“A las doce pica mucho el sol”

Cuento original de C. M. Cots

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Fragmento

Elena pierde el control y se derrumba llorando, se derrumba agarrando su mano. Pido ayuda a mis vecinos, pero ninguno acude a mi llamado; es como un sueño en el que quieres moverte y no lo logras, en el que te despiertas asustado y después te sientes aliviado de aparecer sano y salvo en tu cama. Pero esto no es para nada un sueño. Es una pesadilla. Los disparos cesan justo cuando veo el último destello de vida escapar por su nariz. No sé qué es lo que ven mis ojos, no sé si esto sea real. Pero lo que sí sé es que debo hacer algo para detener esto, porque nadie parece darse cuenta, porque a nadie parece dolerle y yo ya no puedo seguir así. La última mirada, la última sonrisa, el último abrazo, el último adiós. Yo daría mi vida por escuchar una sola vez más su risa y ahora una bala perdida me ha quitado esa oportunidad. Una bala perdida, me arrebató lo que más quiero en este mundo. Una sola bala destruyó mi mundo. Una sola bala, me robó mi paz.