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6 EL PREGONERO

FEBRERO 19, 2015

INMIGRACIÓN FOTO/ARCHIVO/JACLYN LIPPELMANN

Miles de jóvenes siguen esperanzados en poder beneficiarse con el programa DACA

De indocumentada a ‘soñadora’ Andrea Acosta El Pregonero

P

ara los niños centroamericanos, la odisea de atravesar varias fronteras es el duro primer paso en el camino hacia el ‘sueño americano’. Petrona María López Barrios (18) pasó de ser una ‘mojada’, que ingresó indocumentada al país sin sus padres, a ser una estudiante ‘dreamer’ que va convirtiendo sus sueños académicos en realidad. “Valió la pena cruzar la frontera para aprender otro idioma y obtener una mejor educación en Estados Unidos. Todo se lo debo a Dios que me ha dado fuerza para seguir adelante”, expresó esta joven guatemalteca. En el 2008, cuando ella tenía diez años y su hermanita María José tenía nueve, emprendieron juntas la travesía de emigrar hacia el norte para unirse a su familia. Anteriormente ya habían experimentado un intento fallido de cruzar el desierto guiadas por un coyote, pero las habían arrestado en México. “Estábamos muy ansiosas. Por un lado, queríamos volver a ver a

nuestros padres, pero al mismo tiempo teníamos mucha tristeza y profundo dolor por dejar atrás a nuestros primos y a la tía que nos había criado y nos enseñó valores”. En el cruce fronterizo de Tijuana, la más pequeña pasó sin problemas mientras la mayor fue arrestada por las autoridades de inmigración y trasladada posteriormente a un refugio en Texas. “Lloraba todas las noches, estaba muy preocupada por mi hermanita. Como los otros inmigrantes, pasaba frío y dormía en el piso sólo protegida con una cobija”. Después de dos semanas de reclusión, le tocó vivir dos meses con una familia extraña hasta que una tía fue autorizada a recogerla y -finalmente- entregarla a la custodia de sus padres en Virginia. No puede olvidar que ese 27 de febrero a las 2 de la madrugada fue muy emotivo: “Nos abrazamos fuerte, lloramos con emoción y estábamos tan felices de reencontrarnos que no pudimos dormir esa noche”. Petrona no veía a sus padres desde que tenía 2 años. En ese entonces, no

FOTO/JACLYN LIPPELMANN

La estudiante Petrona María López Barrios pasó de ser indocumentada, que ingresó al país sin sus padres, a ser una estudiante ‘dreamer’.

tenían recursos y su padre había decidido dejar el campo y emprender otro rumbo para salir adelante. “Mi papá emigró primero para podernos mantener. No descansaba ni sábado ni

domingo. Primero trabajaba como lavaplatos, luego instalando alfombras, todo con tal de enviarnos dinero para poder comer”, contó. El reencuentro fue un momento especial también

porque Petrona volvió a ver a su hermana María José separadas en la odisea fronteriza-, y conoció a su hermano estadounidense José William (10) que en ese entonces tenía dos años. La familia creció y ya tiene dos hermanos más, de 5 años y 4 meses. Sus padres continúan siendo indocumentados, pero ya califican para el DAPA, y la jovencita pudo acogerse al amparo legal provisional de DACA. “Me anularon la orden de deportación que tenía y ya no tengo miedo”, dijo la joven que el año pasado se convirtió en ‘dreamer’. Ya tiene permiso de trabajo, seguro médico y pronto una licencia de conducir, acceso a becas y a la matrícula universitaria como otros estudiantes residentes en Virginia (in-tuition). “Con el DACA se me abrieron muchas oportunidades”, subrayó contenta. Un nuevo panorama emerge para esta ‘soñadora’ que se esfuerza cada día por construir un futuro mejor para ella y su familia. Petrona se graduará el 15 de junio de la escuela secundaria TC Williams de Alexandria, Virginia, se de-

sempeña a medio tiempo en un programa de pasantía remunerada. Ella quiere ser ingeniera ambientalista, inspirada por la labor que hace en la planta purificadora de agua (AlexRenew) donde trabaja. Asegura que ha sido aceptada en siete universidades y no va a descansar hasta obtener un doctorado. “Me gusta la naturaleza y mi plan es ayudar a la gente pobre de mi país a obtener recursos, para que puedan disponer de agua más limpia. En un futuro, quiero educarles en cómo cuidar el medioambiente y contribuir para que tengan agua más higiénica a su alcance”, dijo esta ‘soñadora’ guatemalteca. Su mamá no pasó de la primaria y su papá no pasó de la secundaria, de modo que Petrona representa un orgullo familiar al ser la primera que va a ingresar a la universidad. “No quiero trabajar noche y día como hacen mis padres, matándose para comprar la comida y pagar la renta. Sé que con una profesión podré conseguir un buen empleo y ayudar a mi familia a salir adelante”, agregó.