirla radicalmente. Hoy en día muchos filósofos, historiadores y estudiosos de la literatura están de acuerdo con el teólogo Robert Morgan, cuando declara: “Los textos, como los hombres y las mujeres muertos, no tienen derechos, ni metas, ni intereses.” 13 Entre evangélicos latinoamericanos también se ve esta postura con más frecuencia. Por casi veinte años el libro sobre la hermenéutica bíblica por José Severino Croatto 14 ha sido popular en algunos seminarios. El subtítulo del libro es: Para una teoría de la lectura como producción de sentido. Según el libro, la meta de la lectura bíblica es producir nuevos sentidos en vez de descubrir15 el sentido determinado por el autor. Consecuentemente, esta teoría sitúa a la Biblia en el banquillo de los acusados. No es un libro que determina autoridad ni tampoco es patrón. Definitivamente, la Escritura deja de ser Palabra de Dios. La mentalidad posmoderna 16 observa una nueva generación que tiende a pensar en forma no sistemática. Como resultado, las personas muchas veces pueden poseer ideas que se contradicen lógicamente. Nos podemos encontrar personas en las iglesias con trasfondo en teología reformada, creyendo en la inerrancia de la Biblia, y en la reencarnación a la misma vez. Es decir, el cristianismo no es diferente de la reencarnación. La época posmoderna es prometedora para la iglesia cristiana que cree en la Biblia. Pero también esconde nuevos y diferentes peligros a los que tendrá que enfrentar. Las herejías modernas han sido reemplazadas por las herejías posmodernas. El racionalismo está cediendo paso al irracionalismo, sin embargo, ambos son hostiles ante la revelación bíblica, pero de distintas maneras. Los modernistas no creían que la Biblia era verdadera, sin embargo, los posmodernistas han desechado completamente la categoría de la verdad, de ahí el incremento y proliferación de los postulados de la Nueva Era, el sincretismo y el caos moral que vivimos hoy. Gene Edward Veith, haciendo referencia a la difícil situación que enfrenta la iglesia de estos tiempos, dice: “Las iglesias 11

http://www.ucm.es/OTROS/especulo/numero6/gad_kose.htm GADAMER, Hans-Georg. Thuth and Method. New York : Crossroad. 1984, p. 261. 13 THISELTON, Anthony C. The Two Horizons: New Testament Hermeneutics and Philosophical Description. Grand Rapids: Eerdmans, 1980, p. 18 14 CROATO. José Severino. Hermenéutica Bíblica. Buenos Aires : La Aurora. 1984. 15 Note la diferencia entre los términos producir y descubrir (énfasis del autor). 16 VEITH, Gene Edward. Guide to Contemporary Culture. Leicester : Crossway Books. 1994, p. 110. 12

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fundamentalistas podrían definirse con facilidad en contra de los modernistas… trágicamente, la mentalidad posmodernista está encontrando un apoyo verdadero adentro de las iglesias evangélicas.” 17 Además, hoy en día un número creciente de líderes laicos en la iglesia tienen formación universitaria. Por tanto, es cada vez más común que los graduados de las universidades seculares salgan con presuposiciones posestructuralistas (tal vez sin conocerlo) acerca de la realidad y del sentido de los textos escritos. No será suficiente negar sencillamente estas presuposiciones. Ni tampoco debemos tratar de hacerlo. Los acercamientos posestructuralistas a la interpretación están basados en parte en observaciones válidas que cada uno debe tomar seriamente. Es cierto que la iglesia evangélica en su totalidad será confrontada por estos temas de una u otra manera, y los líderes deben estar suficientemente informados para ser capaces de guiar a la iglesia sabiamente en la dirección que van a tomar. La iglesia se está acercando rápidamente a un cruce hermenéutico que afectará profundamente nuestras creencias y prácticas. Los cambios en la cultura occidental, la cultura popular y académica, nos están llevando a un punto de crisis. Los cambios sociales también están afectando la iglesia de varias maneras. Los evangélicos sufrieron persecución en los países latinoamericanos. La cosmovisión de estos países no tenía espacio para la fe evangélica. Ser peruano, venezolano, mexicano o cubano (antes de la revolución) significaba que se era también católico, por lo menos de nombre. Las iglesias evangélicas no eran vistas como legítimas. En este ambiente, grupos sociales como las iglesias, construyeron paredes de protección alrededor de sí mismas. Sienten la necesidad de protegerse de las creencias hostiles y de la cosmovisión de la sociedad externa. Parte de este sentido de protección involucra vigilar las fronteras alrededor del grupo. Para ellos es importante identificar claramente quien pertenece al grupo y quien no. Nos ha tocado vivir en un mundo en revolución. Resulta interesante el análisis que hace Justo González de la finalidad que persiguen las revoluciones mal llamadas cristianas. Argumenta que “ante la esperanza del nuevo mun do que ha de surgir tras la revolución resulta fácil dejarse llevar por programas que prometen el establecimiento del reino de Dios. Si tal hacemos, estaremos faltando a nuestra obediencia al Señor encarnado…” 18 Las doctrinas ortodoxas también han funcionado para identificar grupos y miembros. Algunos se identifican así: Nosotros somos aquellos que no veneramos a la virgen. O nosotros somos los que hablamos en lenguas. O nosotros somos aquellos que no hablamos en lenguas, depende del grupo. Yo creo que a veces, para los grupos evangélicos las doctrinas ortodoxas han funcionado como marcas de identificación. La ortodoxia de muchos grupos se ha mantenido por décadas porque la identidad del grupo lo necesitaba. Poco de esto es consciente. Los miembros de los grupos quieren guardar doctrinas o conductas porque piensan que son la voluntad de Dios. Pero la fuerza del deseo en el grupo para mantenerlas viene en parte de su importancia por mantener la identidad de grupo, como aquello que verdaderamente pertenece a Dios. Se confunde la tradición con la autoridad exclusiva de la Biblia, siendo la primera lo más importante.

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Ibid. p. 122. GONZALEZ, Justo. Revolución y Encarnación. Puerto Rico : Colección Universitaria. 1965, p. 79

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Hoy en día, la persecución para los evangélicos ha disminuido bastante. En muchas provincias y ciudades, se reconoce que uno tiene el derecho a ser evangélico, aunque sea latinoamericano. Casi todos ceden a los evangélicos un lugar, por lo menos algo legítimo, dentro de la sociedad. Peor aún, si la cultura latinoamericana está en el proceso de hacerse más posmoderna, es posible que no nos importe mucho esta inestabilidad. Una característica del hombre posmoderno es que es tolerante con las diversas creencias y estilos de vida. Las creencias se consideran como un asunto de preferencia personal. Algunas de estas tendencias se ven entre los evangélicos. Según se puede observar, algunos cristianos parecen actuar como si las creencias doctrinales de una persona fueran un asunto privado y que no importa mucho si los miembros de una iglesia no comparten las mismas convicciones doctrinales. La lucha doctrinal en décadas anteriores se reemplaza no por un sano debate que edifique, sino por apatía. Lo que creemos, pareciera que no importara tanto hoy como importaba anteriormente; pareciera que ya no importa (o que fuera posible) que las iglesias transmitan a sus miembros un sistema de pensamiento cristiano total e integrado, completo con un amplio entendimiento de la Palabra de Dios. De modo pues que el cambio cultural y social se combinan para causar una desviación fundamental en lo que creemos y en la importancia que le damos a lo que creemos.

4. AUTORIDAD DE LA PALABRA DE DIOS. Solamente a través de la palabra de Dios puede mantenerse la iglesia en curso en estos tiempos turbulentos. Son concluyentes las palabras de René Padilla, cuando enfatiza que “ la autoridad de la Biblia es la autoridad de la verdad para la experiencia.” 19 La interpretación de la Biblia en la iglesia no sólo debe ser realizada con destreza, sino que también debe ser basada en premisas sanas y bien pensadas. Las premisas importantes incluyen aquellas que tocan asuntos referentes a la manera en que Dios se comunica con su pueblo a través de la Biblia y cómo el significado del texto debe entenderse y aplicarse a la realidad actual. El acercamiento de los nuevos modelos al estudio de las Sagradas Escrituras ha socavado el principio de la autoridad. El posmodernismo, las nuevas teorías lingüísticas, las teologías liberales y liberacionistas parten de convicciones que ni provienen de las mismas Escrituras. Esto hace que su acercamiento se torne subjetivo y cuestione la autoridad que ellas mismas reclamen para sí. Si las Escrituras no son autoridad, si la verdad de la Biblia ya no es confiable, ¿quién decide qué es la verdad? ¿cuál es la norma? La respuesta es el hombre, quien pretende ser la medida de todas las cosas. En otras palabras, no se cuenta con un elemento directriz. Inevitablemente, el resultado es el subjetivismo, la irracionalidad, en una angustia existencial. Así lo expresa Martín Lloyd-Jones, cuando dice: ¿Quién decide lo que es la verdad? ¿Quién decide lo que es de valor? ¿Cómo se diferencian los grandes hechos verídicos de aquellos que no lo son? ¿Cómo se puede separar el mensaje esencial de la Biblia del trasfondo en que se presenta? Y no sólo esto, sino que en las mismas Escrituras no existen semejantes divisiones y distinciones. La totalidad de la Biblia llega y se ofrece exactamente en la misma forma. En todo el contenido no aparece indicio, sospecha o 19

PADILLA, René. La Autoridad de la Biblia y la Teología Latinoamericana. p. 152. En: El Debate Contemporáneo sobre la Biblia. Barcelona : Ediciones Evangélicas Europeas. 1972.

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sugerencia de que ciertas partes tengan importancia y otras no. Todas nos llegan de la misma manera. Si planteamos la posición moderna en otras palabras, constatamos que se reduce a esto: que en realidad es la razón humana la que decide. Que somos vosotros y yo los que tenemos que llegarnos a la Biblia para adoptar nuestras decisiones basados en ciertas normas que surgen, evidentemente, de la mente. Somos nosotros quienes decimos que una parte de la Biblia se conforma al mensaje que creemos, y que otra parte no se conforma. A pesar de todo lo que se dice, la nueva posición del día, nos deja en el terreno en que los conocimientos humanos y la compañía del hombre son los árbitros finales y la corte suprema de apelaciones. Este fue, precisamente, la posición del viejo liberalismo. Con todo, no faltan quienes dan un giro un tanto distinto al planteado y enseñan que se puede reconocer la Palabra de Dios cuando se habla al ser humano. Cuando en la Biblia apela al hombre, es la Palabra de Dios. Esto, al final de cuentas, significa meter al ser humano en el más crudo subjetivismo. Deja el control al hombre, y el hombre es la autoridad que decide qué es verdaderamente la Palabra de Dios, y lo que no es.20 5. SOLA SCRIPTURA. Los reformadores vieron el peligro que implicaba para la iglesia cristiana la prohibición de la lectura y estudio de la Biblia por parte del pueblo. Uno de los conceptos reformados que se introdujeron fue Sola Scritura. Fue el teólogo francés Juan Calvino 21 uno de los que intentó sistematizar algunos de los conceptos más candentes de la reforma, quien además, hizo grandes aportes al concepto manejado por Martín Lutero de Sola Scriptura. Ellos se dieron cuenta que era imposible apelar a las Escrituras como su autoridad y a la vez someterse a los dogmas de una iglesia que se había alejado de la verdad revelada por Dios. Fue por ello que insistieron en el principio de la Sola Scriptura, es decir, las Escrituras como única y final autoridad en asuntos de fe y práctica, además de situar las Escrituras en el centro de la teología, rechazando así la Regula Fide y la autoridad exclusiva de la iglesia en relación con la interpretación bíblica. Uno de los grandes beneficios que dan las Escrituras, bajo las implicaciones del concepto reformado de Sola Scriptura es que brindan información que no se puede encontrar en ningún otro lugar. Ellas proveen conocimientos no accesibles por ninguna otra fuente, teniendo en cuenta que dicho conocimiento no es tanto de tipo racional, sino relacional. El conocimiento humano no brinda una perspectiva trascendental, sino local y finita. Sólo Dios puede brindar una perspectiva eterna y hablar al ser humano con absoluta autoridad. En la revelación escrita de Dios, es él mismo quien se autorrevela. Las Escrituras son autorrevelación22 divina. En las Escrituras está todo lo que Dios quiere que se sepa en esta vida acerca de él y su voluntad. 20

LLOYD-JONES, Martín. La Autoridad de Jesucristo, de la Biblia y del Espíritu Santo. Córdoba, Argentina : Ediciones Certeza, 1959. p. 40. 21 CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana. Volumen I y II. Rijswijk, Países Bajos : FELIRE. 1968, pp. 26-29. 22 Dos obras importantes manifiestan la importancia del concepto de autorrevelación de las Escrituras. BERKHOFF, Louis. Teología Sistemática. Grand Rapid, MI. : TELL. 1988, pp. 37-44. ARANA, Pedro. La Revelación de Dios y la Teología en Latinoamérica. pp. 37-78. En: El Debate Contemporáneo sobre la Biblia. Barcelona : Ediciones Evangélicas Europeas. 1972.

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El otro concepto que Sola Scriptura proporciona tiene implicaciones teológicas, ya que al ser el único medio de conocer la verdad, al verdadero Dios tanto Creador como Redentor, yuxtapone la revelación a la salvación. Para que el ser humano entienda la revelación es imprescindible el evento soteriológico. Este concepto es claro para Calvino, sólo se llega a Dios por medio de Cristo, y sólo se conoce a Cristo por medio de las Escrituras. El cristiano es una persona que está en relación personal con Cristo, en virtud a su obra redentora y mira la Biblia como una medicación importante de esta relación.

6. LA BIBLIA Y JESUCRISTO. El evangelio de Juan fue escrito “ para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn 20:30,31). Desde el comienzo del evangelio, su autor especifica que hay una relación entre oJ lovgo", kai; oJ lovgo" h\n pro;" to;n qeovn, kai; qeo;" h\n oJ lovgo". ou|to" h\n ejn ajrch`/ pro;" to;n qeovn. pavnta diÆ aujtou` ejgevneto, kai; cwri;" aujtou` ejgevneto oujde; e{n. o} gevgonen. J Según se infiere, Jesucristo es oJ lovgo" en lo que hace y en lo que dice, y la autoridad de la Biblia depende fundamentalmente de la relación que ésta mantiene con la acción y la palabra del Señor. Palabra (oJ lovgo") y acción (pavnta diÆ aujtou` ejgevneto, kai; cwri;" aujtou` ejgevneto oujde; e{n. o} gevgonen) son las modalidades de su autoridad. A veces se confunden entre sí, puesto que su palabra, por ser autoritativa, es a la vez creadora: Él habla y los hombres le siguen (Jn 1:37), los muertos resucitan ( Jn 11), el ciego recibe la vista (Jn 9). Pero la misma autoridad que se manifiesta en lo que dice se manifiesta también en lo que enseña: “como quien tiene autoridad y no como los escribas” (Mt 7:29; Mr 1:22; Lc 4:32). En Jn 8:47 se resume la identificación de la verdad con su palabra, y su palabra con las palabras de Dios (ta; rJhvmata tou` qeou`). Jesucristo es palabra y por el poder de su palabra las cosas son hechas. Definir la palabra revelación con relación a Dios se hace complejo, pensando en el hecho de la dimensión eterna de Dios y su inmensidad. Pedro Arana23 expresa la idea de que la revelación es la presuposición fundamental de la teología cristiana. Las palabras hL'G (gala) del hebreo, y apokaluvptw (apokalypto) del griego, tanto como revelo del latín, han sido vertidas a nuestras Biblias (en español) como revelar; todas ellas expresan igual idea: revelar algo que había estado oculto, de modo que Dios pueda ser visto y conocido por lo que El mismo dice ser. El Diccionario Teológico, ayuda a entender aún más este concepto, cuando dice: “La palabra revelación significa intrínsecamente la declaración de lo que era previamente desconocido. Lo esencial del punto de vista bíblico es que el logos es el agente divino en toda revelación..., en la naturaleza, en la historia y en la conciencia..., revelación redentora llevada a cabo por medio de palabras y hechos maravillosos.” 24 La palabra de Dios es historia que se extiende desde la creación del mundo hasta el fin de los tiempos. Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia proclama los hechos portentosos de Dios. A través de ellos, Dios se revela como Señor, Padre y Salvador, a fin de liberar del pecado y de la muerte a la humanidad pecadora. Con toda razón, Armando J. Levoratti explica que esta historia tiene dos partes: la primera es formar un pueblo eligiéndolo entre todas las demás naciones existentes, para hacer de él, una nación santa, un pueblo sacerdotal y su posesión exclusiva (Ex 23

ARANA, Pedro. Op. Cit. p. 43,44. HARRISON, Everett F., BROMILEY, Geoffrey W., HENRY, Carl F. H. Diccionario de Teología. 1988, p. 467. 24

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19:3-6). La segunda parte de la historia bíblica está “centrada y resumida plenamente en Jesucristo muerto y resucitado, cuyo acontecimiento pascual constituye la revelación definitiva de los designios de Dios.” 25 El hombre creado por Dios se ha envuelto en una serie de acontecimientos a lo largo de su existencia y en ese decursar de hechos ha recibido revelación de Dios. Es importante el comentario de José M. Martínez, al referirse a que: “la base de la credibilidad no ra dica tanto en argumentos lógicos como en hechos que se extienden a lo largo de la historia”. Además, argumenta que “la revelación no consiste sólo en eventos históricos, actos de Dios, incluye manifestaciones verbales de Dios que interpretan los actos.” 26 En este orden del saber, Martínez hace un aporte muy interesante, cuando dice: “Sólo una intervención de Dios mismo puede guiarnos a su conocimiento y al de las grandes verdades que conciernen decisivamente a nuestra existencia.” 27 La epistemología cristiana, según Martínez, enfatiza que “la revelación, y por consiguiente la Escritura tiene por objeto dar al hombre el conocimiento que necesita de Dios, de sí mismo y de su salvación, entendida ésta en sus dimensiones individual y social, temporal y eterna.” 28 Jesucristo se constituye así en el mediador de la revelación y de la redención. Jesucristo es la perfección de la revelación especial en sus palabras y en su carácter. En este sentido, Cristo es persona y mensaje, por ello, en él la revelación como acontecimiento histórico llega a su más elevada expresión. La encarnación, la crucifixión y la resurrección son acontecimientos que revelan y redimen. CONCLUSIÓN. La historia ha transcurrido y con ella los embates a la Biblia. Frente a los desafíos que la modernidad y la posmodernidad han dejado al lector actual, la Escritura es la única opción. El remedio que Dios tiene para su pueblo en general es recurrir a Sus promesas predichas por sus profetas. El escritor del libro de Hebreos (1:1,2) claramente lo manifiesta: “ Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo.” La utopía del modernismo y el posmodernismo ha quedado en el plano de las promesas, y ha puesto al pensamiento humano en una verdadera crisis. Muchos estudioso se ha preguntado: ¿por qué la humanidad, lejos de adelantar hacia armonía, se ha hundido en el abismo de un barbarismo inimaginable? ¿Por qué la ciencia ha servido la causa de la crueldad? ¿Qué de las guerras mundiales, los campos de concentración nazis, el genocidio, la depresión mundial, el caos de Hiroshima y Nagasaky, el Golfo Pérsico, el ensanchamiento de los agujeros de la capa de ozono? ¿Qué hace cualquier creencia en las ideas o fe en el futuro progreso con las más grandes diferencias entre el más pobre y el más rico? ¿Cómo se explica el terrorismo crudo, desalmado y “justificado” por los ideales religiosos más aberrados del mundo actual? Todo esto es resumen de la situación que ha rodeado a los intentos humanos por lograr decir la ultima palabra sobre lo que le rodea y lo que observa. 25

LEVORATTI, Armando J. ¿Qué es la Biblia? En: SÁNCHEZ, Edesio (Ed.). Descubre la Biblia. Colombia : Presencia. 1998, p. 19. 26 MARTINEZ, José M. Hermenéutica Bíblica. Barcelona : CLIE. 1984, p. 43. 27 Ibid., p. 45 28 Ibid., p. 56

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Parece ser que la única respuesta está en la revelación de Dios. Si este mundo quiere volver a encontrarse con su Creador, debe empezar por el principio de la creación. Las ideologías que hoy nos desafían, pueden ser un aguijón que Dios utilice para que escuchemos su voz. Es hora de volver a profundizar en las páginas de la Biblia para redescubrir esa dinámica que nos haga gozosos en la esperanza. Es hora de ver cuanto hay de bíblico en nuestras tradiciones y comportamientos en la iglesia, implicado su funcionamiento. Dios ha dado su Palabra para que seamos promulgadores de ella en los círculos contextuales donde desarrollamos nuestra vida cotidiana. Tenemos la esperanza verdadera, hemos sido el objeto de su amor supremo, podremos presentar a nuestro país el evangelio de Jesucristo con un brillo que deje apagados la falsedad de nuestra oscura sociedad. BIBLIOGRAFÍA ALVES, Rubem. Theology and the Liberation of Man. En: In Search of a Theology of Development. Geneva : Committee on Society, Development and Peace. 1970. ________. Theses for a Reconstruction of Theology. Documentos IDOC. Octubre 31. 1970. AQUINO, Maria Pilar. Nuestro clamor por la vida: teología latinoamericana desde la perspectiva de la mujer. San José : DEI. 1992. ARANA, Pedro. La Revelación de Dios y la Teología en Latinoamérica. Barcelona : Ediciones Evangélicas Europeas. 1972. BERKHOFF, Louis. Teología Sistemática. Grand Rapid, MI. : TELL. 1988. BOFF, Leonardo. Jesucristo, el Liberador. Bogotá: Indo-American Press. 1977. ________. Las Imágenes de Jesús en el Cristianismo Liberal del Brasil. Cristianismo y Sociedad XIII : 46. 1975. ________. Liberating Grace. Maryknoll : Orbis Books. 1979. CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana. Volumen I y II. Rijswijk, Países Bajos : FELIRE. 1968. CROATO. José Severino. Hermenéutica Bíblica. Buenos Aires : La Aurora. 1984. DILLENBERGER, John y WELCH, Claude. El cristianismo protestante. Buenos Aires, Argentina : La Aurora. 1954. GADAMER, Hans-Georg. Thuth and Method. New York : Crossroad. 1984. GONZALEZ, Justo. Revolución y Encarnación. Puerto Rico : Colección Universitaria. 1965.

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HARRISON, Everett F., BROMILEY, Geoffrey W., HENRY, Carl F. H. Diccionario de Teología. 1988. LEVORATTI, Armando J. ¿Qué es la Biblia? En: SÁNCHEZ, Edesio (Ed.). Descubre la Biblia. Colombia : Presencia. 1998. LLOYD, Martín. La Autoridad de Jesucristo, de la Biblia y del Espíritu Santo. Córdoba, Argentina : Ediciones Certeza, 1959. MARTINEZ, José M. Hermenéutica Bíblica. Barcelona : CLIE. 1984. PADILLA, René. La Autoridad de la Biblia y la Teología Latinoamericana. Barcelona : Ediciones Evangélicas Europeas. 1972. THISELTON, Anthony C. The Two Horizons: New Testament Hermeneutics and Philosophical Description. Grand Rapids: Eerdmans, 1980. VEITH, Gene Edward. Guide to Contemporary Culture. Leicester : Crossway Books. 1994. Usado con permiso.

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