Al maestro, con canciones

Eric Clapton, junto a un grupo de amigos célebres, rinde tributo al recientemente fallecido guitarris- ta norteamericano. Aquí, al placer que produce escu-.
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espectáculos | 13

| Domingo 10 De agosto De 2014

Grabaciones

lanzamientoS

Adriana Franco

Al maestro, con canciones

U

n álbum, cuando es consistente, es mucho más que un álbum. Es, de alguna forma, un mecanismo, un artefacto que va más allá de su materialidad, y no sólo por el milagro que siempre es la posibilidad de escuchar música, sino también porque esa misma escucha abre caminos que toman diferentes direcciones. Eso sucede, ahora mismo, con The Breeze - an Appreciation of J.J. Cale, el álbum que acaba de lanzar entre nosotros Universal y en el que Eric Clapton, junto a un grupo de amigos célebres, rinde tributo al recientemente fallecido guitarrista norteamericano. Aquí, al placer que produce escuchar buenas composiciones recreadas por buenos músicos, se suma la posibilidad de volver a apreciar el genio de J.J. Cale y, también, entender mejor la búsqueda artística de Clapton o el lugar que elige y dónde se siente como para crear. Así sucede, claro, con la buena música popular: siempre es mucho más que lo evidente. La elección de los temas no apeló a los más trillados. Así que de entrada aclaremos que no, no está “Cocaine”, aquel tema que popularizó Clapton en 1977 y que, aquí, en la Argentina, y ya en los ochenta, se convirtió en un clásico de las entonces novedosas discos rockeras. Pero sí está esa perfecta descripción del oficio de músico que es “Rock and Roll Records”. Allí, las voces de Clapton y de Tom Petty se alternan para cantar aquello de “hago discos de rock and roll, los vendo por monedas, con eso vivo y alimento a mis hijos”. También contribuyen aquí Mark Knopfler (“Someday” y “Train to Nowhere”), John Mayer (“Lies”, “Magnolia” y “Don’ Wait”), Don White, Christine Lakeland y, especialmente brillante, la voz de Willie Nelson, que con toda la autoridad que le otorgan sus 81 años interpreta “Songbird” y “Starbound”. Figura clave en todos los temas es Jim Keltner, con su precisa batería, indispensable para

Superchería la naturaleza de las cosas: El cielo

la ventanita de arrabal:

aquí, El vacío, Real, En su lugar, En

Ladrillo, El Ciruja, Salteñita, Tres

el aire, Si me dejas deshacer, Antí-

esquinas, El último organito y otros.

doto, Resolver, Abro, Fin y Espiral.

(independiente).

(432 hertzios).

Clapton y J.J. Cale, reunidos para la grabación del álbum de 2006

eric clapton & Friends the breeze :

Call Me The Breeze, Rock

and Roll Records, Someday, Lies, Sensitive Kind, Cajun Moon, Magnolia, I Got The Same Old Blues, Songbird, Since You Said Goodbye, I’ll Be There, The Old Man and Me, Train to Nowhere, Starbound, Don’t Wait, Crying Eyes.

lograr ese pulso rítmico, ese andar de blues rutero que es la marca de la mayoría de las composiciones de Cale. Todos los músicos que participaron, aseguró Clapton, fueron influenciados por Cale. “En los setenta, estaba J.J., estaba Bob Marley y estaba Stevie Wonder. Eran los lugares en los que yo sabía que había material real, creativo, y de ellos, a él es al que sentía que me podía acercar más.” Lo logró, claro, con los años. En 2006 y luego de muchos intentos, lo convenció de grabar juntos. Tuvo que ir, claro, a la casa de Cale, en el desierto californiano y allí, en el

nyt

living, grabaron “Road to Escondido”, que ganó un Grammy al año siguiente. También ha dicho que veía, ve, a Cale como un hermano mayor, aquel que hace lo que él quisiera y no puede. Y no sólo habla de canciones seguramente. Porque en esa aversión de Cale a la industria musical que lo llevó a largos períodos de retiro, vemos algo de Clapton, aunque atenuado. “Prefiero ser el tipo del fondo”, decía Cale. Clapton también fue, exactamente eso, en los tiempos de Delaney and Bonnie, y siempre, en esa pulsión por mostrar su respeto, sea a Robert Johnson o a J.J. ß

Sexteto Fantasma

primal. “Todo el cielo aquí se escapa de mí” es lo primero que canta Pira Bastourre (voz, guitarras y más) sobre una viola antojadiza que recuerda a Wilco. Como los correntinos de Superlasciva o los cordobeses de Rayos Láser, Superchería apunta a esa música sensible que en la Argentina está muy ligada a las primeras generaciones de nuestro rock. Lo hace con un cuarteto sólido que prima el clásico guitarra(s), bajo y batería e interesantes armonías vocales que visten la mayoría de sus canciones. Etéreos, los temas pueden escaparse de nuestros oídos; sin embargo, las letras se nos quedan bien cerca, rumiando. “Si me dejás deshacer / las canciones, las palabras / para volver a escribirlas sin ningún sentido real / vas a saber entender lo que pasa.”Muy recomendable, por momentos hermosamente spinetteano.ß Sebastián Espósito

trackS La trilogía de Cola de Pato La banda del Oeste del Gran Buenos Aires acaba de cerrar su trilogía discográfica con la salida de Aprendiendo a vivir, un álbum que encuentra maduro al quinteto. Diego Pollano (voz y guitarra), Maximiliano Occhiuzzi, Hugo Costilla (am-

El bochi,

tango garage. La idea pudo surgir de aquella experiencia de cruce entre el trompetista Dizzy Gillespie y Osvaldo Fresedo en el invierno de 1956, o de la influencia cercana de Buenos Aires Negro, que incorporaba la trompeta a su sonido turbio y eléctrico. De esos tópicos se nutrió directa o indirectamente la atmósfera del Sexteto Fantasma, que hace valer una iconografía retro, un sonido gipsytango-bailable y una poética lunfarda que redondea su estética. El vibrante sonido de la trompeta y la guitarra eléctrica al estilo Ubaldo De Lío trae un modernismo que hace buen contrapunto con el estilo del cantor. Desde su propio espacio La ventanita de arrabal (una milonga de trampa en un PH de Boedo), el Sexteto Fantasma terminó de construir un tango subterráneo, que reúne a músicos de cuna y atorrantes. La inclusión de Cacho Castaña cantando “Pucherito de gallina” es concepto puro.ß Gabriel Plaza

bos en guitarras), Gustavo Núñez (bajo), César Cenci (batería), Walter Fernández (teclados y programación) y Gustavo Suárez (guitarras acústicas y armónicas) acompañan las 12 nuevas canciones con el tango “Soledad” como bonus y un arte de tapa e interior en 3D (sí, hay que apreciarlo con anteojitos de dos colores). Aprendiendo... cierra la trilogía que habían iniciado con Haciendo pie (2008) y Volando bajito (2010).